Por Celestino “Duende” Bronca

Aprovechamos los días de vacaciones para hacernos una escapada a Córdoba. El año pasado habíamos hecho el Valle de Calamuchita y esta vez cumplimos el sueño de hacerlo en un lugar mágico: Alpa Corral. Esta localidad se encuentra 60 kilómetros al Noroeste de Río Cuarto.
A pesar de que nosotros elegimos el camino nuevo de asfalto, que alarga 35 kilómetros el recorrido, valió la pena y evitamos riesgos innecesarios.
Salimos desde Buenos Aires con nuestra camioneta. Al llegar a Alpa Corral plantamos nuestras carpas en un camping a orillas del Río Las Barrancas (Camping Manantiales). Después de un descanso y unos mates reparadores, fuimos a hacer un recorrido por la villa. Al llegar la noche, la vista desde el puente colgante nos hizo olvidar del cansancio del viaje.
Al otro día hicimos una salida a Las Albahacas una localidad ubicada a 39 kilómetros de Alpa. Fue inolvidable, con subidas interminables y bajadas que cortaban la respiración. Tuvimos los verdes en su plenitud de matices y la montaña acompañándonos siempre. Tras muchas fotos y un almuerzo con unos tallarines especiales, hicimos un breve descanso en el río y emprendimos el regreso. Iba todo bien hasta que faltando unos 20 kilómetros para llegar se largó un aguacero que nos obligó a hacer el famoso plan B. La camioneta de Aldo Nicola ahí estaba y gracias a eso llegamos bien. Las lluvias en montaña son de temer, el clima es cambiante y hay que estar muy atentos y preparados.

Al otro día nos animamos a hacer algo más importante. La misión era llegar al parador El Carrizal, a 1079 msnm. Los primeros kilómetros presagiaban que iba a ser bravo subir, pero nuestra tenacidad logró el cometido y al mediodía estábamos ahí, con una alegría difícil de explicar. El descenso fue un capítulo aparte, muy técnico, similar a la bajada de San Marcos Sierra, con mucha piedra suelta y curvas y contracurvas muy cerradas. En total eran 40 kilómetros. No podíamos sacar la vista del camino por la cantidad de obstáculos y las terribles huellas de lluvias copiosas en la montaña. Por momentos parecía que perdíamos el control de las bicis, a velocidades impensadas. Faltando cinco kilómetros para llegar, otra vez vino la lluvia. Fue terrible, hubo que hacer las bajadas con mucho cuidado y con los frenos a tope.
La tercera salida fue a Río de Los Sauces, a 37 kilómetros de Alpa en dirección a Embalse. Esta salida fue la que más disfrutamos. El camino es muy ondulante, con arboledas a su costado que por momentos se transformaban en túneles vegetales y subidas y bajadas deliciosas. Llegamos alrededor del mediodía, almorzamos allí y después disfrutamos del río, donde hay un balneario excelente.
Por la tarde, ya de vuelta en Alpa, hicimos una visita a la capilla Hambare, construida en ladrillo y piedra, muy bonita, ubicada en el predio que perteneciera a la estancia homónima, que también visitamos. Pasamos, además, por Villa Jolgorico, Unión de los ríos, y Las Turbinas, donde el río hace unas rompientes increíbles. En total fueron ocho días de pleno disfrute y pedaleo. El grupo fue de maravillas, el tiempo nos dejó vivir y las bicis se portaron de 10. En mi caso, se me cortó un bulón de sujeción del asiento, que se arregló en cinco minutos. El fotógrafo hizo las mejores fotos para el recuerdo. Aldo Nicola, con su poderosa camioneta, nos hizo el aguante, y todo el grupo se destacó por su comportamiento y camaradería.

Nota publicada en la sección Viajeros de la revista Biciclub Nº232, abril 2014.