Cicloturismo
Siete Lagos en bici, el clásico de los clásicos
Llega el verano y con él la posibilidad de que, aun en medio de la pandemia, podamos disfrutar de la naturaleza pedaleando. Y para ello nada mejor que recorrer el circuito más clásico y bello de nuestro país, el Camino de los Siete Lagos. He aquí dos experiencias, una de Bariloche a San Martín de los Andes hecha por un viajero independiente y otra en sentido inverso, hecha por un organizador de viajes.
“¡Sin desperdicio!”
Lagos donde el agua se confunde con el azul del cielo, bosques de cuento y un entorno tan amigable que invita al disfrute pleno de todos los sentidos. Tentador ¿no?
El Camino de los Siete Lagos se convirtió con el paso del tiempo en el recorrido por excelencia de los cicloturistas argentinos y extranjeros que quieren conocer nuestra hermosa Patagonia. Una perfecta combinación de paisajes de ensueño, infraestructura para recibir a los viajeros y la posibilidad de conocer a otros apasionados de la bici en el camino, convierten a este circuito patagónico en una opción muy tentadora para aquellos que recién se inician, como así también para los más experimentados.
Quizás la época más favorable para hacerlo sea el verano, por el clima agradable y la gran disponibilidad de servicios, pero no descartaría las otras estaciones para aquellos más aventureros que se arriesgan a temperaturas más bajas e incluso la nieve.
El recorrido tradicional une las ciudades de Villa La Angostura con San Martín de los Andes, ambas en la provincia de Neuquén. En mi caso, comencé en la vecina Río Negro, más precisamente en el aeropuerto de la ciudad de Bariloche. Desde allí, una vez en la rotonda de acceso de la ciudad, me desvié por la ruta 40 con destino a Dina Huapi, un pequeño pueblito casi pegado a Bariloche, donde pude comprar provisiones antes de seguir camino, no sin antes realizar mi primer almuerzo en las costas del imponente lago Nahuel Huapi.
Mi idea era llegar en esta primera etapa hasta Villa La Angostura, pero el agobiante calor de la jornada y el desnivel que aumentaba al final del recorrido me obligaron a detenerme en un camping cuando había recorrido algo más de 55 kilómetros.
Arrayanes
Al día siguiente y con energías renovadas emprendí la segunda etapa hasta la Villa, pasando por Puerto Manzano y el ingreso al cerro Bayo, una muy linda y arbolada zona residencial. Una vez en la ciudad y ya instalado, me dispuse a recorrer el pintoresco centro comercial, previo paso obligado por la oficina de turismo.
Me gustó tanto el lugar que decidí quedarme dos días para poder conocer el Parque Nacional Los Arrayanes, de visita casi obligatoria para los cicloturistas, ya que se puede llegar pedaleando atravesando la península de Quetrihue y un espeso bosque patagónico. Al ingreso del Parque hay un lugar donde se pueden dejar las bicicletas para disfrutar de la caminata en las pasarelas que se adentran dentro del bosque de arrayanes.
Atardecer en el Espejo Chico
De nuevo en la ruta 40, en mi tercera etapa recorrí el lago Correntoso y el río homónimo, que ostenta el título de río más corto del mundo, ya que en pocos metros conecta este lago con el Nahuel Huapi. Mi siguiente parada fue en el lago Espejo, donde almorcé y aproveche para dormir una siesta en sus costas.
Luego de ese pequeño parate emprendí los 15 kilómetros que faltaban para llegar al Lago Espejo Chico, donde pasé la noche.
Para llegar a este lago hay que desviarse unos kilómetros de la ruta por un camino de ripio, pero sus aguas templadas y de un turquesa profundo merecen el esfuerzo. Sumado a esto, esa tarde me brindó uno de los atardeceres más lindos de mi vida. Al día siguiente aproveché la mañana para degustar las exquisitas tortas fritas de la proveeduría y desayunar a orillas del río Espejo Chico. ¡Sin desperdicio!
Una pausa en Villa Traful
Durante la cuarta etapa realicé otro desvío al recorrido tradicional para conocer el hermoso pueblo de Villa Traful, que se encuentra a unos 30 kilómetros de la ruta 40 y al cual se accede por un camino de ripio en regular estado. Recomiendo detenerse a mitad de camino, en Puerto Arrayán, donde se puede apreciar por primera vez el Lago Traful y sus hermosas costas. El pequeño pueblito de Traful es un paraíso de esta parte de la Patagonia. En los momentos en que el lago está calmo, el agua es tan transparente que las embarcaciones parecen flotar en un espejo perfecto. En Villa Traful se pueden encontrar almacenes y negocios para aprovisionarse y hostel y camping para el descanso; también se pueden realizar excursiones, navegar sobre un bosque sumergido y degustar una excelente gastronomía. El Mirador del Viento es una de las paradas obligatorias de este lugar, desde donde es posible apreciar la magnitud de la naturaleza que lo rodea. Me gustó tanto Traful que decidí quedarme un día más para poder conocer el circuito de las cascadas y disfrutar del pintoresco pueblito.
La lluvia que no cesa
La quinta etapa tenía como destino final el camping Pichi Traful, que también se encuentra por fuera de la ruta principal. Para llegar a él tuve que desviarme unos cuantos kilómetros por un camino de ripio. El lugar es muy cómodo y con hermosas vistas del lago y del cerro Falkner.
Al día siguiente la lluvia apareció por primera vez en el viaje. Me quedé un par de horas más en la carpa, pero ante un panorama que no parecía cambiar decidí emprender la marcha. Neblina y una leve llovizna acompañó mi salida de Pichi Traful, llovizna que se fue acentuando cada vez más, convirtiéndose en tormenta al llegar a los lagos Falkner y Villarino.
