Holanda es el país de mayor cantidad de bicicletas por habitante del planeta. La usan para todo, desde para llevar y traer a sus hijos menores de la escuela hasta para trabajar e ir al supermercado, en todos los terrenos imaginables y en cualquier circunstancia climática, llueva, truene o nieve. Y este uso universal de la bici va acompañado por una característica común a la mayoría de los usuarios, que optan por lo general por bicis de mínimo y de ser posible nulo mantenimiento. Se trepan a ella, pedalean a su destino y la dejan a la intemperie por horas, bajo la lluvia o amontonada entre miles de otras bicis. De cuidarla nada. Y por eso, en general, cuando compran una bici la mayoría prefiere la que exija menor mantenimiento. No son deportistas de la bici, ni siquiera aficionados, no son fans del vehículo, son simplemente usuarios de la bici para transporte. No conciben otra forma de moverse cotidianamente.

 

 

 

 

 

 

A ese mercado apunta la gente de Brik Bikes, una empresa holandesa que se caracteriza por ofrecer bicicletas con transmisión cardánica, que pueden ser usadas por años sin necesidad de mantenimiento alguno, tanto por la transmisión elegida como por otros detalles constructivos.
El principio fundamental es la transmisión cardánica, por lo cual no sólo no se requiere mantenimiento sino que además se evita ensuciarse con la cadena. Y recientemente han incorporado a algunos de sus modelos la transmisión tradicional pero sin cadena sino con correa dentada, un sistema que tampoco ensucia ni requiere mantenimiento y que reduce peso con respecto al cardan. Los cuadros son de acero o de aluminio. Y la mayor parte de sus ruedas traseras están equipadas con mazas de cambios internos de 2, 3, 7 y 8 velocidades, también prácticamente libres de mantenimiento.

El corazón de estas bicis, el cardan, ha sido diseñado por Brik como un sistema hermético que se vincula a una caja pedalera especial y que reemplaza a la vaina inferior de ese lateral. El sistema pesa bastante más que una transmisión a cadena o correa y es mecánicamente algo complejo, pero al ser cerrado y lubricado con una mezcla de grasa y aceite, rueda con eficiencia y suavidad por años con cero mantenimiento, aun cuando la bici viva y duerma afuera, sometida al clima eternamente húmedo y lluvioso de Holanda.
Dependiendo del modelo y su equipamiento, estas bicis se venden en Europa entre 900 y 1.200 euros.
Brik fabrica además una serie de componentes y accesorios para la bici, todos ellos muy apreciados por los usuarios urbanos.