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Deporte y Entrenamiento

Daniela Donadío: 20 años de Río Pinto

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Más de 4000 corredores se acercaron a La Cumbre para festejar los 20 años del Desafío al Valle de Río Pinto.
Las lluvias de este año hicieron estragos en los caminos. Además, las crecientes de febrero obligaron a realizar algunos cambios en el recorrido, puntualmente en el tramo que va de Capilla del Monte a San Esteban.
Tras un polémico final, el barilochense Cristian Ranquehue (Olmo) resultó el vencedor en la general masculina de la carrera, seguido por el cordobés Juan Pablo Pereyra y Eduardo Vera. Por tiempos, Pereyra había resultado ganador, pero los comisarios deportivos no lo consagraron, relegándolo al segundo puesto, ya que Pereyra le cortó la línea de paso en la recta final de la competencia al de Bariloche, algo que no está permitido.
Entre las Damas, la ganadora de la general fue la jujeña Agustina Apaza (Merida), sumando de esta manera seis triunfos en su historia de Río Pinto. El segundo lugar fue para Carolina Maldonado, mientras que el tercero fue para Lorena Fernández.
A continuación, el relato desde dentro de la carrera de la reconocida ciclista Daniela Donadío, hoy directora de Expo Bici y organizadora de eventos asociados a la bici en general.

Para los que amamos sufrir

Por Daniela Donadío
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Me decidí a ir a Río Pinto porque el equipo Imperial Cord, del cual soy manager, participaría de la competencia, con muchas aspiraciones de estar en los podios.
Por otro lado, este año organicé por primera vez el Gran Fondo de Buenos Aires, una carrera de ruta de 100 kilómetros de extensión sobre las calles de la ciudad. Para estar mejor preparada para organizar este evento en su segunda edición del 2016, programamos con Marcos, mi marido, un viaje a Nueva York para ver el Gran Fondo que se realizará en esa ciudad. Pero luego pensé que ver esa carrera no me aportaría nada y que si la corría tendría la verdadera experiencia enriquecedora para organizar luego un nuevo y mejor Gran Fondo en Buenos Aires. Así que en marzo de este año me dispuse a entrenar, luego de seis años sin hacerlo, para correr en Nueva York 160 kilómetros ¡en nada menos que tres meses! Dos semanas antes de esta carrera se avecinaba el Desafío del Río Pinto. Por mi cabeza pasó el pensamiento: “¿Y si me anoto? Qué mejor entrenamiento para los 160 kilómetros del Gran Fondo de NY que correr Río Pinto?” Y me fui a la aventura.
Claro, lo pensé muy a la ligera, sobre todo porque mi bici de MTB estaba en una bicicletería para venderse hacía ya 10 meses. Imaginen lo que era, que no la pudieron vender. La fui a buscar, le saqué las telarañas y salimos hacia La Cumbre.
Hacía mas de seis años que no me subía a una mountain bike. A la de ruta siempre hice intentos de volver luego de tener a mis dos hijos, pero las circunstancias hicieron que fracasara.

La previa
El jueves anterior al Desafío salimos con el equipo Imperial Cord a hacer la mitad del recorrido. Ahí caí en la cuenta de que mi bici era una hermosa catramina y que me dolía la espalda y no podía seguir el ritmo del grupo. Llegué a San Marcos Sierra pensando: ¡Me falta la mitad! El domingo no largo, esto es imposible.”
Pero recordé las palabras de mi amiga Paula: “Te presto mi bici, todo XTR, carbono full…” Los ciclistas tenemos un lema: la familia no se toca y la bici no se presta. Pensé: Paula todavía no es tan fanática, no le agarró aun esa locura del ciclismo, así que se la voy a aceptar, ahora que todavía no se dio cuenta. La bici: ¡una nave!
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El día de la carrera

