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Bikepacking y gravel: los creadores de la marca Halawa en Emporia, Kansas, la meca del gravel
La carrera más emblemática del mundo en bicicletas gravel es la Unbound Gravel, que se corre en los veranos de Emporia, Kansas, el centro geográfico de los Estados Unidos.
Emporia es una pequeña ciudad de unos 25.000 pobladores, ubicada en una región rural con cuchillas llamada Flint Hills, que convoca a miles de graveleros de todos los confines del planeta, que para participar deben inscribirse y esperar ser aceptados en razón que se corre con un cupo acotado de 4.000 participantes y el que la corrió previamente tiene derechos adquiridos. La lista de espera no tiene fin (decenas de miles) y no hay excepciones, así seas una estrella del ciclismo. Es que si bien la capacidad de los caminos rurales de la zona admitiría a varios miles más, la capacidad de alojamiento del lugar es limitada.
El evento se fundó en 2006 con el nombre de Dirty Kanza (la forma coloquial de llamar en la zona a los indígenas Kaw de Kanzas y Oklahoma) y en el 2021 fue rebautizada como Unbound Gravel por presión de la cultura cancelatoria woke. Nació en un momento en que el gravel recién empezaba a captar el interés de la comunidad ciclista y sus fundadores tuvieron la valentía de lanzarse al ruedo nada menos que con una carrera de 200 millas (320 kilómetros). En la primera edición fueron de la partida 34 graveleros…
Hoy el evento incluye varias distancias además de la original, que es la más competitiva: 25, 50 100, 200, 350 y una prueba especial Junior.
El 4 de junio de este año largaron la Unbound, que sepamos, solo dos argentinos: la esquelina residente en los Estados Unidos Sofía Gómez Villafañe, con una resonante victoria en la categoría femenina de las 200 millas, y Juan Pablo Casaccione, el titular junto a su compañera Virna Lisi de la marca de equipaje de ciclismo Halawa, que corrió la versión de 100 millas.
Juan Pablo y Virna tienen toda una historia respecto a este evento. Te contamos algo de eso.
Halawa y el bikepacking
“Hace 10 años —nos cuenta Juan Pablo—, fuimos testigos de la aparición de las bicicletas de gravel, una cosa rarísima para nosotros, y simultáneamente supimos de la Dirty Kansa. A partir de ahí comenzamos a investigar de qué se trataba esto de esos locos que terminaban todos embarrados pero corriendo con bicicleta de ruta, esas bicis que cuando éramos chicos llamábamos bicicletas de media carrera, con ruedas 700 pero un poquito más anchas. Y en paralelo aparecían los bolsos de bikepacking, destinados para viajar con estas bicicletas. O re-aparecieron, mejor dicho, ya que en los comienzos de los viajes largos en bicicleta no se usaban alforjas sino bolsas al cuadro y mochilas.”
A partir de esa epifanía, Juan Pablo y Virna comenzaron a tirar ideas, dibujar, bocetar y hacer pruebas en su taller. Poco después se aparecería por allí Fede Cabrera (un fotógrafo viajero), quien fue el primero en meterse en el tema del bikepacking en Argentina. El ya había hecho un viaje con unos bolsos que le había hecho la madre. En base a esa experiencia el trío empezó a hablar, a ver cuáles eran los requerimientos y pusieron manos a la obra.
Viajaron a los Estados Unidos, comenzaron a vivir la experiencia gravel y fueron evolucionando en el diseño. “Al tiempo se sumaron los chicos de Nación Salvaje —recuerda Juan Pablo—, que venían usando alforjas nuestras y empezaron a migrar a equipo de bikepacking para hacer lo que fueron sus cruces de la Cordillera. Parte de esos cruces los habían hecho con alforjas y para la parte siguiente necesitaban ir más livianos, o sea con bikepacking. Así que comenzamos a trabajar con ellos e hicimos nuestros primeros equipos.”
