El concepto con el que fueron diseñadas las mazas traseras con cambios de marcha internos, las variedades que se ofrecen en el mercado, cómo usarlas correctamente y por qué es necesario hacerles un mantenimiento cada tanto.
Si bien hubo intentos previos, algunos exitosos, aunque aislados en tiempo y espacio, en 1902 Sturmey-Archer patentó el primer sistema de cambios internos a la maza de tres velocidades que alcanzó dimensiones planetarias. Luego de esto y durante mucho tiempo, los sistemas fueron volviéndose más complejos y de más velocidades, hasta llegar a 14, como el que ofrece la marca alemana Rohloff.
Paralelamente, desde la década de 1880 en adelante se desarrollaron diseños de cambios externos, aunque los sistemas con descarriladores se comenzaron a patentar en Francia desde principios del siglo 20, sistemas que fueron aceptados en competencias recién desde 1930 por las organizaciones deportivas europeas. Como podemos ver, hay muchos años de diferencia entre la patente de cambios internos y la de los externos, aunque evolucionando mucho más en su forma y tecnología los últimos, ya que tienen mayor ductilidad en el mundo del ciclismo deportivo.
Para qué fueron creados
Los cambios internos se crearon, principalmente, para aportar confort al pedaleo, gracias a su simple funcionalidad y su bajo mantenimiento. Su esencia no reside en pedalear apurados sino en tener un ritmo de marcha más confortable y moderado, por eso su uso es perfecto tanto para traslados urbanos, salidas recreativas y, en el caso de las de tope de gama, también para travesías.
Las mazas de cambios internos más utilizadas en Argentina son las de 3 velocidades. Están pensadas para arrancar con la velocidad 1 (la más liviana), luego pasar a la 2 –velocidad confort–, para por último ir a la 3 –velocidad crucero. Pero cabe aclarar que esta última no fue diseñada para ir a fondo sino que se trata de una especie de sobremarcha, pensada para disminuir el ritmo de pedaleo, o sea, para disminuir la cadencia y que el usuario transpire y se canse menos, y no para que vaya más rápido que en la velocidad 2.
Las multiplicaciones adecuadas
Para que esto funcione así, hay que respetar las multiplicaciones que el fabricante recomienda para cada tipo de maza. Desafortunadamente hay un error muy común en los armadores nacionales, y es que no respetan esta especificación del fabricante. Por ejemplo, en el caso de la maza Shimano Nexus de 3 velocidades, las multiplicaciones recomendadas son un plato de 32 con un piñón de 16, o un plato de 39 con un piñón de 18. Si excedemos dichas multiplicaciones haremos que el sistema sufra un desgaste pronunciado.
Por eso es que las mazas de 3 velocidades no nacieron para pedalear desquiciados por la ciudad sino para pedalear a velocidades bajas-medias, es decir hacer mandados y recorridos más o menos cortos. Es una maza pensada para un uso medio y no para hacer cientos de kilómetros a la semana.
El ratio
Para ver un claro ejemplo de por qué los cambios internos están pensados para el uso urbano, lo mejor es analizar cómo es su ratio en relación a su cantidad de velocidades. Una maza Nexus de 8 velocidades tiene un ratio de 307%, al igual que un Alivio de 27 velocidades, pero su mayor diferencial es que cuando pasamos de una marcha a otra en un Nexus de 8 es algo así como pasar 3 relaciones de marcha en el Alivio.
Por eso la maza con cambios internos no es de uso deportivo, ya que el cambio de marcha implica una carga o descarga más pronunciada en el pedaleo, lo cual es óptimo para un uso urbano y recreativo pero no para uso deportivo, caso en el que necesitaremos cambios de marchas más progresivos.
En el caso de una Alfine de 11 velocidades, su uso se extiende también para travesías, ya que la multiplicación en el cambio de marchas es menor, aunque no tanto como para extender su uso a lo deportivo.
Otro ejemplo de por qué una maza de cambios internos no sirve para uso deportivo o para cualquier tipo de bici, es que una maza de 11 velocidades tiene mayor peso que un sistema de cambios externos y los concentra en un solo punto. Si una maza así la colocamos en una bici ultraliviana de carbono, su andar va ser desbalanceado, ya que la rueda trasera va a tener demasiado peso respecto de la parte delantera de la bici, produciendo además que no puedas elevar la rueda trasera en el caso de necesitarlo para sobrepasar algún obstáculo.
Los cambios internos son perfectos para una bici híbrida, urbana o de paseo. Brindan una comodidad impagable para andar en la ciudad, que consiste en poder pasar los cambios en cualquier momento, relación y situación de pedaleo, incluso cuando estamos detenidos.
Para todos los gustos y necesidades
Hay mazas de cambios internos de distintas marcas y variadas velocidades. Las más usadas son las japonesas Shimano y las inglesas Sturmey Archer.
Las Shimano vienen de 3, 7, 8 y 11 velocidades y en dos gamas: Nexus y Alfine, siendo la última la más alta. Shimano también ofrece versiones electrónicas (Di2) de cambios internos.
En el caso de Sturmey Archer, vienen de 2 (Kick Shift), 3, 4, 5 y 8 velocidades.
La exclusiva marca alemana Rohloff fabrica mazas de hasta 14 velocidades, también en versión electrónica, aunque en Argentina no se importan ni se venden bicicletas armadas con dichas mazas.
