
La experimentada gente de Nación Salvaje enumera qué cosas hay que tener en cuenta antes de afrontar una travesía en altura, nos describe el soroche o mal de altura y cómo resolverlo y prevenirlo.
Cuando los metros sobre el nivel del mar aumentan en forma considerable, nuevos miedos, dudas y cuestionamientos aparecen, y con ellos un sin fin de limitantes que tal vez ni siquiera existan. Yo no puedo porque. Me dijeron que. Para eso tendría, etcétera, etcétera, etcétera.
Por eso queríamos contarles de qué se trata para nosotros esto de pedalear en altura y de alguna manera animarlos para que si andan con ganas de intentarlo finalmente se animen y salgan a pedalear más cerquita del cielo.
Cuando hablamos de altura sobre el nivel del mar hablamos de montaña, subidas eternas, falta de aire, malestares, paisajes increíbles y sobre todo de lentitud, paciencia, respeto y humildad. Porque aprender a sobrellevar algunos miedos no significa convertirnos en unos maníacos irresponsables, sino todo lo contrario. Para perder los miedos a las alturas es indispensable conocerla, entender cuales pueden ser los posibles riesgos reales y situaciones con las que nos podemos encontrar, pero ante todo tener la humildad necesaria para comprender que en esos lugares sos un simple invitado y las reglas no las ponés vos.
Esto significa que para realizar alguna travesía en altura no hay que ser un deportista de élite, ni un eximio aventurero, solo hace falta obtener conocimiento previo, estar mínimamente entrenados y tener ganas de hacerlo.

Qué tener en cuenta
La mayoría de las veces viajar en bicicleta no necesita una gran planificación previa; simplemente se elige un destino y luego el trayecto va sucediendo y armándose día a día. Pero si los planes significan pedalear en altura por lugares inhóspitos o poco transitados las cosas a tener en cuenta cambian bastante y es muy importante poder contar con alguna información previa antes de comenzar el viaje.

Época del año
De esto pueden depender posibles tormentas eléctricas, granizo, desmoronamientos, caudal de ríos a cruzar, nevadas, etcétera. Cada zona cordillerana tiene sus particularidades y clima, por eso es bueno saber cuál es el mejor momento para recorrerla. Esto no significa que sea imposible de realizar en otra época que no sea la ideal, pero sí es muy importante estar preparados para lo que nos pueda tocar.
Altitud
Saber cuál es el desnivel a transitar en cada etapa puede ayudarnos a calcular tiempos de pedaleo, los cuales, aunque nunca lleguen a ser exactos, nos darán una idea de cómo programar el día de ascenso, cuál será el objetivo y hasta dónde vamos a subir para acampar tranquilos y, de ser posible, cercanos a una fuente de agua.
Hidratación
En altura la hidratación es fundamental, ya que el cuerpo necesita más líquido de lo habitual y el no ingerir la cantidad necesaria te puede llevar a una rápida deshidratación y a una muy mala experiencia. Es importante consumir líquido antes de que el cuerpo te lo pida y tomar el doble que en un trayecto normal en llano. Si bien en montaña normalmente existe el agua de deshielo, no siempre está a mano o a la vista, por eso cuanta mayor información podamos obtener sobre posibles cursos de agua en el camino menor será la preocupación por conseguirla.
Equipo
En altura la temperatura desciende de 5 a 10°C cada 1000 metros de ascenso y las tormentas siempre pueden sorprendernos. Por eso es bueno contar con equipo que pueda cubrir estas situaciones y nos evite un posible problema o pasar un mal momento. Algunos ejemplos de equipo necesario: carpa 4 estaciones, campera y pantalón impermeables, bolsa de dormir y campera de abrigo (pluma o sintéticas para bajas temperaturas), interiores y medias térmicas, guantes y gorro de abrigo, lentes de sol categoría 3 o 4.
Soroche, apunamiento o mal agudo de montaña (MAM)
Este es un tema que a muchos asusta en forma desmedida y aunque realmente no es algo a lo que temerle es sumamente necesario saber de qué se trata y cómo prevenirlo. También es bueno tener en cuenta que la bici te da la enorme ventaja de ir adaptándote a la altura lentamente, ya que se sube de manera paulatina, permitiendo que el cuerpo se acostumbre a las nuevas condiciones.
A partir de los 2500 msnm la presión atmosférica y la presión del oxígeno van disminuyendo por la altura. Por eso, cuando ascendemos a niveles superiores de los 2500 msnm nuestro organismo sufre algunos cambios y debe adaptarse lentamente al nuevo medio. A este proceso se le llama aclimatación. Cada organismo funciona de manera particular y tiene distintos ritmos de adaptación, pero cuando esta aclimatación no llega a completarse de manera correcta el cuerpo comienza a sufrir de hipoxia (falta de oxígeno en la sangre) y entonces el mal agudo de montaña se hace presente, provocando distintos malestares y síntomas.
Síntomas: dolor de cabeza, mareos, fatiga, agotamiento físico, agitación, trastorno del sueño, trastornos digestivos, falta de apetito, náuseas o vómitos.
Cuando se pedalea en altura es normal sentir fatiga, un leve dolor de cabeza y agitación al respirar. Pero cuando estos síntomas se tornan demasiado fuertes o aumentan de forma considerable lo único que queda es bajar. Tan solo con bajar unos cientos de metros todos esos malestares van disminuyendo hasta desaparecer por completo. Si no se le da la importancia necesaria y se sigue subiendo sin precauciones, a partir de los 4000 msnm los síntomas se pueden agravar y en casos extremos poner en riesgo la salud.

