Ciclismo urbano
Cómo reconocer a un peatón sobre ruedas
Por Mario García.
Nuestro personaje de hoy no es ciclista, es un peatón sobre ruedas. Por ello es que elije:
– Viajar en bici en lugar de en auto o en transporte público para viajes cortos.
– Viajar en bici más que a pie cuando es más rápido y conveniente.
– No usar la bici si llueve.
– Usar casco sólo si satisface su ansiedad personal de seguridad.
– Conducir una bici cómoda, práctica y económica.
– Si necesita cargar cosas, usar canasto o alforjas.
– Para evitar mojarse al cruzar charcos, usar guardabarros.
– Pedalear a una velocidad lo suficientemente baja como para llegar a destino fresco y seco.
– Usar ropa corriente, la que necesita para lucir a su manera en su destino.
– Conducir muy lentamente en la vereda si es que es necesario subirse a ella.
– Conducir sin necesidad de parecer un deportista ni por su vestimenta ni por su comportamiento en el tránsito.
– Disfrutar del sentimiento de libertad que le aporta ser un peatón sobre ruedas.
El ciclismo es deporte y recreación. Conducir una bici es una actividad cotidiana, no deportiva.
Esto es lo que necesita el mundo: millones de peatones sobre ruedas.
Intro de la revista Biciclub Nº 251, noviembre 2015.
ABC
Clases para aprender a andar en bici en Buenos Aires

Laureano Núñez es ciclista, organiza salidas en bici para principiantes y da clases para todos aquellos –adultos y niños a partir de los 12 años– que aun no saben pedalear y quieren aprender. Las clases son 100% personalizadas.
Debido a la situación actual, disponen de comunicación electrónica para un distanciamiento social efectivo.
Las clases se realizan en Puerto Madero, una vez por semana, acordando los horarios según los requerimientos de los alumnos, y duran una hora.
La idea es tener nociones básicas de cómo pedalear en la ciudad, aprender la técnica, perder el miedo y practicar. También se enseñan nociones básicas de mecánica (como arreglar una pinchadura y cambiar una cámara) y teoría básica sobre seguridad vial para movernos de forma segura.
Las clases finalizan cuando el alumno siente que alcanzó su meta y siente que puede seguir por si solo.
Más info sobre las clases: 112823-1343
Ciclismo urbano
3 ventajas y 3 desventajas del ciclismo urbano
LO POSITIVO
Tiempo al tiempo
Dice una vieja frase que el tiempo es oro, pero en verdad ni todo el oro del mundo puede comprarnos tiempo de vida. Por eso el primer ítem en esta lista corresponde al invaluable beneficio de controlar nuestros horarios. Contrariamente al cliché acerca de los ciclistas urbanos, estos no eligen tanto la bici por ahorrar dinero ni por amor al medio ambiente, pero sí lo hacen por esta ventaja.
La comparación más clara las podemos hacer con el uso del automóvil particular. El viaje de un punto a otro de la ciudad manejando está sujeto a numerosos factores que hacen impredecible el horario de llegada. Embotellamientos, desvíos, cortes y conseguir un lugar de estacionamiento son cuestiones que afectan directamente el tiempo que nos llevará arribar a destino. Para paliar esta situación algunos conductores eligen salir con mucha anticipación, lo que, si bien puede resultar útil, en definitiva no es otra cosa que alargar la duración del viaje.
Respecto del transporte público en nuestro país, la bici todavía sigue siendo mejor ya que colectivos, trenes y subtes no suelen cumplir los horarios establecidos. Esto puede generar largas esperas en las paradas y estaciones, lo que torna muy difícil ser puntuales en nuestros compromisos. Si en cambio comparamos ir en bici o ir caminando, encontramos que ambas opciones comparten la previsibilidad del tiempo y los horarios de llegada. Pero si de tiempo de viaje se trata, trasladarse pedaleando podría llevarnos la tercera o la cuarta parte de hacerlo a pie.
Estar presentes
Moverse en dos ruedas permite estar en una conexión total con la ciudad. Necesitamos que casi todos nuestros sentidos estén en alerta. Esto nos lleva a estar presentes en el aquí y el ahora, algo que desarrolla muy sabiamente Juan Carlos Kreimer en su libro Bici Zen (Grupo Planeta, 2013). El beneficio es llegar a destino sintiéndonos con energía. Esto impacta positivamente en el rendimiento de quien se moviliza a trabajar o estudiar. Además, estar atentos durante todo el viaje hará que cada trayecto sea distinto. Aún si repetimos la misma ruta constantemente siempre habrá algo en el entorno que nos llamará la atención porque vamos en el mejor vehículo descapotable que se puede usar en una ciudad.