Si tuviera que describir la sensación de estar pedaleando bajo la lluvia en ese lugar, solo podría decir que me sentía inmensamente feliz. La lluvia me acompañó durante toda la sexta etapa, hasta que llegué al Lago Hermoso, ya en el Parque Nacional Lanín.
Vale aclarar que mas allá de la adrenalina que sentí en toda la etapa, los últimos kilómetros se hicieron bastantes difíciles por el frío y un poco de viento que había empezado a soplar, pero nada que no se pudiera solucionar con una buena ducha caliente y un reparador cafecito al llegar al camping.
Esa noche fue la más fría del viaje, con temperaturas bajo cero. Ahí corroboré que un elemento clave, por más que se viaje en verano, es la bolsa de dormir, para evitar pasar malos ratos.
Al día siguiente y antes de emprender la última etapa, aproveche los kayaks que el camping tenía en alquiler para remar un buen rato por el lago.
Belleza por doquier
Feliz y con un sol radiante sobre mi rostro emprendí la séptima y última etapa del viaje, que me depositaría en el último lago de mi recorrido, el Lácar, y finalmente en la ciudad de San Martín de los Andes, el gran destino de la travesía.
Esta etapa fue de disfrute pleno. Viví los últimos kilómetros del recorrido queriendo capturar cada una de las imágenes que llegaban a mi retina.
El Lago Machonico apareció detrás de un mirador como el anteúltimo del recorrido. Más adelante llegué al Arroyo Partido, que se caracteriza por ser el único arroyo cuyas vertientes desembocan tanto en el océano Pacifico como en el Atlántico.
A unos 20 kilómetros de San Martín de los Andes hay un desvío de acceso al Cerro Chapelco, punto de inicio de un vertiginoso descenso de más de 15 kilómetros que nos permite dejar de pedalear por un buen rato y disfrutar de las hermosas panorámicas que nos brinda el Lago Lácar cuando aparece ante nuestros ojos. Imposible no emocionarse.
Así recorrí los últimos kilómetros de esta travesía, con lágrimas en los ojos y el pecho lleno de orgullo por haber culminado este sueño hecho aventura.
Por Silvio Godoy Argiz: @Silviogodoyargiz | silvio_mosq@hotmail.com
La verdad de los Siete Lagos
Cuando comencé a planificar esta salida, bajé varios relatos de distintas páginas de internet pero todos diferían con respecto a los tiempos, distancias y dificultad del terreno, así que decidí tomar un promedio de los mismos y basarme en ello y una vez en el lugar realizar mi propio relevamiento, cuyos detalles son los que siguen.
De San Martín a Lago Hermoso
La travesía comienza en San Martín de los Andes y apenas dejamos la ciudad comenzamos a transitar por una ruta con muy buen asfalto pero en constante subida por 15.7 kilómetros. Esta subida es muy agotadora, más aún con la carga. Es necesario tomársela con mucha calma y realizar varias paradas. La relación para poder hacer dicha subida es 1:1, y si es necesario hay que bajarse de la bici y caminar (hasta el más experimentado camina en estos), ya que si nos forzamos con una relación más alta corremos el riesgo de quedarnos sin piernas para el resto del viaje.
Al terminar la subida el camino invita a pedalear, pero aconsejo parar en el Arroyo Partido, en el kilómetro 17.2, y aprovechar para almorzar y refrescarse.
Una vez descansado se retoma la marcha sobre la ruta y al pasar por el desvío al lago Meliquina nos encontramos con otra subida, aunque no tan extensa, que se puede hacer.
El camino sigue con subidas y bajadas y llegamos al kilómetro 38, donde encontramos un parador y un camino que sale hacia la derecha y que nos lleva al Lago Hermoso (2 kilómetros), donde finalizaremos nuestra primera etapa. En las inmediaciones del lago hay distintos lugares para pasar la noche, inclusive el Camping del Lago Hermoso, precario pero con lo necesario (baños y ducha con agua caliente) y una proveeduría no muy completa. Desde el camping se tiene acceso al Lago Hermoso, al Río Hermoso y a una cascada que une a estos dos. Un lugar muy bello.
Falkner y Escondido
Al día siguiente salimos nuevamente a la ruta y hacemos solamente 14 kilómetros para llegar al Lago Falkner, donde podremos comer unas ricas pizzas en la proveeduría del camping (mucho mejor que el anterior). Pasamos luego junto al Lago Escondido y llegamos al puente que cruza el río Pichi Traful, después del cual está la casa del guardaparques. Allí sale un camino hacia la izquierda de un kilómetro que nos lleva al camping Pichi Traful, sede de nuestra segunda noche. En esta segunda jornada recorrimos en total 28 kilómetros.
Este camping esta mucho más organizado que el primero, los baños son mucho mejores, hay piletas para el lavado de ropa y vajillas por separado, las duchas de agua calientes funcionan a fichas (cada ficha te da seis minutos de agua caliente). La proveeduría es más completa que la anterior, pero hay que tener en cuenta que los precios son un poco altos con respecto a los de la ciudad, así que si nuestro presupuesto es acotado aconsejo llevar lo necesario para cocinarse uno mismo.
En busca del Espejo Chico
En la tercera jornada salimos del camping Pichi Traful y retomamos la ruta. Aquí ya se complica un poco el pedaleo, ya que lo dificultan las subidas (muchas hay que hacerlas caminado) y las bajadas, con las cuales mejor no tentarse, ya que si la bici se descontrola es un palo seguro. Sugiero hacer las bajadas con calma, aplicando suavemente ambos frenos y llevar la bici controlada. En esta parte del camino vamos a encontrar muchos arroyitos y vertientes con agua cien por ciento potable que salen de las rocas, algo ideal para refrescarse e hidratarse.