Me levanté con menos entusiasmo que un caracol intentando cruzar la calle. Imagínense la fe que me tenía que entre geles y comida puse plata para tomarme un remís en caso de no completar el recorrido.
Pensé diez mil veces en no largar. Sentía, por un lado, la presión de llevar un nombre y un buen historial ciclístico y, por el otro, me decía: lo estoy haciendo para entrenar, me tengo que divertir y listo.
Entrando en calor me pongo a hablar con una de las mejores corredoras y le cuento las pocas ganas de largar que tenía, a lo que ella me dice: a mi me pasa lo mismo. Pensé, si a ella le pasa esto, el sentimiento debe ser un un mal generalizado, parte de esa sensación de nervios previos a largar con mezcla de incertidumbre que te hace pensar: me quiero ir con mi mamá.
Pero le puse garra y me dije: que sea lo que dios quiera.
Me fui junto a Marina Beccaglia a la largada. Llegamos tarde. Ella, prioritaria, pasó a los gritos hasta la punta y yo me quedé por el medio, silbando bajito y esperando la largada. Mientras, el locutor nos pedía tranquilidad, ya que nos aguardaba una salida de dos kilómetros en bajada por asfalto, a casi 300 mujeres, todas juntas. ¡Un peligro!
Empieza la cuenta regresiva y el locutor que dice: “Está llegando el primero” (los varones de Elite habían largado a las 8). La moral por el piso: ellos estaban terminando y nosotros ahí, todavía sin salir. El sol a las 10.30 ya estaba calentando, pero los chicos que salieron a las 8 AM lo habían hecho con tres grados de sensación térmica. Un verdadero desafío encontrar la ropa adecuada para no morirte de frío en la largada y no cocinarte en plena subida, más adelante.
Cuando vi a mi amiga Paula le di las manguitas, lo único que me había quedado de abrigo. Primer acierto.
5, 4 , 3, 2, 1, largamos…
Empiezo a pasar. Iban muy rápido y estaba peligroso, pero el oficio no se pierde por más que haya estado tantos años sin subirme a una bici. No sé cómo, pero a los 100 metros ya estaba en el pelotoncito puntero. En eso empieza una avalancha de mujeres tiradas por el piso. Paso rozando, no me caigo de suerte. Mi pierna apreta la jeringa con aceite que estratégicamente estaba colocada para que después de los vados vaya lubricando de a poco la cadena. Chau aceite. ¡Ups! ¿Y ahora?
Anita Wullf me había dicho: “Andá hasta el guardaganado con el pelotón, que después viene la bajada, ahí no vas a perder nada.”
La voz de ella me resonaba, pero al mismo tiempo otra voz me decía: “¡No te hagas la pro que recién salís y el otro día no pudiste ni hacer la mitad del recorrido!”
Subimos y sigo viendo la punta, ilusionada porque las piernas me respondían. Me entusiasmaba ver tantas mujeres a mi alrededor poniéndole tanta garra.
Llegamos a la bajada y me siento como pez en el agua. A pesar de los años sin subirme a una mountain bike no me daba miedo bajar, iba pasando gente en las curvas, me encantaba, lo estaba disfrutando muchísimo.
Los vados tenían mucha agua, por demás. El año pasado había la mitad de agua. Las lluvias se notaron.
Conocía el recorrido hasta San Marco Sierra, luego era todo nuevo para mí. Unos 15 kilómetros antes de llegar a dicha zona, pasa la punta de los Máster C ¡¡¡Que lindo ritmo!!! ¡Hicieron que esos 15 kilómetros se pasaran volando!
Los puntos de hidratación estuvieron en los lugares perfectos. Antes de la subida había uno, por lo que me tomé lo último de mi caramañola y sin bajarme de la bici la llené y seguí. Amé esas botellas nuevas de agua que tienen el plástico tan frágil que al apretarlas un poco te mojan hasta el apellido. Hasta ayer las odiaba, ahora descubrí que para las carreras son geniales.

