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Cómo elegir pedales

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Los diferentes tipos de pedales y su utilidad práctica. Los pedales automáticos y los criterios para elegir por cuál optar, de acuerdo a la actividad principal que vamos a desarrollar con ellos.

El tema de los pedales automáticos es uno de esos temas que despierta muchas dudas a los ciclistas principiantes, fundamentalmente a los de mountain bike, ya que no a los de ruta, donde no suele haber principiantes absolutos (la mayoría se inicia en el mountain bike, y el que adquiere una bicicleta de ruta ya forma parte del deporte y sabe que no hay otra opción fuera de los pedales automáticos).
Por lo general, luego de la compra de su primera bicicleta de mountain bike de calidad, hecha con el espíritu de hacer deporte o ejercicio intenso o cicloturismo, el flamante pedalista suele enviarnos a la redacción la siguiente consulta: ¿Qué tipo de pedales debo usar? Y la verdad es que la pregunta es clave, ya que los pedales son el principal vínculo que nuestro cuerpo tiene con la bicicleta.
Los pedales se ofrecen en cuatro grandes tipos: pedales simples o sin fijación, pedales simples con puntera y eventualmente con puntera y correaje de sujeción (que se denomina jaula), pedales automáticos y pedales de plataforma. Cada tipo tiene un lugar en el mercado, pero a la hora de comprar una bicicleta nueva o un par de pedales es conveniente saber:
– cuál contribuirá a que nuestra pedaleada rinda más,
– cuál a que nos sintamos más cómodos y
– cuál será el más seguro.
Desde ya, el pedal común de la bicicleta barata, que en algunos casos no es ni antideslizante, es simplemente un recurso barato, un sucedáneo de pedal, ya que la pedaleada no rinde porque sólo podemos empujar el pedal en un tramo mínimo de la circunferencia y es sumamente peligroso, especialmente en el mountain bike y en general en cualquier situación en la que estemos rodando con cierta velocidad, porque nuestro pie puede fácilmente deslizarse fuera de él y provocarnos un accidente.

Los automáticos
En el mountain bike los pedales automáticos son la mejor opción. Con ellos el pie queda sujeto al pedal donde debe estar, garantizando que lo operemos a través de nuestros metatarsos. Es la conexión más estable que podamos tener con nuestra bicicleta y nos permiten no sólo aprovechar la fuerza de los músculos extensores de la pierna (cuádriceps, gemelos, etcétera) sino también la de los flexores (isquiotibiales, etcétera). Dicho de otra forma, permiten hacer fuerza para avanzar no sólo en el exiguo tramo en el que baja la pierna, sino también cuando se sube, aprovechando la fuerza de nuestras piernas en todo momento. O sea, podremos hacer que el tramo de empuje hacia abajo sea más largo y, una vez adquirida la práctica, hacer que el pie tire hacia arriba o ayude al otro pie que baja en el resto de la circunferencia. La excelencia de esta técnica conduce a la llamada pedaleada “redonda”, o a “redondear” la pedaleada, que implica el máximo aprovechamiento de nuestra energía.

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Los pedales automáticos nos resultarán también los más seguros, ya que si en un sendero o en una maniobra arriegada o en una curva en velocidad se nos saliera el pie del pedal correríamos muchos riesgos. Por otra parte, será difícil que si usamos la bici para dar un par de vueltas de manzana el riesgo de que se nos resbale el pie esté demasiado latente, pero en una larga pedaleada, aun en asfalto y en condiciones normales, cuando uno está cansado…
Por otra parte, aprender a usarlos no demanda más que un día de práctica, ya que el pie se engancha fácilmente al apoyarlo sobre el pedal y se desengancha con un breve giro del talón hacia afuera. Incluso la traba del pedal tiene distintos grados de tensión, con lo que uno puede comenzar a usar estos pedales con esa traba en el mínimo de tensión e ir ajustándola a gusto cuando nos sentimos seguros.
Otra ventaja no menos importante de estos pedales es que en terrenos de montaña o simplemente irregulares, se nos facilita saltar por sobre obstáculos ejerciendo fuerza hacia arriba desde ellos.
Y finalmente, con el pedal automático no hay que pensar cómo ni dónde está nuestro pie en el pedal, cosa que muchas veces nos distrae y nos obliga a corregir la posición, de manera que, liberados de esa preocupación, podemos concentrarnos en nuestra técnica o incluso en simplemente divertirnos.
El único argumento serio en contra de los pedales automáticos es la posible caida sin poder desengancharse de ellos. Eventualmente esto puede sucederle a un inexperto, aunque si hacemos un breve aprendizaje y los primeros días nos andamos con cuidado y probando mucho el enganche y desenganche, es altamente improbable que nos suceda. Al final de esta nota volveremos sobre este tema.

