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Deporte y embarazo

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Al quedar embarazadas, muchas mujeres enfrentan cantidad de dudas sobre qué ejercicios pueden hacer y cuáles deben interrumpir. Las palabras de médicos, entrenadoras y mamás que no se quedaron quietas en la dulce espera echan un poco de luz sobre el asunto.

Texto Rocío Cortina | Foto: Ariel Sabatella

¿Hasta cuándo va a entrenar esta chica? ¿Le habrá preguntado al médico? Quizás tendría que descansar, le haría bien al bebé. Al ver a futuras madres pedalear con una simpática pancita o ir al gimnasio hasta los días previos al parto, los comentarios surgen muchas veces con un tono aleccionador. Pero, si bien cada caso es distinto, los especialistas consultados en esta nota afirman que no hay motivos para que la mujer interrumpa sus prácticas deportivas durante el embarazo. Aunque, claro, con algunos recaudos. Bajar un cambio y disfrutar del deporte en vez de competir, están entre las máximas.

Palabras autorizadas
A lo largo de la historia ha existido una controversia sobre la conveniencia o no de la actividad física durante el embarazo, afirma el médico deportólogo Eduardo Saint Bonnet. Hoy ya no se conjetura, porque la ciencia está capacitada para opinar con fundamento: “La actividad física siempre es conveniente frente al sedentarismo. Es mejor moverse que estar quietas, pero debemos hacer hincapié en el deporte moderado, no competitivo, para que sean gestantes sanas”, afirma el especialista cordobés.
Desde el punto de vista corporal, son muchas las adaptaciones que se producen en el organismo durante el embarazo. Saint Bonett explica que el corazón aumenta su trabajo, hay taquicardia progresiva y el útero grávido obstaculiza el retorno venoso de los miembros inferiores. El volumen de sangre aumenta casi en un 45%, es decir que el corazón debe bombear casi dos litros de sangre más. A su vez, crece el requerimiento de hierro a casi 1 gramo por día. El aparato respiratorio aumenta el requerimiento de oxígeno, por lo tanto se expande la caja torácica, sube la frecuencia respiratoria y la hormona progesterona hace que crezca la capacidad alveolar del pulmón.
En lo que hace al metabolismo, los carbohidratos se acumulan en el hígado y la grasa subcutánea funciona como reserva de energía, o sea que hay un aumento de peso y talla. El promedio de aumento de peso al final del embarazo es de 12 kilogramos. Eso produce una sobrecarga articular sobre pies, piernas, cadera y columna vertebral, que puede ocasionar molestias.
En su libro “Embarazo, ¿Dulce espera?”, el Doctor en Medicina Mario Sebastiani se dirige a dos grupos de embarazadas: las que realizaron actividad física antes de la gestación y las que no. En el caso de las primeras, Sebastiani afirma que no hay motivo para que no continúen con la práctica. Por el contrario las beneficiaría para disminuir frecuentes dolores de cintura, calambres, constipación y acidez y, por otro lado, les ayudará a aumentar su capacidad energética y a mejorar su respiración u oxigenación.
Sin embargo, Sebastiani coincide con Saint Bonett en que la mujer debe restringir la competencia “porque aumenta las exigencias y es probable que no se encuentre a la altura de sus rivales, y el exceso de actividad por encima de su tolerancia puede perjudicar la evolución de su embarazo.”
Para aquellas mujeres que no han practicado ejercicio antes, el médico de la División Tocoginecología del Hospital Italiano de Buenos Aires sostiene que el embarazo no es un buen período para comenzar: “De por sí es una exigencia física sumamente importante para el organismo, motivo por el cual la mujer tiene que ser muy cuidadosa para sumar dos o más elementos de consumo energético.”
Pero si de todos modos la futura mamá quisiera hacer ejercicio, Sebastiani recomienda intentar con gimnasia para embarazadas, yoga, relajación o caminatas al aire libre: “Si la mujer acepta esta sugerencia, habrá aprendido tanto acerca de su cuerpo y de los beneficios del ejercicio que, después del parto, se convertirá en una persona dinámica, saludable y preocupada por su bienestar psicofísico”, asegura el médico.

