Con 75 años en el rubro, el local ubicado en el barrio porteño de Villa del Parque ha visto pasar a generaciones enteras de ciclistas. Atendido actualmente por hijos y nietos del fundador, es una de las bicicleterías tradicionales de la ciudad.

Cuando tenía 22 años, el italiano Pascual Zotta hizo su primera reparación en una bici. Un vecino le había pedido que le arreglara el freno de una inglesa, para lo cual compró unos cuantos resortes. El joven Pascual estaba recién casado con Olga Núñez. Llegado a Argentina cuando tenía ocho años junto a su madre y su hermana, había trabajado en distintos oficios como herrería, panadería y canillita y más tarde había sido empleado por la empresa Klocner. Poco después de aquella primera experiencia como mecánico, convencido de que podía dedicarse a ello, Pascual renunció a su trabajo fijo para instalar su taller en el zaguán de la casa de sus padres, en la calle Concordia de Capital Federal, límite entre Villa del Parque y Villa Santa Rita.
Los primeros pasos dados por Pascual son el origen de la actual bicicletería Zotta, un comercio familiar que vio pasar a generaciones enteras de ciclistas y se mudó unas cuantas veces. Desde aquella casa pasaron a otra ubicada en la calle Indio, donde los padres de Pascual criaban gallinas y conejos, tenían una higuera, parra y tomates para la salsa del domingo, mientras él usaba el garaje para sus reparaciones. Ya en 1948, el italiano compró una bicicletería en la misma calle, a pocos metros, en la intersección con Terrada. En 1951 en ese mismo lugar construyó tres pisos: sótano, local y primer piso donde Pascual vivió con su familia y sus dos hijos. El negocio tenía agregados exclusivos para colgar bicicletas y un aljibe en medio del negocio para bajar y subir mercaderías cuando hiciera falta. En el año 1961, cuando la calle Indio cambió su nombre por Elpidio González, Pascual volvió a impulsar una mudanza y edificó el local donde un hoy funciona la bicicletería, en Ricardo Gutiérrez 3222.

Lo tradicional
En la actualidad, Zotta se dedica a la venta de bicicletas, repuestos, accesorios y herramientas. Cuenta con una línea completa de bicis fijas y de mountain bikes. También ofrece gran variedad de rodados para niños, como triciclos, cuatriciclos, kartings y monopatines.
“Al ser una bicicletería tradicional y tener 75 años de permanencia en el rubro, contamos con los repuestos más tradicionales y todo tipo de bicis- destaca Damián Zotta, nieto de Pascual- y en lo que hace a productos para adultos cubrimos toda la gama de mountain bike. Es una apuesta bastante grande, ya que, como se suele decir, el que mucho abarca poco aprieta.”
El local también cuenta con un taller de reparaciones para todas las marcas de bicicletas.
Zotta está atendido por sus propios dueños. Enrique Zotta es quien dirige el local, Alicia se ocupa de compras y ventas, Gustavo es el mecánico especializado, con muchos años de experiencia en el sector, Damián se ocupa de compras y administración, aunque también es mecánico si se lo precisa. Por su parte, Rubén Pérez es el mecánico encargado de armar las bicicletas que llevan el apellido de la familia, mientras que Héctor Bonifacio tiene a su cargo la administración general.

Clientes
Durante estos 75 años de vida, la bicicletería Zotta ha visto pasar muchas generaciones: “Muchos de nuestros clientes hoy son abuelos y nos han comprado todas sus bicicletas”, advierte Damián, que está acostumbrado a escuchar frases como “mi papá me compró la bicicleta acá y me acuerdo cuando vinimos a buscarla con toda la ilusión”, “esa bicicleta fue irrompible” o “yo les compraba cuando estaban en Indio y Terrada”.
A toda esta tropa fiel se han ido sumando deportistas que en los últimos años decidieron usar la bici para entrenar o correr y también los más recientes, que descubrieron que ir al trabajo pedaleando es favorable por muchos motivos: “Cosas como esas hacen que sigamos acá. Recuerdo una época en la que no armábamos más bicicletas y nos dedicábamos a la importación de repuestos y ventas mayoristas y minorista. Muchas gente venía y nos reclamaba que siguiéramos armando”, dice Damián.
Le preguntamos al nieto de Pascual si recuerda algún cliente histórico que haya pasado por el local: “Te puedo nombrar a Carlitos Balá, Riverito, Roberto Carnaghi, Amadeo Carrizo, Gerardo Sofovich o Juan Carlos Altavista”, enumera. “Juan Carlos Altavista nos compró una bicicleta para Reyes, pero nos pidió si por favor podíamos atenderlo por otra puerta. Le daba vergüenza venir a comprarla con tanta gente en el mostrador… al final lo atendimos por el garaje y se fue contento…”
Damián caracteriza a los actuales clientes de la bicicletería como aventurados y amigables: “Vienen los que no saben inflar la bici y los que cruzan los andes o se van pedaleando hasta Estados Unidos.”

Idas y vueltas
Zotta siempre ha sido un negocio familiar. Hijos y nietos eligieron tomar el legado de Pascual y hacerle honra. Los cinco Zotta que actualmente trabajan en la bicicletería almuerzan juntos todos los días. Todos pedalean y algunos días a la semana lo hacen en grupo para entrenarse o despejarse.
Aunque no todo es color de rosa: “Trabajar en familia puede ser muy difícil, en mi caso fue el comienzo, con idas y vueltas y discusiones y las fuerzas puestas en diferentes sentidos”, acepta Damián, que en un momento dado decidió abrirse del local y estudiar, para luego volver y aplicar allí lo aprendido: “Si toda esa fuerza es dirigida por la persona correcta, podemos encauzarla y en un momento dejar que el lado de la balanza que defina nuestro futuro sea el de trabajar unidos, tirando todos para el mismo lado. De eso puede resultar algo realmente grande”.

Info: Ricardo Gutiérrez 3222, (011)4503-1882, www.zotta.com.ar, Facebook: Zotta Bicicletas.

Nota publicada en revista Biciclub Nº 255, marzo 2016.