Comunidad
Este punto está muy relacionado al anterior. Contrariamente al aislamiento y la competencia que puede generar el uso del auto particular, la bici promueve el encuentro humano. La cercanía física, el poder estar cara a cara con el otro fomenta la rehumanización de la gran ciudad. Cruzar una mirada, hacer un comentario (¡sí, aunque sea sobre el clima!) o ayudar a resolver un pinchazo nos saca del individualismo y hace que las personas pasen de ser cohabitantes de un espacio físico a miembros de una comunidad. Esta diferencia no se da solamente con los autos; curiosamente también ocurre con el transporte público.
Tal vez en el futuro la gente que viaje en colectivo o tren entable relaciones más parecidas a las de los ciclistas. Pero por el momento les sugiero que hagan el siguiente experimento: al detener la bici en un semáforo prueben entablar una conversación con el ciclista que se detuvo a su lado. Ahora intenten hacer lo mismo en un subte con la persona que va parada junto a ustedes. Intuyo que encontrarán una diferencia.
LO NEGATIVO
Vulnerabilidad
En los países de nuestra región los ciclistas todavía somos muy vulnerables frente al transporte motorizado. Aunque la reaparición masiva de la bicicleta en el escenario urbano lleva ya más de un lustro, todavía es vista por mucha gente como algo extraño. Las últimas décadas se encargaron de fijar en el imaginario colectivo que las calles son de los autos. Esta intrusión de la bici genera reiteradas conductas violentas de parte de quienes manejan un vehículo grande y pesado y que muchas veces ponen en serio riesgo la integridad de los ciclistas. Poco a poco pareciera que esto va cambiando, pero hay que admitir que todavía estamos muy lejos de que nuestras calles sean bike friendly.
Clima
Es cierto que no tiene por qué ser un impedimento para agarrar la bici, pero siendo sinceros, hay días en que la temperatura, el viento y la humedad no son para nada favorables al ciclista urbano. Si bien existen varios trucos que ayudan a minimizar los inconvenientes de andar con lluvia, nieve o un solazo que raje la tierra, lo cierto es que los climas extremos no son nada agradables para optar por la bici. Más de una vez vamos a mirar con ojos de perro mojado a aquellos felices automovilistas, atascados pero con el bendito aire acondicionado.
Prejuicios
Fue tan grande el reinado del automóvil durante décadas que se llegó a pensar que quien no poseía uno era un marginal. El progreso era tener un auto propio y andar en bici era para pobres, hippies o veganos. Todavía esta idea persiste, aunque ya agrietada y con vistas a quebrarse del todo en los tiempos que vendrán. Por lo tanto es común recibir ciertos comentarios desagradables y discriminatorios cuando le contamos a gente desconocida que nos movemos en bici. La tendencia va cambiando (hoy hay CEOs de multinacionales que van a trabajar en bici) pero es necesario saber que todavía es muy frecuente enfrentar este tipo de situaciones.
Les propongo que hagamos una acción concreta: enviar esta nota a alguna persona que podríamos entusiasmar para que empiece a trasladarse en bici por la ciudad. Quizás estas palabras honestas acerca del ciclismo urbano puedan hacer florecer más ciclistas por las calles de la ciudad.
*Periodista y guía de ciclismo urbano en eventos turísticos y corporativos:
Twitter: @tincholehmann, tincholehmann.com.ar
Ciclismo urbano
Ciclismo urbano: cómo actuar frente a la violencia vial
“De vez en cuando me tocan la bocina, incluso cuando estoy pedaleando de manera correcta. Creo que los conductores se irritan por perder unos segundos de su valioso tiempo detrás de un juguete que anda por la calle.” Así dice uno de los incontables testimonios que pueden encontrarse en foros y redes sociales de ciclismo acerca de la violencia que se padece al pedalear por la calle.
El problema es mundial y no se limita a un país o un continente; es una preocupación que existe tanto en una pequeña municipalidad como en grandes organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS). A pesar de las campañas de prevención y seguridad pareciera que la problemática aún no está siendo correctamente atendida ni por los gobiernos ni por los gobernados. En este contexto los que tienen mayores chances de sufrir las malas consecuencias son los peatones y los ciclistas por su vulnerabilidad ante vehículos que superan una tonelada de peso.