Cada panza, un mundo
A pesar de las máximas médicas, los consejos y recomendaciones, cada panza es un mundo de sensaciones y revoluciones propias. A Isabel García, compañera de redacción de Biciclub y directora de biciclub.com, todos la veíamos llegar a trabajar en bicicleta y con panza. Sol, que hoy tiene diez meses, estaba en camino y la bici como modo de transporte seguía siendo aliada de su futura madre: “Me hizo muy bien para mantenerme en forma y estabilizar mis niveles de glucosa en sangre, ya que soy diabética. Pedaleé hasta el séptimo mes, después se complicaba. Las últimas veces que había subido a la bici me daban contracciones ¡Por esas fechas me daban hasta por barrer! Me di cuenta de que tenía que bajar la actividad física intensa y volcarme al yoga o stretching.”
Enfrentar el mito que, palabras más palabras menos, afirma que las embarazadas tienen que quedarse quietitas fue una de las cosas más molestas, resalta Isabel: “La gente me inquiría sobre lo que hacía, algunos hasta me trataban de inconsciente. Muchas mujeres me dijeron que sus médicos les habían prohibido pedalear durante el embarazo porque se podían caer. Son cosas que lamentablemente suceden, una se puede caer haciendo cualquier cosa, caminando o subiendo una escalera. Tenemos que estar alertas pero no por eso dejar de movernos.” Y al hablar sobre los cuidados al andar en bici con panza, Isabel remarca: “Trataba de despegar la cola del asiento cada vez que pasaba por algún desnivel o pozo aunque fuese muy pequeño, de prestar más atención al tránsito e ir a velocidades más bajas, no sólo para no subir pulsaciones sino también para que cualquier caída pudiera resultar menos peligrosa.”

Cuando la cigüeña llega en el momento clave
La ciclista correntina Cristina Greve, dedicada a la ruta y actual integrante del equipo Shimano Ladies Power, estaba en un gran momento deportivo cuando quedó embarazada de Ramiro: “Me encontraba en la temporada de ruta en San Juan y tuve que readaptar todo, mis entrenamientos y objetivos. Con un hijo nunca son los mismos tiempos”, confiesa Cristina, en pareja con el también ciclista Leandro Botasso.
Al igual que Isabel, Cristina pedaleó hasta el séptimo mes de embarazo y se volvió a subir a la bici al mes de parir, aunque sin una rutina deportiva: “Sólo por amor a la bici, mientras acomodaba mis tiempos a los tiempos del nene. Después seguí con el asesoramiento médico y de mi entrenador, entrenaba y amamantaba, no era una tarea fácil. Pero siempre tuve el apoyo de la familia, porque sin ellos no hubiese podido ni puedo seguir.”
La actual entrenadora de Cristina en el Ladies Power es Verónica Martínez, quien al referirse al tema, aprovecha para hacer especial hincapié en el arte de la organización para lograr metas: “Pienso que es primordial la planificación del embarazo a la par de un programa de preparación deportiva con metas que ayuden al retorno completo del nivel competitivo requerido.” Cuando le preguntamos a Verónica qué cuestiones recomienda tener en cuenta durante la gestación, ella dice que jamás hay que quedarse: “Se debe evitar abandonar por completo la actividad física. Es importante mantener una buena condición y una dieta nutritiva, no tanto por el deporte sino para tener un buen embarazo y estar preparada para la fecha del parto.”
A Fabiana Peretti la panza también la encontró en un momento clave de su evolución como corredora de aventura, aunque no pudo con la pretendida organización. Cuando quedó embarazada de Florencia, que hoy tiene 18 años, peleaba la punta del Campeonato de Pruebas Combinadas: “Me enteré a una fecha de terminarlo. En ese momento me impactó, me llevó un tiempo digerirlo porque había entrenado mucho para llegar a ese lugar y tenía que dejarlo. Pero nada se compara con ser mamá. Con mi pareja siempre había existido el deseo de ser padres, pero como deportista iba estirando los tiempos”, cuenta Fabiana, que en ese entonces se entrenaba con Elisa Lapenta. Hoy, su primera “profe” en el deporte, recuerda: “Fue un baldazo de agua fría para ambas, pero nos acordamos hoy y sonreímos con complicidad.”
Lapenta, a su vez mamá de Valentina, se dedicó al deporte de alto rendimiento por muchos años y entrenó hasta el octavo mes de su embarazo. Sin embargo, nos invita a tomar las circunstancias con calma: “No recomiendo dejar de entrenar pero lo respeto si quieren hacerlo, así como el deseo de bajar un cambio o seguir adelante. Naturalmente, una mujer embarazada no es ‘igual’ a una que no lo está. La gran diferencia son los cambios hormonales y que ese organismo usa el 110% de su energía en la formación de una nueva personita.”
Fabiana recuerda que durante la gestación suspendió el trote porque le daban contracciones, pero que en cambio caminaba y remaba mucho, además de pedalear hasta los siete meses de forma recreativa. Florencia nació por cesárea y a los cuatro meses su mamá ya estaba de nuevo arriba de la bici: “Aunque sólo me podía ausentar durante una hora y media para volver a darle de mamar a mi hija. Las responsabilidades cambian.”

