Todo empezó en Dinamarca, en la universidad de Aalborg, cuando a Emil Norup, hoy CEO de Penta Lock, le robaron su bicicleta. Dispuesto a resolver el problema y encaminado en la búsqueda de una solución definitiva, convenció a las autoridades de la Universidad que la búsqueda de un sistema inviolable podría ser su tesis.

 

 

 

Un largo proceso de investigación dio como resultado el Penta Lock, un candado integrado para bicicletas que se anida en el cuadro y bloquea el giro de la caja pedalera, evitando que los ladrones se escapen pedaleando o arreando la bici. El candado está dirigido a los fabricantes, que deberán integrar el sistema en el cuadro mientras construyen la bicicleta, utilizando herramientas especiales.

 

 

 

PentaLock asegura que cualquier intento de quitar el candado sin estas herramientas resultará en una bicicleta inutilizable, sin valor como artículo de reventa.

 

 

 

De la misma manera que lo hacen los sistemas inmovilizadores para automotores, el Penta Lock utiliza una llave Bluetooth para asegurar la bicicleta, de manera que la bicicleta se bloquea automáticamente cuando el usuario no está en las cercanías.

Cuando la bici es llevada por un ladrón y se aleja del portador de la llave Bluetooth, se suman 200 kilos de resistencia a los pedales, suficiente como para superar holgadamente la fuerza que puede hacer un pistero de nivel mundial. Además, detectado el movimiento, suena una alarma que emite nada menos que 100 db.

Penta Lock ofrecerá dos versiones de sus sistema: la PL1 para bicis tradicionales y la PL2 para bicicletas con asistencia eléctrica. Esta última versión suma un switch de apagado total del motor eléctrico.

La PL1 se alimenta con una batería que debe recargarse cada 90 días, mientras que la versión PL2 se alimenta de la batería de la e-bike, aunque Pernta Lock ofrece una batería adicional por si la batería de la e-bike se agotara.