Por un lado son eficientes, de manejo absolutamente sencillo y prácticamente libres de mantenimiento, y por dentro una maravilla de la miniaturización y de mecanismos parecidos a los de relojería.

Como vimos en la primera parte de este informe de mazas de cambios internos, publicado en la edición de agosto de Biciclub u, me gusta dividir las mazas con cambios internos en dos grupos, de acuerdo a su diseño. Las del tipo “analógico”, que conservan mucho del diseño con el que se inventaron, como las Sturmey Archer, y las que llamo de diseño “digital”, ya que tienen que ver más con un diseño de computadora, con tecnologías más modernas. Es el caso de las mazas Shimano.
En el caso de las mazas con diseño “analógico” es más fácil ahondar en la limpieza, servicio y reparación mediante el reemplazo de alguna pieza, ya que a la hora de realizar un servicio de la maza la desarmaremos por completo, pudiendo ver cómo se conforma toda la maza y detectar si alguna pieza está dañada. Mientras que las mazas de diseño “digital” están compuestas por módulos más complejos, los cuales no desarmamos por completo. Es muy probable que si se nos rompe una de sus partes no podamos reemplazarla, sino que tengamos que hacer un reemplazo mucho mayor o directamente reemplazar la maza entera.
Pero ya sea que se trate de una maza “analógica” como “digital”, cada 5.000 kilómetros es recomendable desarmarla, limpiarla y volver a engrasar sus partes, lo que nos permitirá extender su vida útil (sin tener que reemplazar piezas) durante muchísimos kilómetros. Me gusta dar el ejemplo de mi cliente Matías Fernández Long, el cual tiene instalada una maza trasera con cambios internos Shimano Alfine de 8 velocidades. La maza lleva 60.000 kilómetros de uso con todos sus correspondientes servicios cada 5.000 kilómetros realizados, en los cuales nunca encontré rastros de humedad ni tierra: Esa maza solo ha precisado de su correspondiente limpieza y cambio de grasas y así es que sigue como nueva.
Aprovecho para recordar que las mazas de cambios internos prácticamente no se gastan y no tienen ninguna razón para dañarse, a menos que las usemos de forma incorrecta, es decir pasando cambios de marcha mientras hacemos fuerza sobre los pedales, cuando lo correcto es detener por un instante el pedaleo y ahí pasar la marcha.
Las herramientas y los materiales necesarios para realizar el servicio de una maza Shimano Nexus.
Las piezas que conforman una Maza Nexus de 8 velocidades, en las que podemos ver partes posibles de desarmar y otras que son módulos que no requieren desarme para realizar el servicio, como podemos observar en el caso del eje.
Las piezas que conforman una maza Sturmey Archer S-RC3 de 3 velocidades, completamente desmontable, para realizarle un servicio de mantenimiento.
El desarme
A continuación mostramos el desarme de una maza Shimano Nexus Inter 8, pero es imprescindible aclarar que cada modelo tiene un protocolo en particular, el cual se puede consultar en la web de cada marca.
Para realizar esta tarea es conveniente tener un banco de trabajo.
Primero colocamos el shifter en la marcha 1, o sea en la que el cable tenga la menor tensión, y desconectamos el cable de cambio de la maza.
Extraemos la rueda y, como en este caso tenemos frenos a disco, los removemos y aprovechamos para limpiarlos con alcohol isopropílico y un paño limpio.
Luego desmontamos con la mano el brazo auxiliar del sistema de cambios (llamado también cassette joint para Shimano o fullcrum para Sturmey Archer), los guardapolvos, las arandelas que se ubican del lado del piñón y el piñón.
Continuamos removiendo la tuerca y contratuerca del eje de la maza.

Tanto esta maza como la Nexus de 3 velocidades entran a presión y se desmontan con un golpe seco con un martillo especial de alto impacto.

Una vez que separamos el body del núcleo, dejamos por un lado la rueda con el body y comenzamos a trabajar con el núcleo, el cual se abre con una contratuerca.