Los límites
La información está al alcance de la mano, las ventajas de ganarle al sedentarismo son muy claras y las historias de chicas que no se amedrentaron por ver crecer su panza son más que inspiradoras pero… los temores pueden aparecer igual.
Uno de los interrogantes más frecuentes suele ser el límite de la actividad física a realizar. ¿Cuánto está bien y cuánto es mucho? El doctor Sebastiani, desde su libro “Los sí y los no del embarazo” (editorial Paidós), nos ayuda: “El sentido común dirá que cada mujer tiene su propio límite, aunque no se encuentre escrito con precisión. Si está acostumbrada a practicar una rutina, los cambios serán mínimos. Se evitarán aquellos ejercicios que impongan un brusco cambio de la posición de la cabeza por la fragilidad ante mareos y los que obliguen a estar mucho tiempo de espalda en el segundo y tercer trimestre, dado que el útero se apoya sobre la vena cava y disminuye el retorno de sangre al corazón, lo que puede producirle una disminución de la tensión arterial. Obviamente hay que hacer ejercicios de estiramiento y de precalentamiento antes de iniciar la rutina y parar cada vez que se sienta cansada.”
Para aquellas que se preguntan si hay posibilidad de sufrir un aborto provocado por el deporte, Sebastiani explica: “No existe relación alguna demostrada entre ejercicio físico o una actividad intensa y la ocurrencia de un aborto. La mayoría de los abortos son por causas genéticas y la genética no se ve afectada ni modificada por la actividad física.”
Sin embargo, el médico sí habla sobre posibles riesgos del exceso de deporte y su vinculación con el parto prematuro: “Un exceso en la actividad física conlleva la disminución en la cantidad de oxígeno que llega al feto, porque hay que oxigenar a los músculos en el momento del práctica deportiva. Esto podría producir que los bebés sean más pequeños. Y un aumento de la temperatura corporal podría inducir contracciones uterinas prematuras, además de que el estrés competitivo podría favorecer la liberación de las hormonas de las glándulas suprarrenales, lo cual disminuye el flujo de sangre de la placenta.”
Finalmente, el médico considera que los deportes más recomendados para embarazadas son aquellos aeróbicos, como caminas, trotes, ciclismo y natación: “Estimulan el sistema circulatorio de manera tal que el oxígeno llegará a los tejidos y a las células. Así se estimula también el sistema cardiorrespiratorio. La mayoría de ellos pone toda la musculatura en funcionamiento y probablemente los dos mejores sean la natación y el ciclismo, dado que la persona no debe soportar el peso de su cuerpo.”
Ahora sí, con información y control médico de por medio, no hay excusas para quedarse quietas y no contagiar a los chicos, ya desde la panza, la sana costumbre de moverse.

BÁSICOS
Los pro del deporte en el embarazo

Por Eduardo Saint Bonnet

1. El deporte practicado con intensidad moderada mitiga o disminuye los casos de hipertensión arterial o eclampsia.
2. El deporte es beneficioso en el caso de madres diabéticas.
3. La circulación y oxigenación fetal no se ve alterada si la embarazada practica deportes.
4. En especial, la natación aporta un efecto protector contra los embarazos pretérmino o prematuros.
5. Los requerimientos nutricionales se duplican con ambas actividades, deporte y embarazo, por lo que hay que estar prevenidas de no caer en desnutrición o carencias varias (proteica, reserva energética, minerales como el hierro, anemia, vitamínica).
6. Se requiere deporte moderado y gestantes sanas. Fuera de estas condiciones se debe analizar cada caso en particular.

Nota publicada en revista Biciclub Nº 252, diciembre 2015.

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Deporte y Entrenamiento

Diversión garantizada en bicicleta: cómo se hace y para qué sirve un pump track

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A menos que ya seas usuario de uno, seguramente te preguntaras qué es un pump track. Básicamente explicado, es un sendero o pista cerrada con un sentido de giro (no establecido) en el que se pueden dar tantas vueltas en bicicleta como tu cuerpo lo permita, al ritmo y velocidad que tu técnica lo permita. En ellos podés, si tenés técnica, andar en una bicicleta sin cadena y sin frenos, alcanzando velocidades tan altas como 30 km/h. Sin cadena parecería un milagro, pero no lo es. Es pura técnica y un trabajo aeróbico súper divertido tanto para niños como para adultos.