En esta parte del camino nos vamos a encontrar con muchos tábanos, por lo cual habrá que tener Off a mano.
En el camino nos encontraremos con un desvío que nos lleva a Villa Traful, pero en nuestro caso seguimos de largo. Luego de una bajada y tras haber pedaleado unos 28 kilómetros nos encontramos en una curva y llegamos al Lago Correntoso. Aquí hay un camino que va hacia una hostería donde se puede parar y tomar algo fresco. Hacemos un par de kilómetros más y llegamos al desvío que nos lleva al camping del Lago Espejo Chico, lugar donde aconsejo pasar la tercera noche. Kilometraje del día: 34.
Camino a La Angostura
Durante la cuarta jornada retomamos la ruta y a los dos kilómetros se llega al arroyo Rucamalen, que une el Lago Espejo Chico con el Lago Correntoso. Un lugar ideal para parar bajo el puente y, si te animás, nadar en sus cristalinas y frías aguas. Sumergirse en dichas aguas y ver el fondo del arroyo como si se estuviera nadando en una pecera totalmente transparente en la que se divisan las piedras del fondo, los troncos sumergidos, los peces, es un espectáculo de no perder. Si no te animás al nado, igual podés llenar las caramañolas con esta agua pura y fría ¡No te lo pierdas!
Seguimos camino y tras 10 kilómetros llegamos al camping del Lago Espejo, lugar ideal para descansar y almorzar. Cuenta con una pequeña despensa con sándwiches y bebidas frías.
Salimos del camping y a los 500 metros empalmamos con la ruta que viene de Chile, en la que pedaleamos a una buena velocidad y después de 15 kilómetros llegamos a Villa La Angostura, previa parada en un mirador donde tenemos una vista espectacular del Lago Nahuel Huapi y de la ciudad.
Al entrar a la ciudad encontramos de la mano izquierda una estación de servicio, frente a ésta un supermercado y al lado el Camping Unquehue, un camping muy organizado, con muy lindos baños con agua caliente las 24 horas. No tiene proveeduría, pero en la puerta misma está el supermercado, mejor imposible.
Otro dato importante es que saliendo del camping y cruzando la ruta hay una bicicletería y casa de camping donde hacen arreglos de las dos cosas. En esta jornada pedaleamos 30 kilómetros.
Cerro Bayo y Arrayanes
En esta quinta jornada se nos presentan dos opciones para hacer en Villa La Angostura: el Cerro Bayo y el Bosque de Arrayanes.
En el primero puede hacerse el ascenso en aerosilla y para descender hay tres alternativas: principiante (camino ancho por donde circulan autos), intermedia (bajada rápida con muchas raíces, hay que saber bajar) y la avanzada (solo para expertos).
La otra alternativa es el bosque de Arrayanes, un circuito que se hace en dos horas de ida y una de vuelta. Se trata de un hermoso sendero dentro del bosque, con subidas y bajadas. Está de más decir que en el regreso predominan las bajadas, pero ojo, es un sendero complicado y no apto para principiantes. Si hacen este circuito aconsejo llevar abundante agua y algo de comer. En la zona de descanso solo hay un bar y cobran muy caro cualquier cosa. Entre ida y vuelta se hacen 30 kilómetros.
Fin de fiesta en Bariloche
Si bien el Camino de los Siete Lagos finaliza en Villa la Angostura, sería un desperdicio no pedalear hasta Bariloche en una sexta jornada. Son 90 kilómetros de muy buena ruta (¡cuidado con el tránsito!). Saliendo temprano y haciendo las paradas necesarias para descansar, se pueden hacer en un día. El que no se anime, puede hacer este recorrido en micro: hay varios servicios diarios y te llevan la bici.
Saliendo de Villa la Angostura tomamos la ruta asfaltada rumbo a Bariloche que va costeando el Lago Nahuel Huapi, lo que le da un atractivo particular. En el camino se cruzan tres arroyos grandes, en el último (arroyo Huemul) aconsejamos parar y almorzar. Luego se cruzan varios pequeños arroyos donde se podrán abastecer de agua, pero no hay ningún lugar donde comprar bebidas o alimentos, así que hay que llevar lo necesario. En caso de querer acampar y hacer el recorrido en dos días, solo hay camping libre.
Una vez que el camino se aleja del lago hay una extensa subida, pero luego de ésta viene la bajada más larga y recta de todo el viaje, donde las computadoras pasan los 60 km/h. Desde ahí se puede ver, del otro lado del lago, la ciudad de Bariloche.
En la intersección con la ruta 237 se debe doblar a la derecha. En unos kilómetros más pasamos el control policial y ya estamos en la provincia de Río Negro.
Pasando el puente del Río Limay hay un parador, el primer lugar desde que salimos desde Villa la Angostura donde podremos comprar algo de comer y beber. Luego de un breve descanso en el lugar emprenderemos los últimos 15 kilómetros, para llegar al Centro Cívico de Bariloche, lugar donde damos por terminado el viaje.
El total pedaleado en el día es de 95 kilómetros. El camping más cercano se encuentra a 2.5 kilómetros del Centro Cívico.
Este recorrido puede ser modificado salteando algunas etapas y haciendo más o menos kilómetros por día, pero para el ciclista sin experiencia en este tipo de viajes, mi consejo es no hacer etapas largas, ya que no hay que subestimar el esfuerzo que implican las subidas con las bicis cargadas, además de que la idea es disfrutar del viaje, de los lugares y de los paisajes y no simplemente sufrir por el esfuerzo. También aconsejo hacerlo con grupos organizados, o por lo menos con compañeros que ya tengan experiencia.