Un largo camino desde Buenos Aires a Emporio
El vínculo de Halawa con la experiencia gravel norteamericana comenzó en noviembre del 2019, cuando Aaron y Melanie, dueños de Gravel City, una bicicletería súper especializada en gravel de Emporia, por esas casualidades de la vida visitaron Argentina para celebrar un aniversario. En Buenos Aires se conectaron con gente del gravel, particularmente con Gustavo Almada, dueño de la bicicletería Lord Bike, y a través de este con Juan Pablo y Virna. Los de Kansas se asombraron de la calidad de los productos de Halawa y le preguntaron si estaban preparados para vender en los Estados Unidos. Aaron ya estaba interesado en hacer una compra para Gravel City. “Luego nos enteramos que el primer producto que llamó su atención fue el Jhatun XL —recuerda Virna. Tanto que ahí mismo le sacó una foto y se la mandó a unos amigos con un texto que decía algo así como: ¡El bolso del que estábamos hablando existe!”. Dicho y hecho: en enero del año siguiente llegó un primer pedido y al mes siguiente salió la primera exportación de Halawa a Emporia. “Con mucha ansiedad —dice Virna. Sabemos que hacemos bien nuestro trabajo, pero siempre está la duda.”
Aaron recibió en tiempo y forma los bolsos, los presentó en sociedad… y en solo una semana vendió la mayor parte del envío. “Podíamos respirar tranquilos, fuimos bien recibidos.”
En simultáneo conocieron a Lelan Dains, más brevemente dicho Lalo, que para sorpresa de Virna y Juan Pablo habla muy buen español. Lalo es Director de Turismo de Emporia, socio de Aaron en Gravel City y ambos son parte de la organización de la carrera más importante del mundo del gravel, la Unbound Gravel.
Todo esto mueve a nuestros protagonistas a hacerse de unos pasajes para visitar Emporia. Tenían que ver aquello en persona. Pero viene la pandemia y con ello la historia de dolor e incertidumbres por todos conocida…, hasta que en octubre 2021 fue posible hacer valer los boletos de avión: barbijo, máscara, alcohol…
“¡Emporia, allá vamos!”
Ni bien llegados, Lalo recibió como si se conociesen de toda la vida, con hospedaje incluido y sorpresas adicionales: termo, mate, yerba Unión y bombilla, un “kit” que había dejado en el lugar otro anónimo argentino que había pasado por Emporia. “Señal del universo de que todo estaba bien —reflexiona Virna—. Que dos argentinos pasen por Emporia es excepcional, pero que pasen tres y uno deje allí el mate…”
Todo lo demás fue en el mismo tono: la visita a Gravel City, la bicicletería donde Aaron vendía sus productos, recorrer con él parte de los caminos de la Unbound, “que nos recordó un poco a las Sierras Bayas, un poco a Tandil.”
La idea de volver para participar de la mítica carrera estaba más cerca. “Regresamos a la patria con la promesa de volver, con la cabeza repleta de ideas y el corazón más grande por los nuevos amigos. El 2022 nos dejaría saber si sería posible retornar…”
Viaje y desembarco en la meca del gravel
Por Virna Lisi
A nuestro regreso de Emporia, allá por octubre del 2021, nos propusimos regresar para participar de la carrera, algo que teníamos que planificar muy bien por los costos, por el trabajo, además de evaluar si de verdad valía la pena. Y sí, por donde se lo viera era algo que nos parecía importante hacer, dar ese salto de fe en nosotros, conocer desde adentro la carrera. Así es que llegamos a Miami el 23 de mayo pasado y desde allí viajamos en auto a Emporia, en total unos 2515 km de ida y otros tantos que haríamos en el regreso.
Como a todo argentino, nos resulta familiar hacer tantos kilómetros, y hasta nos parece enriquecedor, porque nos permite conocer de primera mano los lugares que visitamos. Lo hicimos en tres días, durante los que atravesamos siete estados: Florida, Georgia, Tennesse, Kentucky, Illinois, Misuri y Kansas.
Emporia se transforma para este evento. A un pueblo de 24000 habitantes les caen de golpe algo así como 15000 personas.
Llegamos tres días antes, ya en un ambiente exacto al que se puede experimentar en las grandes carreras de Argentina. El espíritu es el mismo y el idioma el mismo, la bici. Estábamos en nuestra salsa.
Obviamente visitamos la expo, donde en particular nos pasó algo muy lindo. Había bicipolicías y les pedimos permiso para sacarles una foto. Uno de ellos vio el logo Halawa en nuestra remera, preguntó si los conocíamos, le explicamos que éramos nosotros y sonriendo nos contó que tenía un Tamal en su bici. ¡Genial! También nos cruzamos en la expo con alguien que tenía en su bici un Jathun XL y cuando le preguntamos por el bolso comenzó a contarnos las bondades del mismo… Lalo, director de turismo de Emporia, nos invitó al Teatro Granada, donde esa noche se haría la inauguración del Gravel Cycling Hall of Fame. Fue un verdadero honor ver ingresar a los primeros siete integrantes del Hall, personas que trabajaron desde diferentes lugares para que este deporte siga creciendo.