LOS PRINCIPIOS A TENER EN CUENTA
En términos generales estas instalaciones se hacen en espacios reducidos, tan reducidos como un patio mediano o una cancha de tenis. Los más grandes como una cancha de futbol 5 o 7.
Si bien hay muchos videos de cómo hacer un pump track y es algo que parece bastante fácil, en realidad hacerlo bien no es tan simple como parece. Es decir; si querés hacer un pump track para divertirte con tus amigos o para tus hijos es algo que podes improvisar: bastan una pala y una carretilla. Pero si queres hacer algo más serio, una instalación en un espacio público, un espacio deportivo, una plaza o club, tenés que pensar en algo más profesional en cuanto a diseño y prestaciones. Hacer un pump track es una suma de ecuaciones matemáticas que están mucho más lejos de lo que el ojo puede calcular.
Pero dejando de lado la ciencia, detrás de un pump track podemos decir que sin duda alguna este tipo de instalaciones deben ser tenidas en cuenta tanto por los usuarios como por las entidades gubernamentales, ya que dan fácil acceso a una práctica deportiva, son seguros, aumentan la destreza de los usuarios y son generadores de cambio social, ya que en esos espacios, no existe por ejemplo, la discriminación; todas las bicis y clases sociales son bienvenidas. Y por supuesto, colaboran a reducir el número de accidentes viales con ciclistas, ya que estos aumentan considerablemente su destreza en la conducción.

 

LOS DIVERSOS MODELOS DE PUMP TRACKS
Actualmente existen cuatro tipo de pump tracks: los de tierra, los de suelo natural, los modulares y los de asfalto. Vamos a hablar brevemente de cada uno.

Tierra

Estos son los que básicamente haces y construís entre amigos en el fondo de una casa o en un terreno disponible. Como dijimos al principio, necesitaremos solo palas, carretillas, voluntad… y agua. En términos generales se hacen cavando y sacando tierra del propio lugar o incorporando tierra externa de alguna obra cercana. Dependiendo del tamaño y voluntad, se pueden hacer en un fin de semana. Pero requieren riego y el mantenimiento suele ser un dolor de cabeza que genera prácticamente el mismo esfuerzo que el que se aplicó en construirlo. De hecho es común que cada vez que vamos a usarlos nos demanden algunos toques con pala y rastrillo, y dada las características del material suelen consumir mucha agua en riego.
Un quick tip: si tenes árboles, hacelo debajo de ellos, porque la sombra te ahorra mucho mantenimiento y mucha agua.

Suelo natural 

Se ven como de tierra, huelen a tierra, se sienten como tierra… pero es algo mucho más complejo, es un suelo compuesto. Nuestra asociación, International Mountain Biking Association (IMBA) es especialista en este tipo de instalaciones. Se trata de utilizar un porcentaje de suelo local mezclado con ciertos porcentajes de arena, piedra y otros áridos. Esto básicamente genera un pump:
– amigable con el medio ambiente,
– sostenible,
– que requiere poco mantenimiento,
– que necesita riego pero mínimo,
– que no se erosiona con el uso,
– que se puede usar en condiciones de humedad aceptables y
– que no hace barro.
Si el suelo está tan bien preparado que se pueden realmente esculpir las formas que busques, estos suelen ser claramente más grandes y son ideales para espacios públicos, ya que cuentan con un diseño integral y profesional. Pero al mismo tiempo son ideales para parques públicos, ya que no son invasivos con el entorno natural. Por otro lado si fuera necesario modificarlos o ampliarlos, es totalmente posible y accesible hacerlo.

Premoldeados

Estos se tratan de piezas que tienen determinado diseño, están premoldeadas en hormigón y son particularmente atractivos para las instituciones estatales, ya que literalmente en cuatro horas podés tener un pump armado. No requiere altos costos de ingeniería o diseño, se adaptan a cualquier espacio plano, el mantenimiento es extremadamente bajo (cortar el pasto alrededor) y no requieren riego.
Por otro lado, también abren el espacio a un mayor abanico de usuarios, al poder ser utilizados por skaters, rollers, etcétera. La contra es que al ser piezas modulares, los diseños son limitados. Y se pierde el mayor atractivo de este tipo de instalaciones, y es que cada diseño sea distinto.
Por supuesto, en el mismo tamaño tienen un costo mayor que el de suelo, pero el costo a largo plazo es menor porque no requiere mantenimiento y lo pueden utilizar diferentes clases de usuarios, aunque no se integran muy bien al paisaje natural. Es algo así como colocar una vereda de hormigón en un parque…
Su ventaja radica en que se puede desmontar con la misma velocidad con la que se armó. Por otro lado, si se desea ampliar solo hay que sumar más módulos.