Comienzo así a extraer cada pieza del mismo, siempre colocándolas sobre un paño limpio en el orden en que las extraje, para luego saber como es su orden a la hora de volver a montar el núcleo.
Una vez desmontada toda esta primera serie de piezas, doy vuelta la maza, extraigo una arandela seeger y desarmo el conjunto principal de engranajes.

De esta manera me queda el eje con una serie de piezas que no se desmontan y conforman uno de los módulos de la maza.
Reviso todas las piezas para asegurarme que no haya contaminación en ninguna parte, es decir que no haya óxido, producto del ingreso de agua al sistema, ni tierra.
Como en este caso afortunadamente no encontramos nada de esto, limpiamos todas las piezas que fuimos colocando en la mesa con un paño limpio y seco, sin alcohol isopropílico ni ningún otro producto desengrasante. No hace falta hacerlo de una manera excesiva, ya que no ingresó, en este caso, ningún agente externo al interior de la maza.



Luego procedemos con el armado, engrasando bien todas las piezas, haciendo especial hincapié en las zonas de rozamiento y rodamientos.
Las grasas que utilizamos son de Shimano. Por un lado una grasa específica para el interior de la maza, de color beige, y por otro la específica para rodamientos (bolillas), que es de color amarillo fluorescente.
En el caso de que la maza haya sufrido contaminación exterior, es decir que no se ven vestigios de esa grasita blancuzca que podemos observar en las fotos del desarme, sino que encontramos óxido y mugre, limpiamos las piezas con una lavadora de ultrasonido con un desengrasante ecológico, luego sopleteamos y engrasamos.

Las partes que sí tenemos que limpiar más a fondo con alcohol isopropílico o algún desengrasante, son las que están expuestas a los agentes externos, como el piñón y la parte externa de la maza, ya que es importante que a la hora de armar otra vez la maza estén todas las partes limpias, para no contaminar la grasa nueva.
Texto: Santiago Oliver* | Fotos: Ariel Sabatella
*Refinado mecánico y restaurador de vasta experiencia. Lleva adelante su propio taller Born In Garage en el barrio de Colegiales (CABA):
www.borningarage.com.ar
AJUSTES
Regulaciónde una maza de cambios internos

Una de las grandes ventajas de una maza de cambios internos es que prácticamente no necesitan regulación y la que se realiza es muy simple. Aunque varía entre marcas y modelos, siempre la premisa es hacer coincidir dos puntos/partes.
Si sucede que los cambios de marcha no pasan bien, existe una regulación muy sencilla que podemos hacer nosotros mismos, pero también tenemos que tener en cuenta que si tenemos una maza con cambios internos que pierde su regulación fácilmente, puede ser que la funda del cable de cambio esté aplastada en algún sector. Tener en cuenta que las fundas de cambio se deben reemplazar cada año aproximadamente, para evitar daños mayores en el resto del sistema.
Dicho esto, vamos entonces a la mencionada regulación. Las mazas de cambios internos tienen un eje central, alrededor del cual funcionan una serie de engranajes que nos da multiplicaciones en reducción y en aumento. En una maza de tres velocidades, la marcha dos es la directa, es decir en la que pedaleamos con la relación de transmisión que nos proporciona la cantidad de dientes del plato y de la corona, y es en la cual haremos la regulación de la maza. Esta información viene en el manual de cada maza que se entrega al momento de la compra, o bien podemos consultarla en la web de cada marca.
En la foto podemos ver como coinciden dos pequeñas rayitas de color amarillo, que cuando los cambios pierden su regulación no coinciden. En dicho caso, procederemos a colocar el cambio en la marcha directa (la dos en el caso de una maza de tres velocidades y la cuatro en el caso de una de ocho) y ajustaremos el cable mediante el regulador del mismo ubicado en el shifter.

Mientras giramos el regulador podemos ver como las rayitas se mueven, haciéndolas coincidir para el correcto funcionamiento de los cambios.