Y llegó el gran día, el día de la carrera. Juan Pablo había entrenado, pero no todo lo que hubiera querido, menos para 100 millas. Pintaba lluvia, y llovió… Nueve horas cuarenta, llegó entero. Más la satisfacción de ver Tamales en muchas “altas bicis”, jajaja, corazón contento.
Mis 100 millas en bici en la Unbound Gravel 2022
Por Juan Pablo Casaccione
Los sueños
Fueron años de soñar con esta carrera. Me ha pasado, sobre todo en pandemia, soñar en lo que en aquel momento era el Dirty Kansa o DK200 (y que luego, en 2021, se pasaría a llamar UnboundGravel), irme a dormir con eso en la cabeza, soñar con eso y despertarme con eso, entrenar incluso en la bici fija en pandemia, mirando videos del Dirty Kanza…
El haber podido llegar a la carrera, el haber podido inscribirme, ya eso era todo un sueño, un sueño que se estaba cumpliendo. No podía creerlo. Ya sabemos lo que se vive en una carrera, pero esto era diferente, esta carrera tiene una magia. No es solo el evento en sí y la empresa que se encarga de hacerlo, sino que todo un pueblo se pone a las órdenes de la carrera, a hacer que la gente que viene de todos los confines del mundo se sienta bien. “Have a good day” es su lema.
El retiro del kit
Llegamos a Emporia, vamos a la Expo y llega el día del retiro de los kits. Yo esperando el despelote habitual y me encuentro en un abrir y cerrar de ojos con el kit en la mano. Y cuando me estaba yendo me preguntan cuántas etiquetas necesitaba para los vehículos de apoyo que me iban a acompañar (¿¿??). O sea, no hacía falta que fueras un pro para que tuvieras un vehículo que te diera apoyo en alguna parte del camino. No, solo con ser alguien que corría ya tenías autorizada la cantidad de vehículos que quisieras.
Amanecer no muy agitado
Día de la carrera. Había dormido bien. Mí carrera largaba a las siete y yo estaba a unos tres kilómetros, iba en auto y ya sabía que cerca de la largada había un estacionamiento de la universidad. Llegamos a la largada como a las siete menos veinte y me sumé al último grupo, que era el de más de 14 horas. Yo estimaba para mis 100 millas más o menos unas 10 horas, que fue el tiempo que en realidad hice. Lo calculé bastante bien. Largué entre los últimos, tranquilo pensando “que se maten todos adelante y después iremos recuperando”. Y fue así.
Nubes sospechosas
A pedalear. Pasaron 10 millas, pasaron 20 millas y de a poco se iba cumpliendo algo que había visto a la mañana, cuando estaba desayunando, en las noticias: iba a haber lluvia… Ya había estado lloviendo la semana anterior, pero en los dos días previos había salido el sol y todo estaba bastante seco… por arriba, porque por abajo estaba bastante húmedo, y encima se veía venir la lluvia.
Sube y baja
Todo el recorrido, del principio al final, son cuchillas. Vas subiendo y bajando todo el tiempo. En los 160 kilómetros no hay respiro en ningún momento. Son subidas suaves, salvo alguna que otra, pero en general son subidas suaves y bajadas suaves… pero constantes. Tenés 1.600 metros de elevación total en el recorrido de las 100 millas. No es mucho pero te come piernas, porque hay muy pocos momentos de planos largos como para meter pata. El tema es aprovechar las bajadas para que la subida a continuación no se te haga tan larga.
Casi todo suave, sí, salvo algunas subidas como la del Juez (foto), que esa sí era dura, dura, porque estaba muy rota y era larga, con el agregado que venías de un falso llano. Esa subida sí rompía piernas.
Rompecubiertas
El piso es todo como una laja rota, por lo que te avisan que tengas cuidado con el tipo de cubiertas que vas a llevar porque te la va a cortar. A mí me habían aconsejado unas que me vinieron muy bien, que son las IRC Boken Double Cross 700×42, que me dieron muy buen resultado. Pero he visto en el camino muchísima gente cambiando cámaras todo el tiempo y gente con cubiertas rotas, con tajos. Hay mucha piedra muy filosa. Hay zonas de barro, zonas de piedra muy grande. Un camino en el que vas saltando todo el tiempo, una coctelera.