Por Alejandro García: Coordinador de Ciclo Tur, un emprendimiento que organiza viajes en bicicleta: www.ciclo-tur.com.ar
Cicloturismo
El cruce más rápido del Sahara en bicicleta y sin asistencia en 12 días, 22 horas y 44 minutos
Foto: https://www.instagram.com/sergio_michelini_photography/
Protagonizada por el ultraciclista ítalo-argentino Leonardo Morilla, la travesía más rápida (y escalofriante…) del desierto del Sahara en bicicleta, que implicó recorrer sin apoyo externo 3.000 kilómetros desde Marruecos hasta Dakar, con 10.670 metros de desnivel acumulado, en 12 dias 22 horas y 42 minutos, está actualmente en proceso de transformarse en un nuevo Récord Guinness*.
Leonardo comenzó en Marrakesh, Marruecos y terminó en Dakar, Senegal, superando el récord anterior por 7 horas de diferencia, con el agregado de que, por la situación bélica que sufre esa zona, debió recorrer 3.000 kilómetros en lugar de los 1.700 del récord vigente hasta ese momento.
Foto: https://www.instagram.com/sergio_michelini_photography/
El rácord fue realizado durante el verano del Sahara, para aprovechar los vientos a favor de hasta 40 km/h que son frecuentes en esa época del año, pero unas inusuales tormentas en Mauritania provocaron que los vientos fueran en contra casi el 80% del tiempo, en forma de tormentas de arena de hasta 70 km/h.
Leonardo debido atravezar distintas adversidades:
-500 km sin dinero y sin comida debido a que momentaneamente no se podia extraer dinero en ningun cajero de toda Mauritania.
-Pasar por uno de los pocos territorios que existen llamados No man’s Land (Tierra de nadie), en la frontera entre Marruecos y Mauritania.
-Envenenamiento por comida en mal estado
-Cruzar con sobornos la frontera de los hermanos Rosso, entre Mauritania y Senegal, conocida como la frontera más corrupta de África.
-Finalizar su recorrido en Dakar el día de un intento de golpe de estado, donde el gobierno cortó internet por una semana. Lo que obligó a Leonardo a recorrer los ultimos 350 km sin GPS desde la frontera hasta la capital en menos de 24 horas, atravesando manifestaciones e incluso agresiones.
Lo que sigue son algunos relatos en primera persona de esta carrera contra el tiempo y el espacio.
Foto: https://www.instagram.com/sergio_michelini_photography/
Grasa hervida con salsa y solo dos horas de sueño
Antes de comenzar, paso una semana en Marrakech para aclimatar mi cuerpo a las temperaturas.
Me despierto en una habitación de 2 x 2 metros en Medina, Marruecos. Sin ventiladores y apenas una ventana que da a un pasillo interno. Son las 9:30, miro la temperatura: 37ºC. Siento que ya estoy agonizando y todavía ni siquiera estoy en el Sahara.
A las 22:30 salgo de Menara Gardens con 3 testigos que firman los documentos que exige el Guinness World Record.
Parto entre la multitud. No tengo muchos más recuerdos de esa noche más que escuchar música y controlar las pulsaciones. Cuando vuelvo a darme cuenta de dónde estoy, ya he cruzado la primera parte de las montañas Atlas prácticamente sin darme cuenta, ya he hecho 2000 metros de ascenso antes del amanecer.
Tenía comida suficiente para no parar por casi 1000 km; solo debía completar con proteínas como huevos y carne que encontrara en la ruta. Ya es mediodía, entro a un lugar donde veo que la gente come y le digo a la persona que quiero lo mismo, que parecía carne. Me lo sirven y en realidad era solamente grasa hervida de algún animal con una salsa. No creo que sea un plato “saludable”, pero después de haber gastado unas 4000 calorías, ¡era increíble! No podía creer lo bueno que estaba ese plato de solo grasa y cartílagos. Continúo hasta que se hace de noche y voy a un restaurante mejor puesto; el dueño está sorprendido y no quiere que pague. Al final, termina invitándome a su casa y explicándome que él no es árabe, esta región pertenece a otra cultura… No entendí a qué se refería, pero esta secuencia se repitió muchas veces. Le agradezco, sacamos una foto con él y con el chef, y me despido rumbo a Tiznit, donde había visto un camping, solo que no tenía teléfono ni página web. Cuando llego, el camping estaba cerrado. Terminé durmiendo contra una pared para refugiarme del viento a las 2 de la madrugada. Era la primera vez que dormía en 40 horas.
A las 3 unos perros me acorralan en la oscuridad. Veo una luz y grito “Ici, ici”, que en francés es “aquí, aquí”. Era el guardián, que paseaba con sus perros por la noche.Solo hablaba árabe, pero entendí con sus gestos que podía quedarme. El problema es que ahora tenía la adrenalina lista para subirme los Atlas de nuevo; ¿Cómo dormir así? Ese día solo dormí 2 horas en 40 horas.
(Al día siguiente) me despierto con el colchón inflable completamente en el piso, muy pinchado. Sentía que mi cuerpo no se había recuperado en absoluto.
En todas las culturas, se puede ver cómo los autos te comunican sus códigos, sus reglas, la de esa ruta en particular. Ahora el código era: “Esta ruta es de los camiones principalmente”. Me doy cuenta cuando un camión toca bocina por detrás, no frena ni cambia de rumbo; ya sabes que es mejor aceptar las condiciones de ellos. Ya no había más banquina, cada vez que un camión venía por detrás tocando bocina, “era mi obligación tirarme fuera del asfalto contra las piedras, contra una zanja, contra lo que sea”. Yo estaba de más en esa ruta y tenía que dejar pasar a cada camión.