No es el automóvil el culpable de la violencia. El auto es un gran invento y nos permite desarrollar muchas actividades que de otra forma no podríamos. Pero muchas personas confunden comprar un auto con comprar la calle. Desde hace décadas, muchos factores refuerzan esta falsa creencia. Tomemos por ejemplo las publicidades de automóviles: por más innovador y creativo que sea un spot televisivo, casi siempre termina en aquella típica imagen en la que se ve al modelo en cuestión andando libre por calles despejadas, sin otros vehículos alrededor. Es de esperar que de vez en cuando algún ingenuo comprador sienta defraudadas sus expectativas cuando sale por su ciudad y se encuentra con que no puede imitar lo que vio en la tele, sino que debe compartir la calle con otros autos y, lo que es peor, ¡con bicicletas y peatones!
Así es que dejamos de entender la vía pública como un espacio común que debemos compartir con tolerancia y pasa a ser un lugar en el que buscamos movernos lo más rápidamente que se pueda para llegar antes que los demás, sin importar cómo.
Aguantar bocinazos
Lo cierto es que todavía nos falta bastante para modificar conductas antisociales tan arraigadas. Mientras tanto lo recomendable es seguir el consejo que generalmente se suele dar: no conviene nunca contestar violencia con más violencia. En la calle no sabemos con quién nos peleamos, de qué situación viene, qué reacciones puede tener y hasta dónde es capaz de atacarnos. Esto no tiene nada que ver con ser cobarde, sino todo lo contrario: es ser inteligentes y cuidar nuestra integridad física. Especialmente los ciclistas, por una cuestión de peso y tamaño, tenemos todas las de perder si nos enfrentamos violentamente ante alguien con un auto o un vehículo aún más grande. Un mínimo toque nos puede desequilibrar y hacer caer.
Una buena idea es capacitarnos aprendiendo cuáles son nuestros derechos y obligaciones. Saber por dónde y cómo podemos andar y por dónde no. Es cierto que requiere tomarse un tiempo, leer, investigar, pero es un deber cívico.
En la mayoría de los casos habrá que aguantar bocinazos, autos que nos pasan cerca para asustarnos, gritos, insultos, pero que si no son respondidos no van más allá de eso. Otra alternativa es anotar la patente y denunciar ante la autoridad en caso de ser necesario. Quizás parezca un recurso un tanto falto de eficacia, pero también es deber nuestro como ciudadanos alertar a quienes deben controlar, porque esa persona que nos puso en riesgo, probablemente mañana pueda hacer lo mismo con otro ciclista.
Lo básico que debemos saber
Tenemos que conocer algunos aspectos básicos de nuestra legislación para saber qué derechos nos asisten y además poder hablar con fundamento cuando surgen discusiones al respecto. Por eso, retomando el comentario del inicio: ¿A quién no le ha pasado de ir pedaleando y recibir un irritante bocinazo desde atrás? Como una voz que nos dice que nos corramos y no molestemos a los “verdaderos” vehículos. En nuestro país la Ley de Tránsito 24.449 en su Artículo 5 reconoce a la bici como un vehículo y le permite circular por la vía pública. Se establece que una bicicleta es un vehículo de dos ruedas que es propulsado por mecanismos con el esfuerzo de quien lo utiliza, pudiendo ser múltiple de hasta cuatro ruedas alineadas. Son muy pocos los lugares por donde prohíbe su circulación, y en ese caso están expresamente indicados en las leyes nacionales y locales. Por lo tanto un ciclista tiene derecho a ocupar su lugar en la calles y que se le respete el mismo. Es más, ¡la bicicleta existía mucho antes que los autos! En calles sin carriles debemos circular por el costado derecho, porque de este modo permitiremos que los demás nos sobrepasen por la izquierda, que es por donde deberían hacerlo. A veces puede ocurrir que la calle sea muy angosta o que haya autos estacionados que nos obliguen a rodar alejados de sus puertas. En ese caso siempre debemos mantener una distancia de seguridad y si no alcanzara el ancho de la calle para que nos sobrepase un auto, este último debe esperar para hacerlo. Hay que mantener la calma y dependiendo de la situación quizás decidamos tener la cortesía de apartarnos o detenernos para que un auto pueda pasar, pero eso ya es una decisión y una opción voluntaria de cada uno. En calles con varios carriles demarcados, estamos obligados como ciclistas a circular por el centro de ellos. “Se debe circular permaneciendo en un mismo carril y por el centro de éste”, dice el Artículo 45 en su inciso b. Hoy en día son muy pocos los ciclistas que lo cumplen porque piensan que están estorbando a los autos o porque se sienten amenazados por los que vienen rápidamente por detrás. Pero además de ser un derecho es una cuestión de seguridad, ya que circular dentro del carril (a pesar de los bocinazos y gritos que seguramente se reciban) produce que los otros vehículos tomen mayor distancia durante los sobrepasos.