Asfalto

Al igual que el anterior, estos son bastante atractivos para las instituciones estatales porque abarcan varias clases de usuarios. El problema es que su costo es alto, ya que, para empezar, hay que realizar un pump de suelo previamente, para luego cubrirlo con asfalto. El mantenimiento es bajo pero sí requieren riego para mantener el pasto crecido en los espacios intermedios, ya que el asfalto, al no absorber agua, tiende a hacer acumular agua en la parte interna de las curvas, lo que genera que el suelo se sature de agua y el pump comience a hundirse generando fracturas y daño en el mismo.
Si bien son una solución atractiva, los municipios tienen que pensar muy bien a la hora de optar por esta opción, ya que no es la mejor a nivel ambiental. Tirar en un parque más de 1000 metros cúbicos de asfalto y generar en ese espacio verde el impacto visual de una autopista no suena realmente como la mejor opción.
Por otro lado ocurre lo mismo que con los pump modulares. Terminan siendo formas muy similares entre sí y si fuera necesario ampliarlos a futuro, resultará muy costoso hacerlo; incluso en algunos casos eso implica rehacerlo por completo. Es por este motivo que estos pump track desde el inicio suelen ser estructuras considerablemente más grandes.

QUÉ MODELO ELEGIR
Ahora bien: ¿Cuál elegir entre todas estas opciones? Qué dilema. El concejo más simple es el siguiente: si el grupo de amigos se ve sumido en un ataque repentino de ansiedad después de leer esta nota y se lanza a buscar videos en youtube, la respuesta es simple: aprovechá esa ansiedad antes de que se pase, agarrá la pala y en el fondo de tu casa, en un baldío (mejor pump que basural…) o en la plaza (si te dan permiso), a cavar y construir uno. No te va a salir bien, eso es seguro, pero con la práctica vas a mejorar y si tenés dudas consúltanos que te vamos a pasar info o buscá en la web, que hay mucha pero mucha info.
Pero si podés superar el ataque de ansiedad y querés hacer algo más profesional y no sabés qué hacer, nuestro consejo es que lo hagas de suelo. Las otras dos opciones son atractivas, no lo podemos negar, pero hacerlo de suelo tiene sus ventajas. Primero, es amigable con el medio ambiente, nadie se va a quejar de que se esté construyendo algo de tierra en un espacio público, pero si tirás asfalto en una plaza… puede no verse del todo bien.
Por otro lado, estamos hablando de bicicletas de montaña y BMX, no de bicicletas de ruta, y la idea primordial es acercar a los usuarios a un entorno natural, generando un encuentro amigable con la naturaleza.
O sea, vivís en una ciudad rodeado de asfalto y vas a seguir andando en asfalto en la plaza, por favor… Plus: el mantenimiento puede ser organizado periódicamente con los usuarios, lo que genera un lugar de educación ambiental y se les enseña a los niños a cuidar las instalaciones.
Si no, muy bonito, viene el gobierno y me pone una plaza y se rompe o la rompo y el gobierno la arregla, mientras que con este tipo de instalaciones el mensaje es distinto, el gobierno te dio esto pero es tu responsabilidad cuidarlo.
Otra ventaja es que en esta opción el nivel de accidentes es mínimo. En un pump de asfalto, al poder alcanzar altas velocidades y generar saltos, el nivel de accidentes suele ser más alto. Por otro lado el costo es casi la mitad, con lo cual en vez de uno se pueden hacer dos, con diseños distintos en distintas partes de la ciudad, generando flujo de usuarios de un lado al otro, fomentando el turismo barrial y un atractivo turístico genuino.
La realidad es que sin importar qué opción se tome. los pump podrían ser los mejores amigos del gobierno y de los ciudadanos, ya que generan un cambio social real, cambiando también la opinión que tiene el público de los funcionarios. A la vez generan ingresos en las zonas aledañas, ya que los ciclistas somos grandes consumidores gastronómicos, a fin de cuentas nuestro combustible.
Finalmente, la verdadera pregunta no es cuál es el mejor, la verdadera pregunta es cómo puede ser posible que todavía no haya uno en cada plaza.
Para más información no dudes en contactarnos. Desde IMBA podes asesorarte en cómo hacer un pump y hasta en cómo conseguir el permiso de tu gobierno local.
 Pump de tierra: info@vos_y_tus_amigos
Pump de suelo: info@imba.com.ar
Pump premoldeado: presasuh@hotmail.com
Pump de asfalto: info@velosolutions.com

 

Por Alejandro Minuzzi: presidente de IMBA Argentina y director de IMBA Latinoamérica.

http://www.imba.com.ar/ | https://www.instagram.com/imba_argentina/?hl=es-la | https://www.facebook.com/search/top?q=imba%20argentina

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Deporte y Entrenamiento

MTB: La fuerza y la técnica, compañeras inseparables

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Alejandro Palma, uno de los Coach UCI más destacados del mountain bike americano, nos habla del desarrollo de la fuerza y su estrecha relación con las capacidades técnicas en el mountain bike. (más…)