También cruzás un montón de vados, algunos que, como había estado lloviendo, se habían hecho bastante profundos y algunos que había que pasarlos caminando, con el agua arriba de las rodillas, porque no veías abajo, no sabías cómo estarían las piedras abajo.
Pasados por agua, barro y piedra
Largamos a la 7 y a la 11 se largó la lluvia. Fueron 4 horas de una cortina de agua. Eso hizo que en un tramo del camino todo el mundo tuviera que bajarse a caminar. Eran 3 kilómetros de barro en los que te enterrabas unos 15 centímetros, entre barro y piedra. Y estaba inclinado, así que no se podía pedalear porque te patinabas con la bicicleta. No quedaba otra que caminar.
Servicios al cliente
Nos habían dicho que habría un solo puesto de hidratación a mitad de camino, 80 kilómetros. No fue así: a los 50 kilómetros había un puesto que tenía agua en unos tanques enormes, porque en realidad es una época en la que debería haber hecho mucho calor, arriba de 35ºC. Entonces ellos tienen preparados tanques de agua con hielo para poder darte agua fresca, con varias bocas automáticas hechas con caños de PVC y unas boquillas donde ponés tu caramañola a llenar. Pasás, cargás automáticamente y seguís.
Pero como estaba fresco por el tema de la lluvia, no cargué.
A los 100 kilómetros había un puesto con sandwiches, fruta, geles, todo libre, y por supuesto agua y hasta bebidas isotónicas. Yo en particular me comí un sandwich de esos que se ven en las películas, con una feta de pan lactal untada con dulce de frambuesa y otra con pasta de maní. Pero el hambre que tenía a esa altura me hizo sentir ese “sandwich” como lo más rico que había comido en mi vida. A esa altura ya llevaba un poco más de 5 horas de carrera.
Palo y palo
La carrera por momentos se hacía medio monótona, siempre más de lo mismo, era bajar la cabeza y pegarle. Si bien el barro le dio un condimento particular, el camino es como si estuvieras en Tandil o en Sierra de la Ventana. Por momentos un poco más roto.
Cencerros, Coca y galletitas
En varias chacras que pasamos la gente estaba haciendo sonar cencerros y cuando pasabas te festejaban, te alentaban con un “¡go, go!. Buenísimo ese aliento. Y como la época de la carrera es una época de mucho calor, la gente de las chacras y de las casas a lo largo del camino se ponen en la puerta con mangueras para refrescar a los ciclistas. Aunque esta vez no, ya que hacía frío, Pero además compran de su bolsillo latas de gaseosa, galletitas y toda variedad de comida para ofrecerla a los ciclistas. Comida, bebida, cencerros y gritos de aliento a todos los que pasan. Y si bien no fui ni por asomo de los primeros en llegar, la llegada estaba llena de gente alentando y gritando del primero al último. Te reciben como si fueras el primero.
Sofía
Ya llegando a la parte final de la carrera se me acerca el pelotón de hombres. Me corro para dejarlos pasar, porque era todo huellas, huellas de auto y tractores. (Son caminos rurales tan rotos que al entrar en ellos hay carteles que le anuncian a los conductores que son caminos sin mantenimiento y que entres a tu propio riesgo.) Me corro para dejarles el mejor sendero a los pro y ya de atrás me venían agradeciendo porque me corría. Me sorprendió que los que estaban ganando la carrera se distrajeran para agradecerme. Y al rato aparece la chica argentina Sofía Gómez Villafañe, que yo hasta ese momento no sabía que era ella. Y la veo pasar sola y me digo: “Esta mina está matando, viene sola, no la sigue nadie”. Venía a un ritmo demoledor. Cuando llegué me enteré que era ella.