Subida al Mirador
Nos esperaban 8 kilómetros de constante subida. Yo sabía que eran 8, pero la computadora se me había roto y no me tomaba la distancia. Me llamó la atención la cantidad de hombres caminando en la subida. Pensaba: no hay chance, es más dura caminando que en bici. También ahí te encontrabas los que salieron con 5 grados y estaban emponchados al punto de morir sofocados. Ese era el momento donde uno bendecía el haberse puesto solo camiseta y pantaloncito corto.
Al rato pregunto a unos: “¿Falta mucho para que termine? (la subida del Mirador)” Me dicen que tres kilómetros. Sigo y sigo, escucho mi respiración y la voz de aliento de la gente. Ese es el espíritu de Río Pinto, la cordialidad y el aliento mutuo. Y ahí nomás, en una curva, vengo sufriendo y veo adelante mío, pedaleando a un muy buen ritmo, a un chico con una sola pierna. Lo felicito, le doy ánimo y me siento una idiota por sentirme cansada.
Sigo y pregunto a otros: ¿Cuánto falta? ¿Saben? Me dicen que tres kilómetros. Atrás mío escucho a una chica que me dice: “No preguntes más, cada vez faltan más kilómetros, ¡es imposible!”
Llegamos arriba, la cintura me duele, como unas frutas secas -recomendación de Anita Wulff. Lo salado, entre medio de tanto dulce (geles, Gatorade, barritas), me hace bien.
Empieza el eterno regreso, subidas largas, bajadas largas, por momentos prefería las subidas porque el dolor de espalda se sentía muy fuerte.
Yo sabía que donde encontrara a Carlitos (el aguatero del team) iban a faltar 15 kilómetros. El tema era que al no haberlos hecho nunca no sabía cómo eran. Subida empinada de piedras, muy técnica, caminos de pasto, simplemente se me hicieron de chicle.
Vengo andando y divago en mis pensamientos: me recuerdo ciclista y a la vez madre de dos hijos y me digo: tu vida ya no es un podio. Me emociono hasta las lágrimas pensando en ellos y le meto más fuerza que nunca.
Mi meta era, por lo menos, no hacer un papelón. La última vez que había corrido un Pinto había sido en el 2007, año en que obtuve un tercer puesto. Había sido mi debut y despedida.
Llegué muerta pero feliz. Fue una locura hacer como primera carrera un Pinto, después de seis años sin competir, pero así somos los ciclistas, nunca dejamos la bici por más que nos alejemos. El oficio no se pierde, la cabeza se sigue teniendo; falta el estado físico, que es el que hay que entrenar para poder disfrutar cada día más.
Logré el objetivo, terminé muerta pero disfruté mucho, me sentía feliz arriba de la bici otra vez, llena de amigos y gente conocida alentando el paso. Una carrera que por lo menos una vez en la vida recomiendo hacerla. Eso sí, entrenen, no es fácil y no es para cualquiera. Es para esas personas que de alguna forma aman sufrir y saben poner todo en lo que hacen.

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Astrid Baumwollspinner: cómo incorporar la meditación, el yoga y el entrenamiento disciplinado al triatlón

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La historia en el triatlón de Astrid Baumwollspinner (49) comenzó en 2005, año a partir del cual participó en innumerables pruebas en su país natal, Argentina. Durante el año 2008, corrió en Florianópolis su primer Ironman, el peldaño inicial de una pasión que la llevaría a participar en decenas de pruebas de media y larga distancia internacionales. A partir del año 2014 corrió dos Ironman anuales y participó en el Mundial 70.3 de Canadá.
Pero no todo fue un jardín de rosas. El año pasado, en uno de esos días desafortunados que se dan en la vida, dos autos chocaron entre sí y la impactaron, provocándole lesiones en el hombro derecho, el tobillo izquierdo, la rodilla derecha y la oreja del mismo lado. La recuperación llevó tiempo y determinación de su parte, y hoy, ya recuperada, entrena normalmente para próximas competencias.

Durante su recuperación, Astrid canalizó su experiencia y determinación en la escritura. Publicó un artículo en Rugido Sagrado el 24 de junio de 2024 titulado “Los aliados indispensables del entrenamiento para triatlón: Meditación y Yoga”. En este artículo, Astrid explora cómo la preparación mental es crucial para superar los desafíos de las tres disciplinas del triatlón: natación, ciclismo y carrera. Y detalla cómo la meditación, el yoga y el entrenamiento disciplinado han sido esenciales para su propio proceso de recuperación y éxito continuo en el deporte. Esta publicación no solo muestra su resiliencia y fortaleza, sino que también sirve de inspiración para otros atletas que enfrentan obstáculos similares en su camino hacia la competencia.
Ya en el 2015, corriendo el Ironman de Lanzarote, Astrid había tenido un accidente importante que no le permitió llegar a la meta por primera vez desde que practicaba triatlón. “Fue algo que me atormentó más que las lesiones —comenta—. No encontraba consuelo, sabía que la única responsable había sido yo y eso me daba vueltas en la cabeza todo el tiempo.”