Recuerdo llegar a la cima, suspirar y decir, ya no quiero subir más. Me tomo unos minutos para recuperarme, después de sentirme entre la espada y la pared durante varias horas. Luego vino el descenso como recompensa, con el viento que permitía evaporar la transpiración. Llego a un camping y me pongo a reparar el colchón que tenía 7 pinchazos en total; la noche anterior, sin verlo, había dormido sobre unos vidrios rotos y unas ramas. El dueño del camping me cobra 3 euros y además me ofrece un plato de pasta. Me advierte que el agua no es potable y no hay agua caliente, pero que puede darme una olla con un poco de agua hirviendo para bañarme. Me baño sentado en una roca con 2 baldes de agua. Lo sentía como el baño más reparador que había tenido en mi vida. Pude dormir 7 horas.
Tormenta de arena
(Al tercer día) me despierto y la rueda trasera estaba completamente desinflada. La inflo y salgo lo más rápido posible mientras pienso que hoy va a ser un gran día, estoy muy descansado. Luego de cruzar esta última parte de Atlas, llego a TanTan, conocida como “Las puertas del Sahara”. El viento era insoportable, soplaba en contra y cruzado. Calculé en ese momento una velocidad constante de viento de 30 km/h con ráfagas de hasta 70 km/h. Incluso caminar era difícil, tenía miedo de caer frente a un camión. Caminé durante 3 horas. Observaba que la arena estaba suspendida en el aire; en ocasiones, ráfagas de arena voladora me golpeaban, causándome una sensación de ardor en la piel y mucha tos. Cubrí mi boca con la única otra remera que tenía y atravesé TanTan; ya no sabía cómo hacer para respirar ni para abrir los ojos, ya que la arena entraba por todas partes. No era consciente de que estaba atravesando una tormenta de arena.
Levanté la vista y ahí vi una de las imágenes más aterradoras de este viaje: el horizonte estaba compuesto únicamente de arena en movimiento. No se distinguía entre el suelo, el aire y el cielo; todo eran montañas de arena. En ese momento pensé, “¿Dónde me he metido?” Yo creía que esto iba a ser más fácil… ¿Cómo pude pasar por alto esto en mi planificación? En mi cálculo, tendría viento a favor todo el tiempo, pero esto era literalmente imposible. Los camiones se detienen y me preguntan hacia dónde voy. Intento explicar que estoy intentando establecer un récord mundial, pero nadie parece entenderme. Me dan agua y se van.
The police
(Al final de lmi cuarta jornada,) a las 11 pm, llego a las puertas de la ciudad de Laayune. Un grupo de policías amables me detiene. 100 metros más adelante, militares me paran; ya no tan amables, me piden el pasaporte y me hacen muchas preguntas. Lo más extraño es que, a 100 metros de allí, me paran otros militares, pero estos estaban bastante armados y no mostraban ninguna sonrisa. Me apuntan con linternas en la cara y me preguntan por mis documentos, por qué estoy aquí y por qué a esta hora. El interrogatorio es extenso y luego me dejan ir. 100 metros más adelante me paran nuevamente policías. Ya no entendía nada. Pregunto por qué me paran tantas veces y qué está sucediendo. Me responden que son controles normales, para garantizar mi seguridad. Sin darme cuenta, había cruzado el área en disputa entre Marruecos y Sahara Occidental). Dependiendo de a quién le preguntaras, había cruzado una línea fronteriza entre dos países.
Mad Max
(Al quinto día) despierto rodeado de hombres y escenas que parecen sacadas de una película de Mad Max: animales muertos, jeeps, camionetas y motocicletas destrozadas con piezas esparcidas por todas partes. Parece un desguace con carpas en medio. Me levanto muy tarde ese día debido a la acumulación del viento en contra, lo cual me ha dejado con una gran fatiga física.
El sistema tubeless de la bicicleta deja de funcionar y tengo que reemplazarlo por una cámara de aire convencional. También aprovecho para limpiar el grupo de tracción en una gasolinera con diésel, ya que la arena ya no me permite cambiar de marchas correctamente. Pierdo mucho tiempo realizando estas reparaciones y limpiezas. Debido a la tormenta de arena, algunas partes de la carretera tienen un carril reducido y se convierten en un solo sentido, ya que las máquinas topadoras están retirando la arena de la carretera. Parece como si el Sahara estuviera “comiéndose” la ruta. Finalmente, encuentro un camping y duermo alrededor de la medianoche.
(En la séptima jornada) me despierto antes del amanecer y soy muy consciente de que estoy retrasado. A partir de este momento, no puedo permitirme perder tiempo en nada. Desayuno rápidamente y me subo a la bicicleta. Creo que solo saqué una foto ese día. Cruzo el Trópico de Cáncer y pincho la rueda trasera dos veces. Ahora uso una cámara de aire, así que tengo que limpiar y reparar la cámara, que está sucia por el líquido tubeless. Duermo en un pequeño pueblo donde la gente espera antes de que abran la aduana para cruzar a Mauritania. Estoy un poco preocupado por “No Man’s Land”, ya que mañana cruzaré uno de los pocos territorios en conflicto, donde ningún país lo reclama como propio. Por lo tanto, son 5 km donde no hay leyes ni gobierno que rijan ese territorio.
No man’s land
Me despierto antes del amanecer y me dirijo directamente a la frontera. Desayuno un pan con huevos y veo un cajero automático. Pienso que es mejor sacar dinero en efectivo en Mauritania para evitar problemas con el tipo de cambio. Sin saber que esta sería mi última comida con mi último dinero en más de 500 km.