¿Alternativos o ridículos?
En las charlas entre ciclistas y en los foros en internet pueden escucharse y leerse muchas alternativas para responder a la violencia vial, especialmente a los bocinazos. Si bien no recomiendo hacerlas (creo que algunas de ellas podrían empeorar las cosas), me pareció interesante incluirlas acá para demostrar que se trata de un problema que afecta a muchísimas personas de que eligen moverse en bici.
-Saludar: la recomendación de varios foristas es responder con un saludo a los bocinazos. Varios de los comentarios aseguran que esto descoloca al agresor e incluso lo hace darse cuenta de su equivocación. Algunos van más allá y dicen que el saludo debe ser tan efusivo como cuando nos encontramos con un viejo amigo que hace años que no vemos.
-¡Desnudarse!: algunos ciclistas dicen que comenzar a quitarse la ropa resulta una reacción sumamente ridícula y evita seguir siendo molestado por el automovilista en cuestión.
-Tirar besos: esta puede ser un poco más riesgosa ya que podría aumentar la ira del agresor al sentirse burlado. Sin embargo es una de las que más se repite en internet cuando se trata de respuestas alternativas.
Por Martín Lehmann
Bicis
Para el NewYork Times, la Dahon Mariner D8 es la mejor bicicleta plegable
Dahon, la empresa pionera en bicicletas plegables, se ha mantenido siempre a la vanguardia de la innovación tecnológica. Sus bicicletas plegables de alta calidad están en el corazón y la mente de los ciclistas de todo el mundo.
Para averiguar qué bicicleta plegable lo hace todo mejor para la mayoría de los ciclistas y usuarios utilitarios, el New York Times ha llevado a cabo una encuesta sobre 13 modelos populares de 9 fabricantes, con más de 85 horas de investigación y pruebas rigurosas sobre los aspectos de la experiencia del usuario, la comodidad de conducción, la facilidad de plegado y el peso de la bicicleta.
Finalmente, la Dahon Mariner D8 se destacó en todos esos aspectos, combinando una buena experiencia de conducción, componentes de alta calidad y un precio razonable, encabezando la lista de las “Mejores Bicicletas Plegables del New York Times”.
Según sus creadores, la inspiración del diseño de la Dahon Mariner D8 tiene su origen en el concepto de la navegación a vela. La superficie súper antioxidante de sus piezas es apta para entornos de alta salinidad y humedad. La Mariner D8 puede guardarse a bordo de un yate o un barco durante mucho tiempo antes de que el piloto salga a dar un paseo por tierra.
Una vez plegada, la Mariner D8 puede guardarse en el baul de cualquier coche o de un vehículo de recreo. Ya sea en el autobús o en el subte, los viajeros pueden llevarla fácilmente, Como puede verse en el video, La Mariner D8 puede además satisfacer fácilmente las necesidades de desplazamiento de los ciclistas. Una verdadera todo terreno.
The New York Times señala que “la Mariner D8 se desplaza cómodamente, suavizando los baches y subiendo y bajando colinas con fluidez; se pliega y despliega rápidamente y se bloquea con seguridad en ambos modos; el diseño también responde a preocupaciones prácticas”. Viene con guardabarros, para evitar que el barro salpique en caso de lluvia. Permite instalar un bolso delantero y en el portapaquetes trasero se pueden transportar y colgar objetos.
Revistas de ciclismo de renombre como Canadian Cycling Magazine y Momentum Mag acuñaron a la Dahon Mariner D8 como la mejor opción para desplazamientos ecológicos y viajes de ocio. “Buena relación calidad-precio con un diseño artesanal perfecto” es la frase que suele resumir su funcionamiento y prestaciones.
Fuente: Las mejores bicicletas plegables, New York Times
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