“Estoy terminando”
La llegada, la entrada al pueblo…, sentía que no llegaba más y hasta me empezaba a doler la espalda. Pero cuando ya entré en la recta final en el pueblo no lo podía creer y me salieron fuerzas de no sé dónde, hasta tenía ganas de mandarme un sprint. No lo hice porque iba a quedar mal, pero realmente sentí como que me volvía el alma al cuerpo, no podía creer que estaba terminando, no podía creer que estaba en Emporia, que había podido correr la carrera y que la había podido terminar. Fue un sueño hecho realidad. No sé cómo transmitir lo que viví al poder terminar esta carrera, porque uno ha corrido muchas carreras y en realidad en todas siempre pasa lo mismo cuando terminás, pero esta tenía una carga emocional más grande por todo el esfuerzo de haber llegado hasta allá, por todo lo que hicimos para poder estar alí.
En fin, mi tiempo: 9 horas 41 minutos 59 segundos.
Accesorios
#Vidriera con precio: Casco de MTB Vairo Volt
El casco Volt de Vairo ofrece una protección de alto rendimiento en la absorción de impactos, ya que cuenta con un sistema de construcción Inmold, que fusiona la capa superior del casco con el poliuretano, dando así mayor fuerza ante golpes y mayor resistencia al deterioro, pero manteniendo el casco potencialmente liviano.
Es sabido también que el ciclista puede llegar a pasar hasta 5 horas de ejercicio constante, elevando la temperatura de su cuerpo a altos grados: por eso el casco Volt cuenta con 21 canales de ventilación que reducen el calor en la superficie de la cabeza.
Accesorios
#Vidriera con precio: Gafas de ciclismo Limar Theros
El diseño único de este modelo sin marco permite una amplia visión. Su bajo peso lo hace ideal para salidas largas. Deportivo pero refinado, es adecuado para todo tipo de disciplina, especialmente para racing. La lente de una sola pieza cubre completamente el área de los ojos para una protección total contra el sol y cualquier otro obstáculo. También evita que la luz moleste desde los costados y mejora la aerodinámica al deslizar el viento sin crear turbulencias. Su bajísimo peso se distribuye uniformemente entre las orejas y la nariz.
-Marco: Grilamid TR90.
-Lente: Policarbonato 100% UV400 (15% transmittance), cat.3, espejado y revo-coating.
-La tecnología REVO de estas gafas es una lente, patentada y registrada por una empresa americana, que implica un recubrimiento multicapa. A diferencia de otras lentes espejeadas, mantiene inalterable la transmisión de la luz y se adapta al tipo de luz a la que está expuesta. lo cual permite ajustar la penetración de los infrarrojos, reducir la onda electromagnética, el resplandor y la fatiga ocular, además de proporcionar un excelente contraste en los colores
-Puente nasal: almohadilla fabricada en goma de triple inyección, sin partes metálicas, para evitar molestias en el contacto con la piel y lograr una gran adherencia durante las actividades deportivas.
-Anti fog air flow system (anti-niebla).
-Incluye estuche rígido y paño de limpieza.
PSVP $ 148.500 | COMPRAR
Más info:0341-4471340 | info@lirasport.com.ar | www.lirasport.com.ar
EL PRECIO ES ORIENTATIVO Y PUEDE CAMBIAR SIN PREVIO AVISO
Accesorios
#Vidriera con precio: Casco de ciclismo Limar Maloja
Maloja es el nuevo casco de Limar con un elegante diseño italiano a un precio excepcional. Combina un diseño compacto con un ajuste ergonómico, cómodo y un sistema de ventilación con 17 tomas de aire, optimizadas por canales internos. Es el casco ideal para el ciclismo de ruta, gravel o MTB.
-Tecnología: mono shell, in-mould, superlight.
-Ventilación: 17 canales.
-Ajuste: Competition + Fit-System con ajuste de altura y correaje integrado.
-Almohadillas: antialérgicas y lavables.
-Calce: Comfort.
-Talles: M (53-57 cm), L (57-61 cm).
-Peso: M (250 g), L (270 g).
PSVP $ 112.500 | COMPRAR
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Accesorios
#Vidriera con precio: Manubrio de ruta Vision Trimax Carbon Aero
Serie: Trimax Carbon.
-Disciplina: ruta y triatlón.
-Material: carbono.
-Forma: compact.
-Medidas: diámetro 31.8 mm x W380 + 10mm, 400+10mm, 420+10mm, 440+10mm (c-c).
-Flexión hacia adelante de 10 grados.
-Diseñado para cableado interno con túneles internos más grandes.
-Drop: 125 mm.
-Reach: 80 mm.
-Outward bend: 2º.
-Peso: 255 gramos (en 420 mm).
PSVP $ 558.000 | COMPRAR
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