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Deporte y Entrenamiento

El costado psicológico y emocional de las lesiones en el ciclismo

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La medicina moderna le está dando cada vez más valor al estado anímico en los procesos de recuperación de lesiones deportivas. El espíritu positivo termina siendo, en la mayoría de los casos, decisivo, por lo que descuidar la cabeza en estos trances puede ser determinante para achicar o alargar los tiempos de convalecencia o rehabilitación. Del mismo modo, estar en tu eje personal es vital también para prevenir las lesiones y el ciclismo no queda ajeno a esta realidad.
El estado mental-emocional puede ser determinante, tanto en el proceso que lleva a la lesión deportiva como en los tiempos de recuperación del atleta.
Contrariamente a lo que suelen pensar algunos ciclistas, lesionarse o no hacerlo no es una mera cuestión de suerte sino que depende de factores físicos, psicológicos, emocionales y situacionales relacionados con el ciclismo. De allí la importancia de educar sobre el valor de los cuidados preventivos.

Por qué nos lesionamos
Una de las razones más frecuentes de las lesiones, aunque parezca mentira, es por no tener conciencia del estado de nuestro cuerpo. El ciclista suele trabajar en modo autómata o, como decimos los coachs deportivos, en transparencia, respondiendo a instrucciones desde chico, sin preguntarse el por qué y para qué hace lo que hace, sin poner el foco en aprender a aprender (y en algunos casos a desaprender o reaprender determinadas técnicas y, mucho menos, autoconocerse). Cuando se siente bien entrena y cuando no se siente tan bien o tiene algunas molestias ¡también entrena! Todo sea por aquella creencia de que “siempre hay que dar el 101 por ciento”.
El cuerpo es una unidad. Si hay una molestia importante en un miembro, tarde o temprano, el trabajo que realiza el ciclista por proteger el miembro afectado (consciente o inconscientemente) repercutirá en el otro o en otra parte del cuerpo que esté haciendo el balance o la compensación.
Del mismo modo,  un estado anímico de estrés/angustia que provoque tensión en la zona cervical, por citar un ejemplo, a la corta o a la larga traerá consecuencias sobre aquellas partes del cuerpo que, por una cuestión postural, estén haciendo un sobre esfuerzo, generando un desgaste o tensión extra que podría llevar a una lesión.
Otra de las causas recurrentes en las lesiones, especialmente las musculares, es el ocultamiento de síntomas de parte del ciclista, que suele retacearle información al  entrenador respecto a su estado real, exponiéndose a entrenar normalmente en condiciones no ideales (por ejemplo con alguna molestia, dolores, mal descansado o mal alimentado).

Estrategias preventivas
De allí que sea decisivo para potenciar los factores preventivos, establecer una relación de confianza con el médico deportólogo o kinesiólogo del equipo y, por qué no, con el preparador físico, ya que esto contribuye directamente a incrementar la seguridad y con ella un mejor estado anímico, que potencia la disciplina en el proceso de recuperación.
En esos momentos es muy importante que el ciclista continúe entrenando con la asistencia de un coach deportivo, por ejemplo, en técnicas como la visualización, lo que le permitirá seguir en contacto con su disciplina deportiva y con más seguridad a nivel mental para afrontar el retorno.
Al igual que lo que sucede en sectores corporativos o empresariales, el buen clima de trabajo juega también un papel vital en esta historia. Un entrenador exigente por encima de los límites aconsejables puede provocar tensión grupal y con ella individual, incrementando las tensiones anímicas y musculares, que luego darán lugar a contracturas, molestias y a la larga hasta lesiones musculares.
Es así que, a la hora de planificar el entrenamiento de ciclismo, es importante apuntarse algunos tips o estrategias que pueden contribuir a la prevención, tales como:

 Mejorar la formación específica del ciclista, informando sobre la importancia que tienen la preparación física, los hábitos de vida saludables y el conocimiento de los factores de riesgo en la prevención de las lesiones deportivas.

Trabajar sobre el autoconocimiento suele ser determinante en este punto. Conocerse para saber reconocer hasta dónde exigirse, cuáles son sus niveles y umbrales de dolor soportables, etcétera. Aprender sobre el propio cuerpo da seguridad al ciclista.

Entrenar los recursos mentales del atleta: proporcionando estrategias que permitan reducir la probabilidad de lesionarse (técnicas de relajación, visualización, control de la atención, reestructuración cognitiva, etcétera).

Planificar el entrenamiento y la competición con objetivos realistas, personalizando el entrenamiento según el nivel de destreza del ciclista  y los objetivos individuales establecidos,

Mejorar los recursos técnicos del deportista, escogiendo adecuadamente los ejercicios destinados a la mejora de la ejecución. Cuanto más preparado física y mentalmente esté el ciclista para realizar un determinado movimiento, ejercicio o gesto técnico, menos probabilidades tendrá de sufrir una lesión.