Puntera y correas
Otro tipo de pedal que utilizan los ciclistas que saben de la necesidad del aprovechamiento de la energía de la pedaleada, y que es el pasado del pedal automático, es el de puntera y correas.
La puntera sola (que puede ser de plástico o metálica) obliga a que el pie apoye con el metatarso y que además podamos alargar algo el tramo de empule hacia abajo y levantar parcialmente el pedal cuando termina el tramo de empuje hacia abajo del pie.
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Esto último se perfecciona cuando en el pedal con puntera además utilizamos el correaje que permite solidarizar el pie con el pedal. En este caso el pie y el pedal están firmemente unidos, se puede desarrollar una pedaleada no tan eficiente como en un pedal automático pero que se aproxima bastante y se evita el riesgo de que el pie se resbale fuera del pedal. El problema de este sistema es que para que la función se cumpla debidamente, el correaje debe ajustar con firmeza el pie, con lo que la posibilidad de sacar y poner el pie se dificulta mucho más que en un pedal automático. En suma, si usamos el correaje flojo, la función de sujeción no se cumple, y si lo usamos ajustado como corresponde corremos el riesgo serio de no poder destrabar los pies a tiempo ante una emergencia. En este sentido, es más peligroso un pedal de jaula bien ajustado que un pedal automático.
Una de las ventajas indiscutibles de este sistema es que es muy económico y no requiere el uso de calzado especial. Pero justamente, cuando usamos calzado convencional, que es inadecuadamente flexible, las fuerzas del pedaleo se concentran en un pequeño tramo de nuestros pies, generando fatiga y dolor cuando hacemos recorridos largos, ya que nuestros pies se ven obligados a plegarse sobre si mismos y desplegarse a continuación en su recorrido por la circunferencia del pedaleo.

Plataforma
Este tipo de pedal no ofrece ningún tipo de anclaje para el pie. En algunos modelos tienen superficies antideslizantes, que nos dan buen grip, pero el sistema en nada ayuda a aprovechar con eficiencia la pedaleada.
Durante muchos años los descensistas usaron este tipo de pedales, que los perjudicaba mucho cuando debían escalar, pero que les daba gran libertad a sus pies a la hora del descenso. Por aquellos años no se valoraba en la especialidad la potencia del pedaleo sino la técnica en la bajada. Pero ya desde hace años la tendencia es la de usar pedales automáticos también en el descenso, por lo menos en el ámbito competitivo más profesionalizado, ya que a la hora de hacer el mejor tiempo se valora a la pedaleada como se lo merece.

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El pedal de plataforma es también un pedal atractivo para los que recién se inician y en general para todos aquellos que aprecian tener sus pies en completa libertad, ya sea por gusto o por la práctica deportiva que desarrollan, como el caso del bmx freestyle, el freeride, el dirt jumping y hasta el descenso recreativo.
Incluso existen actualmente pedales de plataforma con trabas como las de los pedales automáticos, que permiten que cuando usamos el calzado adecuado podamos trabar como con cualquier pedal automático, pero que cuando usamos zapatillas sin trabas podamos disponer de una mayor superficie de apoyo para nuestro pie que la que ofrece el delgado pedal automático corriente.
Muchos riders expertos de especialidades como las mencionadas más arriba, que pedalean habitualmente con pedales de plataforma, aprenden a compensar la falta de conexión entre el pie y el pedal y minimizan las desventajas, pero aun con la mejor técnica y el mejor pedalista, la diferencia a favor del pedal automático es notable.

Cómo elegir automáticos
Siempre que alguien está pensando en comprarse una bicicleta de mountain, o de ruta o incluso una híbrida (la ideal para cicloturismo y en general para uso mixto ciudad-ruta-montaña) y aunque aun no lo tenga incorporado, en su futuro hay un par de pedales automáticos.