Llegar en bicicleta a una frontera en el Sahara tiene la ventaja de que te dejan pasar adelante sin hacer cola bajo el sol. Pero ser blanco tiene la desventaja de que quieren entender realmente lo que estás haciendo y asegurarse de que no seas una amenaza para ellos o un problema internacional. Cruzo “No Man’s Land” y del otro lado me encuentro con nada más y nada menos que la Guardia Civil Española. Ellos estaban caminando, hablando y saludando a la gente. Quería abrazarlos, pero decidí limitarme a darles la mano. Estaban muy contentos de verme y se reían, preguntando cómo llegué hasta allí. Mientras hablaban, tomaban jugo de naranja en vasos de vidrio, dos cosas que no había visto en más de 1000 km. Les expliqué mi situación de récord mundial y les pregunté si sería seguro seguir de noche. Me dijeron: “Ya llegaste hasta aquí, así que sabes dónde estás y cómo funciona esto. Ve tranquilo, no te pasará nada. De todos modos, vamos a informar al jefe de los militares de Mauritania y veremos qué dice”. El jefe militar de Mauritania vino y dijo: “De noche no puedes continuar en bicicleta, es peligroso. Cuando veas militares de noche, quédate allí”.
Mis días más difíciles: Mauritania
Pago una visa de 55 euros, que no puedo pagar con tarjeta, y me quedan solo unos 5 euros en efectivo. Un militar me dice que no me preocupe, que a 45 km hay un pueblo donde puedo usar mi tarjeta.
Ese día la temperatura rondaba los 50 grados. Llego al pueblo y resulta ser uno de los más pobres que he visto, con camellos muertos abandonados en la carretera. Ni siquiera los han enterrado. Compro algunas bebidas mientras reviso el mapa. Hay una gasolinera a 80 km y luego un pueblo a 200 km. La gasolinera está abandonada.
No tengo agua y comienzo a pedir bebidas a los militares y policías que me detienen. Llego a la ciudad a media noche; el nombre de la ciudad solo está en árabe en los carteles.
Ningún cajero automático funciona. Unos niños, junto con una persona mayor, me ayudan. Los niños se autodenominan los guardias del ATM y me muestran los 3 cajeros automáticos que hay, ninguno de los cuales funciona. Me dan algo de su escasa comida y agua. Me dicen que no me preocupe, que puedo dormir en la mezquita. Me presentan al guardián de la mezquita, que parece un imán, y a las 3 de la madrugada me recibe y, como todos los hombres religiosos, habla varios idiomas, incluido el inglés con fluidez. Le cuento mi situación y me dice que soy bienvenido, y me muestra un lugar donde puedo dormir junto con otras 20 personas. Era el patio de la mezquita. Me acuesto en mi bolsa de dormir, miro al cielo y veo un millón de estrellas.
(Al principio de mi novena jornada) me despierto con la llamada a la oración islámica a las 5 AM. Nunca antes me había sentido tan dolorido muscularmente. Mi cerebro estaba en piloto automático, ya no respondía, solo sabía que la solución estaba adelante. No tenía comida en el estómago y mi cuerpo comenzó a consumir no solo grasa sino también mis propios músculos como fuente de energía. Compro 2 panes con los últimos 20 centavos que me quedan y no me bajo de la bicicleta hasta llegar a la capital de Mauritania, Nuakchot. Llego a Nuakchot a media noche. Ningún cajero automático funciona, encuentro un hotel donde hablan inglés, les cuento mi situación y me dicen que no me preocupe, que me quede a dormir y vea cómo soluciono las cosas mañana. Pregunto por comida, pero me dicen que ya es muy tarde. Me voy a dormir sin comer.
(A la mañana de mi décima jornada) me despierto en el hotel a las 6 AM y comienzo a enviar mensajes a amigos que trabajan en diversas ONG de África. Finalmente, logro que una amiga de un amigo me dé 200 euros en efectivo y le transfiero el equivalente a su cuenta en Europa.
Tan pronto como recibo el dinero, compro un plato de arroz con pollo en el primer lugar que encuentro. Pero, poco antes de terminar de comer, empiezo a sentir un fuerte dolor en el estómago y salgo corriendo al baño. Mi cuerpo reacciona con una diarrea que llega quince minutos después de comer. Me estoy envenenando con carne en mal estado. Quedan menos de 48 horas para recorrer 600 km y decidir si rompo o no el récord mundial anterior. No puedo permitirme perder más tiempo. Compro algunos víveres para no detenerme más hasta la meta final.
Salgo muy tarde y físicamente agotado. A las 10 PM, empiezo a marearme en la carretera, y a las 11 PM, habiendo recorrido solo 50 km, me detiene un control militar. Me piden el pasaporte, me llevan al jefe y él me dice que no puedo continuar por mi seguridad; tienen esa orden y debo quedarme ahí. Para mí, es una especie de salvación, ya que ya estaba comenzando a sentir fiebre.
Los hermanos Rosso
(Al principio de mi undécima jornada) un hombre árabe con un turbante verde oscuro y una ametralladora me despierta. Muy amablemente dice: “Son las 7 AM, ya puedes irte… parece que estabas muy cansado”. Antes de que me vaya, me da algo: un pan mordido y un mango.
Comienzo a pedalear hacia Rosso, conocida por ser la frontera más corrupta de toda África, administrada por dos hermanos. Llego a las 5:45 PM, justo 15 minutos antes de que cierre. Pago alrededor de 70 euros en sobornos y cruzo a Senegal en una canoa motorizada.
Del lado de Senegal ya no hay árabes, pero parece que he entrado en algún tipo de infierno. Solo veo gente vestida con uniformes militares y de policía a medias, porque en realidad ninguno es militar ni policía. Hay muy pocas mujeres, casi todas son prostitutas. No hay ningún tipo de recolección de basura, así que las moscas están en todas partes. Además, el alcohol es de venta libre en Senegal, lo que amplifica aún más la decadencia de ese lugar.