Astrid nos cuenta que tanto entonces como en el evento del 2023, el yoga y la meditación la llevaron a comprender que no todo es controlable, que es necesario aceptar lo que nos pasa sin autoflagelarse. “Descubrí que lo mejor es que los errores nos dejan alguna enseñanza y comencé a incursionar en ese maravilloso mundo que cambió mi forma de pensar y me dio otra perspectiva de este deporte que tanto me apasiona.”
Astrid comenta que, después de lo ocurrido en Lanzarote, logró recuperarse a través de meditaciones y ejercicios de respiración, desafiando todos los pronósticos que decían que no volvería a competir. El trabajo rindió frutos y en 2016 regresó al deporte en el Ironman de Cozumel, venciendo todo ese ruido mental y superando los pensamientos negativos acerca de aquel episodio. Su resiliencia le permitió volver a confiar en sí misma, en sus aptitudes y habilidades.
En su artículo explora como la meditación, el yoga y el entrenamiento disciplinado pueden potenciar el rendimiento de los triatletas, mejorar su fortaleza mental y potenciar su bienestar general.
Astrid destaca que el mayor reto para los triatletas no es el entrenamiento físico, sino el desafío mental que enfrentan durante largas sesiones de entrenamiento y competición. La meditación y el yoga emergen como herramientas cruciales para mejorar la fortaleza mental, reducir el estrés y mantener una concentración óptima.


Beneficios de la Meditación
Astrid señala que la meditación ofrece una herramienta invaluable para cultivar la calma mental en medio del desafío físico y emocional que implica la competición. Según el artículo, esta práctica puede disminuir el estrés, reducir la ansiedad y mejorar la capacidad de concentración. Estudios científicos citados en el artículo revelan que la meditación ayuda a equilibrar el sistema nervioso, favoreciendo la relajación y la recuperación. Técnicas como la respiración profunda y la visualización positiva son especialmente útiles para mantener la calma y el enfoque durante competiciones exigentes.

Impacto del Yoga
En su artículo Astrid hace notar que el yoga es una disciplina que combina posturas físicas, respiración consciente y meditación para promover la salud integral. Como tal, el yoga mejora la flexibilidad, la fuerza y el equilibrio, lo que resulta en una prevención efectiva de lesiones. También promueve una mejor alineación corporal y una respiración más eficiente. En el contexto del triatlón, el yoga ayuda a conectar mente y cuerpo, permitiendo a los atletas sintonizar con sus sensaciones físicas y emocionales, lo cual es vital para una competencia exitosa.

Entrenamiento Disciplinado y Preparación Mental
Astrid enfatiza que un entrenamiento disciplinado es esencial para alcanzar el éxito en el triatlón. La incorporación de prácticas mentales, como la meditación y el yoga, en el régimen de entrenamiento, no solo mejora el rendimiento deportivo sino que también fortalece la resiliencia mental y la capacidad de enfrentar la presión.
El artículo menciona estudios que respaldan la integración de la preparación mental en el entrenamiento de los triatletas. Estos estudios muestran que la preparación mental puede ser un predictor significativo de tiempos de carrera más rápidos y un factor clave en el rendimiento competitivo.

Finalmente, el artículo de Astrid Baumwollspinner subraya que en el triatlón la preparación va más allá del físico. La meditación y el yoga, al igual que un entrenamiento disciplinado, son esenciales para alcanzar el máximo potencial. Cultivar la calma, el equilibrio y la determinación a través de estas prácticas puede marcar la diferencia entre un buen rendimiento y un éxito extraordinario en el triatlón.

Seguí a Astrid en sus redes: https://www.instagram.com/astridbaum15/
https://www.instagram.com/asespacioyoga/

Por Mario García

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En el ciclismo también se puede apostar. Te explicamos cómo

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Además de la multitud que participa en competencia de ciclismo, hay infinidad de gente que prueba suerte apostando y que ponen a prueba su conocimiento sobre el deporte de las dos ruedas. Para ello, una de las mejores opciones es hacerlo en los bitcoin casino, en donde podrás encontrar toda la información y las mejores oportunidades de apostar y multiplicar tus criptomonedas de manera 100%. A continuación te contamos todo lo que debes saber para hacerlo.