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Naturalmente, para usar pedales automáticos debemos tener, además, calzado específico, que no sólo permite instalar la traba en la suela sino que además ofrece otras ventajas. Es rígido, lo que impide que flexione nuestro pie sobre si mismo, evitándonos cansancio y dolores, es liviano y cómodo (hay modelos que son cómodos para pedalear y caminar, otros sólo para pedalear), y fundamentalmente es eficiente en el proceso de transferencia de la potencia.
Metámonos ahora en el tema de cómo elegir los pedales automáticos. Para ello, en principio hay que diferenciar dos grandes opciones:
– Sistemas exclusivos para pedalear, que tienen una traba que se monta por debajo de la suela en una posición optimizada para el pedaleo (y que cuando intentamos caminar con ellos por un reluciente piso del estacionamiento de un shoping puede hacernos vivir la loca aventura del deslizamiento total…). Estos sistemas fueron diseñados originalmente para bicicletas de ruta y son totalmente inapropiados para mountain bike, donde con frecuencia nos bajamos de la bici y caminamos, e incluso para bicis de ruta si no competimos o lo hacemos de tanto en tanto.
– Los sistemas en que la traba está metida “dentro” de la suela, o sea que no sobresale de ella o lo hace mínimamente, y que nos permiten caminar casi normalmente y en algunos diseños de manera completamente normal. Este sistema fue inicialmente desarrollado para el mountain bike, donde el sistema rutero no servía, pero con el tiempo encontraron un amplio camino en las bicicletas de ruta, al punto que en la actualidad, tanto en Europa como en los Estados Unidos, más de la mitad de las bicicletas de ruta que se venden vienen ya equipadas con estos pedales. Es que el que usa bicicleta de ruta también necesita caminar y también valora, cuando necesita bajarse de ella, no andar sonando por ahí como un bailarín de tap.
¿Por qué hay entonces mucha gente que usa el sistema de traba expuesta, cuando por lo visto es mejor el otro sistema, de traba recesiva? Los corredores profesionales lo hacen porque el calzado es un poco más liviano (muy poco), ya que no hay goma extra en la suela, solo una placa plástica o de carbono sobre la que se monta la traba, y también porque, con algunos modelos actuales la interfaz entre el calzado y el pedal es mayor y le aporta al ciclista una más sólida sensación cuando pedalea. Sin embargo, se han hecho tantos avances en el diseño y construcción de los sistemas de traba recesiva, que en la actualidad hay conjuntos pedal/calzado tan eficientes y livianos como los del sistema tradicional.
En cuanto al sistema de traba externa, las marcas líderes ofrecen actualmente lo que se denomina traba “flotante”, una genial innovación que permite que nuestro pie y nuestra rodilla determinen su propio alineamiento sobre el pedal, lo que es extraordinariamente importante para reducir el estrés sobre la rodilla y por consiguiente los dolores en ella. Antes de este diseño, un alineamiento inapropiado podía causar severas lesiones.
En lo que hace al sistema de traba recesiva hay mucho buenos diseños disponibles en todas las marcas líderes. Por lo general se trata de pedales con doble traba que, si bien fueron diseñados originalmente para el mountain bike hoy son muy usados en bicicletas de ruta e híbridas. Algunos tienen incluso un sistema de flotación rotativa, que los hace más amables con nuestras rodillas que los primeros diseños.

Cómo instalar las trabas
Si bien los nuevos sistemas flotantes han hecho que este tema no resulte tan crítico hoy en día, hay un par de cosas que deberemos controlar: el ángulo de la traba y la posición adelante/atrás.
Para determinar el ángulo correcto es conveniente colocar las trabas de manera que, cuando el calzado se mueve hacia adentro, nuestro tobillo casi no llegue a tocar la palanca. Con esta posición, cualquier buen sistema de pedales ofrecerá un generoso ángulo hacia afuera con respecto a la posición neutral (en línea con la bici), lo que significa que nuestro pie puede ir prácticamente adonde quiera. La única razón para modificar la posición de la traba de manera que limite el movimiento hacia afuera es para aquellos que tienen dificultad para girar sus talones lo suficientemente lejos como para destrabarse del pedal.
En lo que hace a la posición adelante/atrás, deberemos posicionar la traba de manera que el centro del metatarso (la parte más gorda de la planta) esté en línea con el centro del pedal. Esta posición nos aportará la mejor transferencia de la energía, sin agregar estrés a la rodilla. Sin embargo, en el caso de aquellos que tienen problemas de rodillas generados por el pedaleo, es conveniente probar corriendo la traba hacia atrás en el calzado, reduciendo de esta manera dramáticamente la palanca que el pedal puede ejercer contra nuestro pie y nuestra rodilla.