La Shimano Nexus de 3 velocidades tienen engranajes cuadrados, mientras que las Nexus 7, Nexus 8 y Alfine 8 tienen engranajes elípticos. Esto hace que tengan un tipo de multiplicación diferente a la primera. Otro diferencial es que todas estas mazas llevan la grasa blanca de Shimano, mientras que la Alfine 11, que es la tope de gama de las mazas de cambios internos de Shimano, no lleva grasa sino aceite, tiene algunos tipos de desarrollos diferentes y es mucho más liviana.
El mito del libre mantenimiento
Es cierto que una de las grandes ventajas de los cambios internos es su bajísimo mantenimiento y su poca necesidad de regulación para que funcione perfectamente, pero si queremos que una maza funcione muchísimos años sin romperse ni tener inconvenientes, cada determinada cantidad de kilómetros o tiempo habrá que realizarle un mantenimiento preventivo, lo cual no significa correctivo, ya que no lo necesitará probablemente nunca si le hacemos los correspondientes mantenimientos preventivos.
Dicho mantenimiento se debe realizar cada cierta cantidad de kilómetros, de tiempo y de exigencia de uso, tal cual sucede con el cambio de aceite del auto, el cual se recomienda reemplazar cada año o cada 10.000 kilómetros, lo que suceda primero. En reglas generales, en las mazas Shimano, a los 5.000 kilómetros es recomendable hacer el mantenimiento. Una bici que tiene muy poco uso lo ideal es que al menos cada 4 o 5 años le realicemos el mantenimiento, aunque no hayamos completado los 5.000 kilómetros.
El mantenimiento preventivo consiste en abrir la maza, desarmarla, limpiar las partes de toda grasa vieja que aun conserven, volver a engrasar y armar. Hoy día las mazas traen un tipo de sellado y guardapolvos que evitan en gran parte que la tierra entre en su interior, aunque de todos modos algo de mugre entra. Por eso no es lo mismo hacer un mantenimiento preventivo a una maza que se usó siempre en la ciudad y que no anduvo bajo la lluvia, que a una que se usó en calles de tierra. Sobre todo al tratarse de mazas más antiguas, me he encontrado al desarmar una mezcla infernal de barro y grasa muy difícil de limpiar.
Las grasas se modifican con el propio uso y dejan de tener el mismo efecto sobre las piezas, por eso es tan importante limpiar las partes y renovar las grasas.
Así y todo, los cambios internos llevan mucho menos mantenimiento que un sistema de cambios externo, en el cual hay que asiduamente limpiar y lubricar piñón, plato, pata de cambio y cadena. Además, en el caso de los cambios internos, al estar todo sellado y protegido dentro de la maza, hace que no pueda romperse por golpes o caídas, como sí sucede con los cambios externos, en los cual podemos fácilmente romper fusible y/o pata de cambio y tendremos que reemplazar piezas más seguido por el propio desgaste que sufren.
Dime dónde vives y te diré qué maza necesitas
No es lo mismo vivir en una ciudad plana como Buenos Aires o en una ciudad como Tandil o Córdoba. Para una ciudad plana y trayectos cortos, con una maza de 3 velocidades estaremos más que bien. Mientras que para una ciudad con desniveles necesitaremos mayor rango de marchas (7 u 8), tanto como para una bici híbrida que planeamos usar no solo para movernos en trayectos urbanos sino para salidas más largas y travesías.
El paso correcto de las velocidades
En el caso de los cambios externos, el momento adecuado para pasar de marcha es cuando no estamos imprimiendo fuerza excesiva sobre los pedales y por ende la cadena.
En el caso de los cambios internos, yo los diferencio en dos grupos de acuerdo a su diseño. Los del tipo más “analógico”, que conservan mucho del diseño con el que se inventaron, como son los Sturmey Archer, y a los que yo llamo de diseño “digital”, ya que tienen que ver más con un diseño de computadora, con tecnologías más modernas; el caso de las mazas Shimano.
En ambos casos podemos pasar de marcha en cualquier momento, pero la forma de hacerlo correctamente es detener el movimiento de los pedales por un instante cuando están paralelos al piso, momento en que cambiamos la velocidad. Si no lo hacemos de esta manera, es muy probable que en algún momento terminemos por estropear la maza. Y en el caso de las mazas con diseño “analógico” es más fácil reemplazar una pieza, pero en el caso de las de diseño “digital” la maza está compuesta por módulos más complejos, los cuales no se venden en piezas por separado sino en conjunto de piezas más grandes, por lo cual es muy probable que si se nos rompe una de sus partes no podamos reemplazarla sino que tengamos que hacer un reemplazo mucho mayor o directamente reemplazar la maza entera.
Las mazas de cambios internos, benditas sean, prácticamente no se gastan. Lo que sí sucede y veo en el taller son roturas debido al incorrecto paso de los cambios de marcha.
En la próxima edición mostraremos cómo se componen las mazas de cambios por dentro, cómo es su funcionamiento y cómo se realiza un servicio de este tipo de mazas.
Texto: Santiago Oliver* | Fotos: Ariel Sabatella
*Refinado mecánico y restaurador de vasta experiencia. Lleva adelante su propio taller Born In Garage en el barrio de Colegiales (CABA):
www.borningarage.com.ar