Es importante aceptar que la lesión forma parte de la práctica deportiva en todos sus ámbitos. Naturalizar la lesión contribuye a bajar los niveles de angustia que trae consigo y potencia la capacidad de encarar el proceso de rehabilitación con la cabeza despejada y el espíritu positivo, consiguiendo de esta manera mayores posibilidades de éxito.

 

Por Andrea Romano*

*Coach y trainer, con la siguiente formación: Profesora de Educación Física (IPEF), Entrenadora Personal (UNC), Diplomada en Gestión Gerencial (Blas Pascal), Coach Deportiva (Unisport/Barcelona), Coach Ontológico Profesional certificada internacionalmente (ICF) y Coach Organizacional y Ejecutiva certificada (Unisport/Barcelona): andreamromano@live.com

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Deporte y Entrenamiento

¿Sobre entrenado o mal entrenado?: el origen del problema, los síntomas y el tratamiento  

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Bruno Aguirre en Unsplash

El sobre entrenamiento es un tema ríspido en el ámbito deportivo. No hay atleta que no haya escuchado hablar sobre ello. Ahora bien, la pregunta que me surge como entrenadora es si realmente sabemos lo que implica estar sobre entrenado.

En primer lugar, deberíamos definir la palabra entrenamiento. Se trata de un proceso a largo plazo que tiene como objetivo producir las adaptaciones necesarias para lograr el máximo rendimiento deportivo. 

Si tuviéramos que explicar en detalle esta definición, en la primera palabra en la que deberíamos detenernos es en planificado. Y es que el entrenamiento no es la suma de cargas o estímulos azarosos o aleatorios que se modifican según las ganas, el clima o el estado anímico del entrenador o del deportista. Por el contrario, planificar es definir anticipadamente qué se va a hacer, cuándo y cómo. Si bien es necesario aclarar que toda planificación debe tener un margen de flexibilidad, las modificaciones que pueden plantearse deben tener también un asidero científico, metodológico y coherente con todo el proceso que se está llevando a cabo.

En segundo lugar, deberíamos remarcar el hecho de que es a largo plazo. Ninguna de las modificaciones de las capacidades motoras se dan de manera mágica y espontánea, de un día, o una semana o siquiera un mes para el otro. Producir adaptaciones estables y duraderas en el plano de las capacidades motoras exige sí o sí determinados tiempos biológicos y metabólicos que son innegociables.

Por último, deberíamos remarcar que con el entrenamiento buscamos adaptaciones, es decir, modificaciones, ya sea a nivel metabólico, enzimático o anatomofisiológico, que permitan al deportista llegar con el máximo estado de forma a la competencia determinada como objetivo principal. Y dentro de este proceso de adaptación habrá momentos en los que incluso también debemos rendir menos para luego rendir más.

Dicho todo esto, dejo planteada la pregunta: ¿Cuándo escuchamos a un deportista decir que está sobre entrenado, realmente será eso? ¿O será que está mal entrenado antes de estar sobre entrenado?

Diferenciar        

Se entiende por sobre entrenamiento un estado patológico en el que ingresa el organismo luego de ser sometido a largos períodos de cargas excesivas con recuperaciones  inadecuadas. Este estado patológico se caracteriza por una marcada caída del rendimiento. Y quisiera detenerme acá para explicar la diferencia entre el sobre entrenamiento conocido como overtraining syndrome (síndrome de sobreentrenamiento) y overreaching (extralimitarse). 

El primero es entrenamiento pesado sin recuperación adecuada mientras que el segundo es entrenamiento pesado con la recuperación necesaria.

Partiendo de la base de que cualquier sesión de entrenamiento, sea de la intensidad que sea, provoca un estado de fatiga de mayor o menor dimensión (según la intensidad de la carga), este estado de fatiga no debe confundirse con el sobre entrenamiento. Voy a dar como ejemplo algo que me sucedió con un maratonista. El deportista venía entrenando y mejorando sus tiempos sostenidamente entre la semana -10 y la -4 a un maratón. En la semana -3 (es decir faltando 21 días) decidí hacer la última semana de choque con un volumen semanal que no habíamos frecuentado anteriormente. Y le expliqué que se iba a sentir cansado y que los tiempos no iban a salir por 10 a 15 días, pero que en la última semana debería comenzar a sentir la mejoría en su performance.

Por suerte esta fue una historia con final feliz, porque con él íbamos a esos 42k a buscar la marca para clasificar para el maratón de Boston del siguiente año, y eso se consiguió. 