Y vamos a cerrar con el tema que le debe haber sobrevolado a todo principiante que leyó esta nota hasta acá. La GRAN cuestión. Cuando uses tus pedales automáticos por primera vez, luego de ensayar varias veces el quita y pon, las chances de que no puedas destrabarte a tiempo, y por consiguiente muerdas el polvo estrafalariamente sujeto a tu bici, son muy pocas, pero existen. La posibilidad de que, con el entusiasmo y la velocidad, se te olvide que para destrabar el pie debés ahora girar tu talón hacia afuera (no simplemente separar el pie del pedal), existe, está ahí como un monstruo acechando en la oscuridad. Y en el momento en que te des cuenta de tu error, cuando ya, por efecto del frenado al que te viste obligado, hayas perdido velocidad, será tarde… Imaginate lo que sigue, atados tus pies, sin otro lugar adonde ir… En cámara lenta, y seguramente rodeado de gente que sólo está ahí para mirarte caer, te desparramarás sobre el suelo en una incomprensible posición. Puede que no te lastimes, o como máximo te produzcas un raspón, pero la humillación puede superar al dolor, ¿no? Y, por sobre todas las cosas, nada hay que te haga tan especial como para que no te suceda lo que prácticamente a todos los que alguna vez estrenamos pedales automáticos nos pasó. ¡Quien no mordió alguna vez el polvo por esta razón qué levante la mano!

Nota publicada en Biciclub Nº209, mayo 2012.

9 Comentarios

9 Comments

  1. Raul

    9 octubre, 2013 a las 11:17 am

    Hola,para mis compañeros

  2. leiber rico

    16 enero, 2015 a las 8:24 pm

    Casi los tengo asi q me esty informando sobre ellos espero no caerme tanto claro se q me caere jeje gracias por la nota esta full

  3. eduardo

    2 julio, 2015 a las 5:37 pm

    ¿cual recomendas para cicloturismo?

    • Biciclub

      5 julio, 2015 a las 6:54 pm

      Eduardo, para un cicloturismo normal, sobre caminos, te recomendamos pedales de plataforma.

  4. Jonatan

    14 julio, 2015 a las 6:36 pm

    Excelente artículo, me ha ayudado mucho.

    Os doy las gracias

  5. Marcos

    6 octubre, 2015 a las 1:46 am

    Muy buen artículo.
    Me queda una duda, con respecto a la seguridad.
    Para dar algo de contexto: hace poco, entrenando en mi mtb con un amigo por una bicisenda, me llevé puesto un mojón central con el pedal… fue un lindo palo.
    Ahora leyendo, me pregunto como responderían los pedales automáticos en una situación de golpe fuerte? Tienen un punto donde la traba suelta por la fuerza del impacto, o lo retienen a uno pegado a la bici?

    Por otro lado, para cicloturismo por caminos no asfaltados, funcionarían punteras (sin amarras)?

    Gracias gente, espectaculares artículos.

    • Biciclub

      6 octubre, 2015 a las 5:31 pm

      Marcos, las calas de los zapatos de ciclismo tienen la posibilidad de ajustarse más o menos para que sea más fácil o difícil desprenderte de los pedales. Para empezar se recomienda tenerlos flojos de modo que con un pequeño movimiento -generalmente lateral- puedas desprender los zapatos del pedal. Según vayas adquiriendo experiencia podrás ajustarlos más. Los ciclistas experimentados suelen desprenderse al instante frente a un necesidad, ya que tienen muy adquirido el hábito de usarlos.
      Para cicloturismo claro que te servirán las punteras, lo único es que, como explica la nota, no aprovechás casi nada del “pedaleo redondo”.

  6. Gustavo

    31 diciembre, 2016 a las 6:25 am

    Mi consulta es: q opinión tienen sobre los pedales mixtos o combinados? Para cicloturismo x terrenos no asfaltados recomiendan el uso de zapatillas comunes o zapatillas cn trabas? Desde ya les agradezco su respuesta a mi inquietud!