Una Coca en el prostíbulo
Me encuentro con un hombre blanco que me grita con acento español: “¡Oye! ¡Te vi en el Sahara! ¡Has cruzado el Sahara! ¡Estás loco!”. Era un camionero de casi 70 años que compraba camiones en Europa y los vendía en África. Según él, me había visto durante los últimos 1500 km. Le propongo tomar un café juntos, pero eso no existe en Rosso. Él me dice: “Aquí solo hay dos prostíbulos”, así que vamos a uno de ellos a tomar una Coca-Cola. Allí le muestro los mapas y le cuento mi travesía. Siendo las 8 PM y habiendo recorrido ya 250 km, él me convence de que no puedo descansar en Rosso. Si quiero romper el récord mundial, debo hacer al menos 100 km más ese día o antes de dormir. Le doy un abrazo y sigo adelante, enfrentando el viento de frente en dirección a Saint Louis.
Día 12, el último día
Me despierto a las 8 AM. A pesar de ver que he perdido mucho peso, al ponerme la ropa me doy cuenta de que algo anda mal. A pesar de eso, me siento bien y sé que es el último día. No desayuno, el dolor en el estomago me hace olvidar que debo comer.
Salgo directamente y enciendo el GPS. Pero recuerdo que no hay internet debido a un intento de golpe de estado y el gobierno cortó el servicio. Así que no sé cómo llegar a Dakar. No lo pienso dos veces y sigo en dirección sur, preguntando a la gente cómo llegar a Dakar. Todo el camino es en contra del viento.
Paso por barricadas y veo señales de incendios de la noche anterior. Algunas calles todavía están bloqueadas y algunos niños me detienen, amenazándome con palos y arrojando piedras y botellas. Un niño me roba una botella de agua. La gente está furiosa en las calles y a medida que me acerco a la capital se vuelven más agresivos y menos dispuestos a ayudar. Estoy a punto de llegar me faltan pocos kilómetros.
Dos amigas se suben a un taxi y me guían hasta el Monumento del Renacimiento Africano.
Con ellas dos como testigos, establezco el nuevo récord: el cruce más rápido del Sahara, desde Marrakech hasta Dakar.
12 días, 22 horas y 44 minutos.
*El cambio de ruta fue propuesto y aprobado por Guinnes World Record. El rácord ha sido enviado a revisión, junto con toda la documentacion requerida por las autoridades del Guinness, para ser oficial, un proceso que Guinness demora aproximadamente entre 4 meses y 1 año para aprobarlo como oficial o rechazarlo, en ca. En caso de no ser aprobado será un récord no oficial.
Cicloturismo
Bicivolador Turístico: un viaje inolvidable por la historia y la belleza rural de Navarro y Las Marianas
En un mundo cada vez más conectado digitalmente, a veces olvidamos la riqueza y la magia que nos ofrece el mundo rural. Es en estos rincones apartados donde se esconden tesoros ocultos y experiencias auténticas que nos transportan a un pasado lleno de historias fascinantes y paisajes cautivadores. En este contexto, el proyecto denominado Bicivolador Turístico emerge como una ventana única para explorar los encantos de los pueblos del interior de la provincia de Buenos Aires, combinando la pasión por el ciclismo con el descubrimiento de la historia, las costumbres y la gastronomía local.
Dentro de este emocionante proyecto, la localidad de Navarro se presenta como uno de los destinos destacados para el próximo mes de octubre. Situada en el corazón de Buenos Aires, a unos 110 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, esta encantadora localidad cautiva a los visitantes con su rica historia y su escenario natural. Durante tres días y dos noches, los entusiastas del ciclismo y los aventureros podrán sumergirse en una experiencia enriquecedora, que combina el esplendor rural con una presentación exclusiva de degustación de vinos, un recorrido rural al pintoresco pueblo de Las Marianas y un fascinante recorrido urbano por la localidad de Navarro.
Navarro, con su laguna municipal y su arquitectura antigua, es una joya histórica que ha resistido el paso del tiempo. Sus edificios antiguos y su encanto tradicional nos transportan a épocas pasadas, permitiéndonos revivir la grandeza y la sencillez de las generaciones anteriores.
Durante el recorrido urbano, los participantes tendrán la oportunidad de descubrir los tesoros ocultos de la ciudad, visitando lugares emblemáticos como la Parroquia San Lorenzo, el Parque Histórico Dorrego, la Estación Trocha Museo Ferroviario, la Réplica del Fortín y el Museo Palentológico, entre otros.
Pero el encanto de Navarro no se limita solo a su ejido urbano sino que en las afueras el esplendor natural toma protagonismo, ofreciendo un espectáculo visual que deleitará a los amantes de la naturaleza. El recorrido rural hacia el Pueblo de Las Marianas invita a los cicloturistas a adentrarse en la belleza natural de este lugar pintoresco y evoca una serenidad que solo se encuentra en estos parajes rurales.
Pero la experiencia no estaría completa sin una muestra de la exquisita gastronomía de la región. En el corazón de Navarro, los afortunados participantes tendrán la oportunidad de disfrutar de almuerzos en lugares como “Lo de Irma” (viejo Hotel rural) y el “Almacén Museo La Protegida”.
En resumen, el proyecto Bicivolador Turístico se convierte en un pasaporte a la historia, la cultura y la belleza rural de los pueblos y parajes bonaerenses como lo son en este caso Navarro y Las Marianas. Esta experiencia promete ser un viaje inolvidable que alimentará los sentidos y rejuvenecerá el espíritu de aquellos que quieran escapar del ruido de las grandes urbes y buscan una conexión auténtica con la tranquilidad y seguridad de estos lugares. Así que preparate para pedalear, descubrir y dejarte cautivar por la magia de la Argentina rural en Bicivolador Turístico.