Cómo prevenir el MAM
– Una de las claves principales y más efectivas para lograr una buena aclimatación es la lentitud. En la altura todo tiene que tomarse con una enorme calma, desde la forma de ascenso hasta cada movimiento que realizamos cotidianamente. También, de ser posible, es conveniente antes de comenzar el ascenso permanecer durante algunos días en alturas bajas como los 2500 msnm para que el cuerpo pueda comenzar a adaptarse.
– Subir despacio y permitir que el cuerpo se aclimate correctamente es una de las prevenciones principales para evitar el MAM.
– Otro factor sumamente importante que antes mencionamos es la hidratación y sumado a ella la alimentación. Es necesario consumir en mayor medida hidratos de carbono para obtener energías, pero también es recomendable no cargar demasiado el estomago, ya que la digestión en altura se vuelve mucho más lenta y comer demasiado puede traernos pesadez y molestias.
– Las hojas de coca son utilizadas desde hace más de 5000 años por comunidades aborígenes altiplánicas y el consumirlas de distintas formas, mascándolas o en té puede producir un alivio de los síntomas y también una adaptación a la altura con menos malestares.
– Existen algunos medicamentos utilizados para mal de altura, pero siempre es mejor dejar que el cuerpo se adapte en forma natural y solo utilizar algún tipo de medicina en casos extremos y con previo conocimiento o recomendación de un médico sobre lo que se toma.
– Es recomendable hacerse un chequeo médico general antes de intentar travesías en altura en la que nos vamos a ver exigidos. Y se aconseja no subir a más de 3000 msnm a personas que tienen enfermedades cardíacas, insuficiencia respiratoria, enfermedades en la sangre, madres en tiempo de gestación y niños menores de tres años.

Finalmente podemos decir que como todo desafío a realizar se necesita tener algunos cuidados e información previa, pero en recompensa el pedalear en montaña es una de las experiencias más bellas que podés regalarte. Porque pedaleando en altura vas a sentir realmente lo que es estar cansado y a creerte la persona más débil del mundo, vas a tener que parar a respirar cada pocos metros y en más de una ocasión a preguntarte cuándo se te ocurrió subir montañas en bicicleta. Pero también vas a lograr sentirte en el corazón del planeta, a valorar cada bocanada de aire, a ganar humildad en cada vuelta de pedal y a encontrarte eternamente agradecido por haber podido llegar hasta esas cimas con tu bici, donde la naturaleza se impone para demostrarnos dónde está lo puro e invaluable de estar vivos.
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