El tema es que en la anteúltima semana, en una sesión fraccionada de 3 x 6 kilómetros donde le pedía determinados ritmos a cumplir, nuestro atleta “explotó”, a punto tal que en el segundo de 6 kilómetros, al verse imposibilitado de sostener el pase de mil que le había pedido, abandonó la pauta de la intensidad y se dedicó a trotar suave completando los kilómetros. Grande era su preocupación que se reflejaba en su rostro cuando venía a los entrenamientos de control. Y hasta llegó a mandarme un email diciéndome: “Lo conseguiste, estoy muerto”. A lo cual yo le respondí lo que a todos mis deportistas en esas situaciones: “No te olvides que yo estoy de tu lado”.  

Pasaron los días y con la recuperación y la alimentación adecuada comenzó a sentirse mejor. El último trabajo de calidad que hicimos en la pista fue siete días antes de la maratón de Rosario. Salió bien (es decir, volvió a los tiempos que estábamos haciendo). Sin embargo, él sentía que le costaba. En mi rol de entrenadora, tratando de transmitirle tranquilidad, le dije que aun faltaban siete días y que iba a llegar bien. 

La historia finalizó con su mejor marca: 3 horas 8 minutos, cuando para clasificar para Boston debía obtener en su categoría un tiempo de 3 horas 10 minutos.  Es decir que ganó el pasaje a Boston. 

No para cualquiera 

Lo que quiero dejar en claro con este ejemplo es que cualquier deportista que no sepa de los períodos de carga y recuperación o de conceptos tales como microciclos de choque, de aproximación, estabilizadores o que ignore por completo lo que es un síndrome de súper compensación (que fue lo que sucedió en este caso puntual), podría confundir este estado de cansancio con sobre entrenamiento. Y cuando esto sucede con algún deportista nuevito mío, que ante el primer cimbronazo de fatiga grande se asusta y me pregunta si no estará sobre entrenado,  suelo responderle irónicamente que para estar sobre entrenado primero hay que entrenar en serio. 

Y es que no cualquier deportista corre este riesgo. Un amateur puede estar mal entrenado, pero gracias a la biología y a la fisiología de su organismo, su cuerpo le enviará señales de alarma mucho antes de que pueda incurrir en un estado de sobre entrenamiento. Además, no entrena las horas diarias suficientes como para decir que está sobre entrenado. Un triatleta que entrena 20 horas semanales (promedio 3 horas por día) no puede sobre entrenarse. Ahora, un verdadero profesional que entrena ocho horas por días y que tiene antecedentes deportivos suficientes y la capacidad psicológica de sobreponerse a estados de fatiga severos, sí puede caer en la sombra del sobre entrenamiento. 

Para estar sobre entrenado hay que entrenar mucho tiempo, muchas horas de mucha intensidad y también hacer una recuperación inadecuada. Este es el ámbito que debe presentarse para que nuestro organismo caiga en un estado patológico de fatiga crónica.

Signos, síntomas y tratamiento

Para resumir, podemos decir que el síndrome de sobre entrenamiento se caracteriza por un estado de fatiga crónica y por la caída marcada en el rendimiento. Esta baja performance es precipitada por factores de estrés debido a entrenamientos excesivos (ya sea en cantidad como así también en calidad) y a la ausencia de una recuperación adecuada. Este estado presenta los siguientes signos/síntomas (por mencionar los más importantes):

• Pérdida de peso corporal.

• Aumento de la frecuencia cardíaca basal (en reposo).

• Aparición de lesiones (o ser más proclive a las mismas).

• Dificultad para conciliar el sueño o hasta insomnio. 

• Irritabilidad.

• Depresión.

• Pérdida de apetito.

• Inmunodepresión (ser más proclive a contraer infecciones).

• Baja marcada en el rendimiento. 

• Imposibilidad de mejorar el rendimiento aun luego de microciclos de descarga.

Como podemos apreciar, entonces, estar sobreentrenado no es sinónimo de estar cansado. Por el contrario hay todo un marco fisiológico de desestabilización orgánica que nos hace determinar con claridad cuándo estamos ante un overtraining syndrome.

Como entrenadores debemos estar muy atentos semana a semana, ante todo con los deportistas de mediano y alto rendimiento, que son los que corren mayores riesgos de caer en este estado patológico. El sobre entrenamiento no es más que un gran y marcado desajuste de adaptación. Y mal que nos pese a los entrenadores y deportistas, la única forma de tratarlo es con reposo y una readecuación del programa de entrenamiento.

No debemos olvidar que como entrenadores somos los principales responsables de preservar la carrera deportiva y la integridad (fisiológica y mental) de nuestros atletas.

Texto: Elisa Lapenta*

Foto: Bruno Aguirre en Unsplash

*La autora es Profesora de Educación Física, especializada en Alto Rendimiento en Alemania y ofrece un servicio de entrenamiento orientado a deportistas de todos los niveles: tiempo libre, amateur, semiprofesional, pofesional): (0351)6225243 | @elisanoemilapenta

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