Esta propuesta te invita no solo a pedalear por caminos rurales sino también a que te lleves información de la historia del lugar que visitarás e imágenes hermosas que te harán olvidar de la rutina y el acelere al que estamos acostumbrados…
PD: Bicivolador Turístico no se limita a Navarro…Ya se están diagramando experiencias para las localidades de Mercedes y Suipacha, asi que estate atento.
Para obtener más información sobre el proyecto Bicivolador Turístico y reservar tu lugar en la experiencia en Navarro, visita en instagram @bicivolador_turístico o comunícate con el celular 2324-500438.
Los cupos son limitados, así que asegúrate de reservar con anticipación para no perderte esta aventura única.
Por Mauro Lambert
ABC
Seguros Rivadavia ofrece variedad de coberturas para la bicicleta y el ciclista
Todos estos planes amparan la pérdida total por robo de la bicicleta, el daño total y parcial (tanto en Argentina como en el exterior, si se opta por contratar la extensión de cobertura), accidentes personales para el ciclista y responsabilidad civil ante cualquier accidente que sufra circulando y que pueda provocar daños a terceros, el robo de efectos personales o equipos portátiles electrónicos que porten en bolsos o mochilas en circunstancias de uso de la bicicleta.
En suma, las siguientes son las coberturas básicas:
• Robo total.
• Muerte accidental.
• Invalidez total y parcial permanente por accidente.
• Gastos de asistencia médico-farmacéutica por accidente.
• Cobertura de responsabilidad civil del ciclista.
Y estas coberturas se complementan con una importante gama de servicios adicionales sin cargo para el asegurado.
Pueden acceder a estos planes bicicletas fabricadas desde el año 2000 en adelante.
Para más información: www.segurosrivadavia.com | 0810-999-3200 | info@segurosrivadavia.com
O bien, contactarse con cualquiera de los Productores Asesores de Seguros Rivadavia en todo el país.
Cicloturismo
Cruzando África en bicicleta
Tras conquistar Europa en tiempo récord, un intrépido Youtuber español de ultra distancia, Juanma Mérida, se encuentra en Ciudad del Cabo tras completar su desafío de cruzar el continente africano en bicicleta. “En menos de un año he cruzado dos continentes, 36 países y más de 25.000 kilómetros. Un reto deportivo único en el mundo que me gustaría dar a conocer”, señala Juanma, puesto que hace unos meses cruzó Europa a través de 27 países en tan solo 100 días.
El 16 de enero de 2023, Mérida inició su travesía desde Alejandría, Egipto, con el plan de llegar a Ciudad del Cabo, Sudáfrica, el 15 de junio, tras haber completado una ruta salvaje de aproximadamente 12.000 kilómetros en 150 días.
Según nuestro protagonista, cada etapa de su viaje ha estado llena de experiencias inolvidables y desafíos inesperados. En Egipto quedó sorprendido por la vida en las zonas rurales, sintiendo que retrocedía en el tiempo hasta la Edad Media. Aunque el país es conocido por su historia y majestuosas pirámides, Mérida descubrió momentos peligrosos lejos de las zonas turísticas, los cuales ha compartido en su popular canal de YouTube y en su próximo libro.
Durante su paso por Sudán, el ciclista se enfrentó al desierto más grande del mundo y disfrutó de la tranquilidad absoluta que ofrece. A pesar de la generosidad y amabilidad de la gente, lamentó la situación política que ha sumido al país en otra guerra civil. Afortunadamente logró escapar antes de que estallara el conflicto.
Sin lugar a dudas, Etiopía se convirtió en el país más desafiante de su aventura. No solo tuvo que enfrentarse a duros puertos de montaña, sino también al acoso verbal e incluso físico por parte de algunos habitantes. Además, fue testigo de la pobreza y las difíciles condiciones en las que viven millones de niños en el país.
El contraste fue evidente al llegar a Kenia, un país desarrollado, donde Mérida pudo disfrutar de supermercados repletos de variedad y tuvo la extraordinaria oportunidad de alimentar a una jirafa de 5 metros de altura.
En Tanzania, experimentó la esencia misma de África tal como la imaginamos en Occidente: mujeres equilibrando cargas en sus cabezas con una habilidad impresionante, hombres trabajando la tierra sin maquinaria y niños jugando en un paisaje tropical hermoso. Durante una desviación hacia la paradisíaca isla de Zanzíbar, se encontró cara a cara con una leona salvaje cerca de la frontera del siguiente país, un momento aterrador que logró superar con vida…
Zambia le regaló paisajes salvajes y la oportunidad de admirar las Cataratas Victoria en todo su esplendor, junto con la proximidad de animales salvajes como jirafas, elefantes y zebras.
En Botsuana, Juanma Mérida enfrentó uno de sus mayores desafíos. Encontrar agua, comida y un lugar seguro para dormir se convirtió en una tarea extremadamente difícil. Acampar en cualquier lugar era considerado un verdadero suicidio, debido a la presencia de leones y guepardos en los alrededores.
Namibia fue otro gran desafío. Esta vez tuvo que superar su famoso desierto y transitar durante muchos kilómetros por carreteras sin asfaltar.
Para colmo, al llegar a Sudáfrica se encontró con el húmedo y frío viento oceánico de esta parte del país donde el invierno empezó hace semanas.
“Este es mi segundo invierno en el mismo continente con menos de 5 meses de diferencia”
Este intrépido Youtuber ha superado todos los obstáculos en su camino, demostrando su valentía y determinación para cumplir sus sueños.
Para aquellos interesados en seguir esta increíble travesía o conocer más sobre las experiencias de Juanma Mérida, pueden encontrarlo en su canal de YouTube, donde comparte emocionantes videos de sus encuentros y desafíos en cada país.
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