Por Román Daveiga

Desde principio de año, cuando planificamos las actividades de Oxígeno Gym, donde trabajamos, pensamos con Carolina en armar el tradicional viaje al Cerro Champaquí, el más alto e imponente de Córdoba. En total viajamos 23 personas, a quienes llamo aventureros: gente con ganas de vivir algo distinto, desde el contacto con la naturaleza hasta la experiencia fuerte de compañerismo que siempre se gesta en el grupo.
Salimos desde Guatimozín con el transporte de Diego García, chofer con una onda espectacular. A la una del viernes pasamos por Arias a buscar a algunas personas más y a las 7:30 arribamos a Villa Alpina, donde comenzamos con el trekking. Mochilas al hombro y a caminar todo cuesta arriba hasta el refugio de Nelio Escalante, donde nos íbamos a alojar.
Tras algunas paradas para tomar agua, comer algo y descansar un poco por el esfuerzo físico y mental, llegamos al refugio de montaña de nuestro viejo amigo Nelio. Luego de acomodarnos, nos esperaba un rico mate cocido y pan con mermelada, simulando un campamento, y más tarde un delicioso guiso de arroz, que nos repondría toda la energía gastada tras caminar casi ocho horas, casi siempre en subida.
Al día siguiente nos levantamos a las 7:00 con cara de descansados. Una hora después, luego del desayuno, salimos en busca de la cumbre del imponente Champaquí. Con un día repleto de sol, que nos permitía contemplar cada paisaje, caminamos con buen ritmo para llegar a la cima alrededor del mediodía. Era el momento del festejo. Todos nos abrazamos deseándonos “feliz cumbre”, con risas, gritos de alegría y hasta algunos con lágrimas en los ojos por la emoción de haber cumplido lo que se habían propuesto.
Desde arriba, a 3015 metros, según Nelio Escalante, disfrutamos un hermoso e inolvidable momento que nos regalaba la vida por permitirnos vivir algo tan inmenso y tan distinto, lejos de los horarios, los problemas, las computadoras y las corridas, valorando mucho a las personas que están a nuestro lado. Realmente es difícil contarlo, hay que vivirlo.

Después de más de una hora emprendimos el regreso hacia el refugio. Minutos antes de las 18, con las rodillas un poco doloridas y los cuádriceps y gemelos cansados por hacer tanta fuerza en la bajada, llegamos para merendar y contarnos las sensaciones de haber alcanzado la cumbre.
Por la noche, tras cenar unos deliciosos fideos, nos fuimos a dormir con la felicidad de haber cumplido con el objetivo.
El domingo nos levantamos a las 6:00 y luego de desayunar regresamos a Villa Alpina, lugar donde esta aventura había comenzado. Nos esperaba Francisco, un lugareño, con un rico asado para festejar.
Finalmente, tras cargar todo en el transporte, viajamos para arribar a la noche primero a Arias y luego a Guatimozín.
Personalmente, si bien éste fue mi viaje número 23 y cada uno me regaló algo distinto, éste fue muy particular porque pude compartir la cumbre con Carolina, una vez más, y con mis hijos Juan Cruz y Clarita, de 10 y ocho años, quienes alcanzaron lo más alto del Champaquí.

EN SÍNTESIS

Salida: Guatimozín (CBA).
Llegada: Cerro Champaquí (CBA).
Recorrido: Guatimozín – Arias – Villa Alpina – Cerro Champaquí.
Info: oxigenogymguati@hotmail.com.

Nota publicada en Biciclub Nº194, febrero 2011.