    • Biciclub

      2 enero, 2017 a las 1:59 pm

      Hola Gustavo, ¿a qué te referís cuando decís pedales mixtos o combinados? Siempre que quieras hacer la inversión y el aprendizaje de usar automáticos, es lo mejor para pedalear ya sea para competir, hacer cicloturismo o lo que sea, ya que son zapatillas hechas específicamente para pedalear (brindan mayor confort durante el pedaleo, evitando dolores), vas a poder optimizar la energía del pedaleo gracias a poder realizar el llamado “pedaleao redondo” (permiten hacer fuerza para avanzar no sólo en el exiguo tramo en el que baja la pierna, sino también cuando se sube, aprovechando la fuerza de nuestras piernas en todo momento). ¡Te recomendamos leer la nota! Toda la info está ahí.
      Saludos

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Clases para aprender a andar en bici en Buenos Aires

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Laureano Núñez es ciclista, organiza salidas en bici para principiantes y da clases para todos aquellos –adultos y niños a partir de los 12 años– que aun no saben pedalear y quieren aprender. Las clases son 100% personalizadas.
Debido a la situación actual, disponen de comunicación electrónica para un distanciamiento social efectivo.
Las clases se realizan en Puerto Madero, una vez por semana, acordando los horarios según los requerimientos de los alumnos, y duran una hora.
La idea es tener nociones básicas de cómo pedalear en la ciudad, aprender la técnica, perder el miedo y practicar. También se enseñan nociones básicas de mecánica (como arreglar una pinchadura y cambiar una cámara) y teoría básica sobre seguridad vial para movernos de forma segura.
Las clases finalizan cuando el alumno siente que alcanzó su meta y siente que puede seguir por si solo.

Más info sobre las clases: 112823-1343

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Kit de herramientas portátil para emergencias

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mecanica-herramientas-4615bPor descuido propio o por accidente, muchas veces pueden ocurrir imponderables mecánicos en una salida. Para estas situaciones es mejor prever que improvisar y contar con el equipo adecuado que -de acuerdo a la bici y a las habilidades mecánicas del usuario- podrá variar en herramientas y útiles. Dichos elementos deben ser transportables en un bolso bajo asiento o en un bolso o cartera personal, por lo que deberán elegirse cuidadosamente para optimizar el espacio y el peso.

LO QUE NO PUEDE FALTAR

Para todo tipo de bicis 
– Dos o tres desmontadores de cubiertas: de plástico si la llanta es de aluminio mecanizado o de acero si es de aluminio de pared simple o acero.
– Parches: de la medida acorde a la cámara en cuestión. Con cuatro o cinco bastará y se deberán reponer a medida que se utilicen.
– Solución vulcanizante: viene en pomos pequeños, fáciles de almacenar y transportar. Tener especial cuidado, ya que una vez abiertos tienden a secarse con el tiempo. Conservarlos en una bolsita cerrada con banditas elásticas los hace durar más tiempo frescos.
– Lija gruesa: para que la solución trabaje bien es necesario lijar la cámara antes de emparchar. Una o dos tiras de lija pequeñas serán suficientes.
– Cámara acorde al rodado y medida de la cubierta: con una es suficiente ya que habrá que cambiarla si es imposible parchar. Si el espacio lo permite, llevar dos nunca está de más. Hay quienes prefieren cambiar cámara y seguir pedaleando a emparchar, sobre todo en días de mucho calor, lluvia o frío intenso, cuando manipular parches y solución puede ser molesto.
– Inflador: de nada sirve emparchar o cambiar cámara si no tenemos forma de darle aire. Si el pinchazo ocurre de noche o en días no laborables, encontrar una bicicletería, gomería o estación de servicio que brinde aire de manera gratuita puede ser difícil.

Opcionales
– Parches autoadhesivos: no necesitan solución vulcanizante. Son más costosos que los parches tradicionales pero son más fáciles de usar.
– Colocar en las ruedas líquido antipinchaduras es una buena alternativa preventiva. Se vuelca por el pico de la válvula dentro de la cámara y obtura los pinchazos pequeños. Es una buena opción para bicicletas cuyas ruedas son difíciles de desmontar como bicicletas inglesas, con cambios en la maza o con muchos accesorios (guardabarros, portapaquetes, silla de bebé).