Variedad de eventos donde apostar
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Disfruta de diferentes tipos de apuestas
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Apuesta a ganador del certamen
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Apuesta por cantidad de caídas
Una de las opciones más divertidas para apostar en un evento de ciclismo es apostar por la cantidad de caídas que puede haber en una etapa. Las plataformas de apuestas intentan brindar la mayor cantidad de opciones para que apuestes, de manera tal que podrás apostar, incluso, por acertar la cantidad de caídas que habrá en un evento.

Sigue los eventos en vivo y en directo
Por último, una gran ventaja que tienen estas plataformas de juego es que podrás seguir los eventos en vivo y en directo desde la misma página y seguir al instante lo que ocurre con cada una de tus apuestas.

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Histórico: Mark Cavendish superó los triunfos de etapa de Eddie Merckx en el Tour

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La quinta etapa del Tour de France 2024 ha sido el escenario para que el sprinter británico Mark Cavendish concrete sobre su Wilier el extraordinario récord de 35 triunfos de etapa en la ronda gala, superando con ello nada menos que a uno de los más grandes de todos los tiempos, el belga Eddie Merckx, ganador de 34 etapas.
La etapa, de 177.4 kilómetros de pura llanura, con viento en contra en su mayor parte y algunas lloviznas, se corrió entre Saint-Jean-de-Maurienne y Saint-Vulbas. A 36 kilómetros del final el pelotón terminó con los intentos de fuga y en una caótica llegada masiva, que incluyó una caída de Pedersen, Mark Cavendish (Astana Qazaqstan) logró su histórico 35º triunfo de etapa, por delante de Jasper Philipsen y Alexander Kristoff.
Hoy Cavendish, nacido en la isla de Man hace poco más de 39 años, logró una conquista casi inverosímil y con ella un lugar definitivo en la historia del ciclismo.

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Salta: la 10ª edición del Desafío de las Nubes fue una verdadera fiesta del mountain bike

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Con más de 1500 competidores de todas las provincias argentinas y con la presencia de ciclistas de Uruguay, Paraguay y Bolivia, se concretó el pasado domingo en Salta la 10ª edición del Desafío de las Nubes, el evento premium del MTB argentino..
Durante 3 días se vivió en el Parque del Bicentenario, epicentro de la competencia, una fiesta para los amantes del ciclismo y del mountain bike, en un evento que convocó al mejor nivel de pedalistas y a innumerables familias que pudieron disfrutar de una Expo con stands de las principales marcas vinculadas al ciclismo y con carros gastronómicos.
En lo específicamente vinculado a lo deportivo, cabe destacar la participación de 1.500 competidores de todo el país y de países limítrofes, repartidos en cuatro pruebas: recorridos de 30 y 80 kilómetros para el Rural Bike y de 35 y 50 kilómetros para el Cross Country, todos divididos en damas y caballeros y en diferentes categorías. 
La competencia tuvo como unto de largada el Parque del Bicentenario y recorrió el Campo General Belgrano, en los predios del Ejército.

El tucumano Darío “Mono” Gasco fue el gran ganador de esta edición del Desafío de las Nubes en la carrera central, los 50 km del XC, con un tiempo de 2 horas y 15 minutos, siendo la tercera vez que se alza con este trofeo. El podio fue completado por Thomás Montenegro (Santiago del Estero) y Javier Manuel Nardolillo (Tucumán). El mejor salteño fue Franco Delgado, quien se quedó con la cuarta ubicación, mientras que el histórico “Palito” Macías fue séptimo en la general, pero el mejor en Máster B2.
La jujeña Agustina Apaza fue la ganadora en damas, siendo Florencia Avila la mejor salteña, en el 5º lugar.

En los 80 kilómetros de Rural se impuso el boliviano David Rojas Almanza, con un tiempo de 2 horas y 51 minutos, seguido por el salteño Nicolás Reynoso y el tucumano Facundo Coronel.
En damas se impuso la salteña Claudia Maldonado, con un tiempo de 3 horas y 22 minutos, seguida por Agustina Gómez Castañón, también salteña y Erika Simón, de Neuquén.
Todos los asistentes destacaron el nivel de la competencia, que se ubica a la altura de las mejores del país, tanto por la asistencia como la excelente organización.

Los circuitos se desarrollaron dentro de las 4.000 hectáreas que integran la reserva natural Loma Balcón, dándole un marco natural privilegiado con un característico paisaje de praderas que se combina con desniveles de variada complejidad.

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