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Para bicis de tornillería tradicional
– Llave francesa: las de 6” son ideales ya que tienen apertura suficiente para todas las tuercas y bulones de la bici; son pequeñas y transportables. Esto permite ajustar y aflojar no sólo las ruedas sino también el bulón de expander o patines de freno. En situaciones normales, sólo será necesario aflojar y ajustar las tuercas de las ruedas para sacar y poner la cámara en caso de pinchazo. Si las cuatro tuercas son de la misma medida -14, 15 ó 16 mm- se podrá reemplazar la llave francesa por una llave fija de dicha métrica y así ahorrar peso.

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Para bicis de tornillería allen
– Multiherramienta plegable: es la navaja suiza de la bici. Tiene todas las medidas de llave allen necesarias, destornillador de punta plana y phillips. Algunos modelos traen incluso llaves fijas, cortacadena y desmontador de cubierta. Son una excelente inversión y se presentan en una gran gama de precios y calidades.

Texto: Luddite* | Fotos: Ariel Sabatella

*Mecánico de bicicletas: green_anarchy@hotmail.com, (011)15-4199-4844

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Seguros Rivadavia ofrece variedad de coberturas para la bicicleta y el ciclista

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Seguros Rivadavia ofrece tres líneas de seguros de bicicletas: Bici Pro, Bici Max y Bici Total, las tres con diversas alternativas de contratación en sus coberturas y capitales asegurados. 

Todos estos planes amparan la pérdida total por robo de la bicicleta, el daño total y parcial (tanto en Argentina como en el exterior, si se opta por contratar la extensión de cobertura), accidentes personales para el ciclista y responsabilidad civil ante cualquier accidente que sufra circulando y que pueda provocar daños a terceros, el robo de efectos personales o equipos portátiles electrónicos que porten en bolsos o mochilas en circunstancias de uso de la bicicleta.


En suma, las siguientes son las coberturas básicas:
• Robo total.
• Muerte accidental.
• Invalidez total y parcial permanente por accidente.
• Gastos de asistencia médico-farmacéutica por accidente.
• Cobertura de responsabilidad civil del ciclista.


Y estas coberturas se complementan con una importante gama de servicios adicionales sin cargo para el asegurado.
Pueden acceder a estos planes bicicletas fabricadas desde el año 2000 en adelante.

Para más información: www.segurosrivadavia.com | 0810-999-3200 | info@segurosrivadavia.com
O bien, contactarse con cualquiera de los Productores Asesores de Seguros Rivadavia en todo el país.

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Cicloturismo: Los 5 infaltables en un viaje

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Diseñador y fabricante del exquisito equipamiento para cicloturismo Halawa y viajero experto, Juan Pablo Casaccione nos recuerda los aspectos básicos para que nuestros primeros recorridos largos en bicicleta sean exitosos. El destino, la ropa, la bici, el equipo y cómo distribuir lo que llevamos.

Por Juan Pablo Casaccione*

1. Relevar el lugar
Al comenzar a planear un viaje, lo primero a tener en cuenta es el lugar al que nos dirigiremos. Generalmente se elige por gusto, curiosidad o quizás a dedo, en un mapa a ciegas. Pero ya con el destino definido, algunos puntos a tener en cuenta serán:
– Si el punto de salida es el mismo que el de llegada generalmente se simplifica la logística. Podemos dejar cajas o bolsos de transporte de la bici y otros contenedores que usemos para el viaje.
– Para calcular la cantidad de kilómetros por día: en caminos de subida, calcular que rodaremos entre 7 a 15 km/h y en caminos planos de 18 a 30 km/h.
– Verificar el transporte que usaremos para llegar, días y horarios (micro, avión o vehículos contratados).
– Otro punto a tener en cuenta es la altimetría (relieve) y los vientos predominantes, porque tal vez convenga empezar el recorrido en el sentido contrario al pensado originalmente.
– Chequear clima, épocas de grandes lluvias y deshielos para evitar retroceder. Recordemos que los ríos de deshielo por la mañana temprano no están tan “gordos”, aunque esto no evitará que nos mojemos los pies al cruzar vados o sortear riachos.
– Verificar el horario de salida y puesta de sol y las temperaturas, para determinar cantidad de horas de pedaleo.
– Saber dónde hay lugares de aprovisionamiento, para calcular cuánta agua (a razón de tres litros por día) y comida llevar en las etapas.

2. Armar un buen equipo
A la hora de elegir el equipo, primero hay que decidir si viajaremos solos o acompañados, ya que esto hará la diferencia. Además de la compañía, si se viaja solo se debe reservar más espacio, porque no se puede compartir parte del equipo (calentador, carpa y marmita). Los indispensables:
– Calentador. Hay de dos tipos. Uno es a gas (cartucho), que resulta más económico el aparato pero son más caros los cartuchos y generan más residuos. Otra de las contras es que no funcionan bien en altura y generan mucho volumen para transportar. Los otros funcionan con combustible líquido a presión, son más caros pero el combustible resulta mucho más barato y ocupan menor espacio.
– Marmita: es buena y cómoda opción, pero si no contamos con una se puede resolver llevando una olla chica y un jarro y el resto de cubiertos necesarios. Olla máxima: de 1.5 a 2.0 litros. Hay que ver equipamientos de montaña si se quieren adquirir por partes y no todo el juego junto.
– Carpa: debe ser liviana, con buena habitabilidad, pero sobre todo resistente al viento y al agua. Aunque parezca mentira no todas lo son. Un buen consejo: colocar un film de polietileno debajo de la carpa que sea 5 cm más chico que la misma. Esto protegerá la superficie, evitará que se moje con la humedad del piso y agilizará el guardado.
– Bolsa de dormir: lo importante es no pasar frío. En épocas de calor uno puede destaparse pero con frío no se duerme y depende del lugar y la época nos puede costar la vida. En el mercado existen bolsas de dormir con distintos rellenos: sintéticas y de plumas. Las primeras son más económicas, tienen más volumen y más peso, mientras que las de plumas son más caras, más chicas y livianas. Se recomienda usar aislantes debajo de la bolsa, porque suavizan la dureza del piso y aíslan el frío.

3. Seleccionar la ropa
Soy partidario de usar ropa de ciclismo (calzas cortas o largas para el viaje), ya que es más cómoda. El resto de la ropa, sintética, 0% algodón: remeras, pantalones desmontables (dos en uno pantalón – bermuda) y medias cortas y largas. En cuanto al abrigo, que sea lo más entallado posible, ya que eso evita la pérdida de calor. Siempre vistámonos con capas finas:

A. Camiseta térmica.
B. Chaleco de micropolar o softshell fino.
C. Campera de polar o micropolar.
D. Rompevientos impermeable.
De la A a la D se pueden combinar o colocar todas juntas según la temperatura.

4. Tener la bici en condiciones
Con una bicicleta de 18 velocidades para arriba, podemos viajar. Con una monomarcha y/o fixie no lo recomendamos, porque los cambios ayudan y mucho. No hace falta demasiada sofisticación en el rodado, incluso eso lo hace más difícil de reparar en caso de un imprevisto. En honor a la verdad, teniendo la bicicleta en condiciones, nunca se me presentó un problema en un viaje, sólo pinchaduras y alguna cubierta tajeada. Por eso, es recomendable hacer un service antes de salir.
Por otra parte, el portaequipajes marcará la diferencia en un viaje. Lo recomendamos, ya sea de aluminio o acero, mínimo de dos rayos por lado o, ideal, de tres, y que cubran bien la “espalda” de la alforja.
De repuesto, debemos llevar dos cámaras, parches chicos y grandes y solución, corta cadena, sacacubiertas, inflador, tornillos de repuesto y multiherramientas.

5. ¿Cómo llevar todo esto?
Para todo esto, con alforjas traseras de 50 litros, un bolso estanco de 36 litros sobre las alforjas, un bolso frontal de 6 litros y un bajo asiento, estaremos bien. Los elementos pueden distribuirse de la siguiente manera:
– Alforjas: ropa, equipo y bolsa de dormir.
– Bolso estanco: carpa, aislante y resto del equipo.
– Bolso frontal: cámara de fotos, snacks, rompevientos, linterna y protector solar.
– Bajo asiento: repuestos, cámara, cortacadena, etcétera.

*Cicloturista, diseñador industrial y creador de la marca Halawa: www.halawa.com.ar | Instagram @halawaalforjas | Facebook: Halawa

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