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Hans Rey: una aventura en e-MTB por la ciudad de México. La cultura, la comida y los misterios de una urbe de 22 millones de habitantes

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“¡Hans, he cancelado mi vuelo!” rezaba el mensaje que recibí de Rob Warner la mañana del día en que debía llegar a Ciudad de México. ¡Casi pierdo la cabeza! Después de planear este viaje 

durante más de un año, había llegado a México un día antes que Rob para tenerlo todo listo. Pero al llegar me di cuenta de que una de las baterías de la e-MTB, que enviamos a México antes que nosotros, era un modelo equivocado. Pensé en preguntarle a Rob si había alguna posibilidad de que pudiera traer una, ya que todavía estaba en su casa en Inglaterra. También le dije que de todas maneras no habría problema, ya que probablemente podríamos pedir prestada una batería a alguno de los 22 millones de habitantes de la capital. Pero se lo tomó a mal, pensando que no tendría una batería para su e-bike y, sin siquiera llamarme, canceló su vuelo. 

Es difícil explicar lo mucho que había trabajado con Shimano y con otras personas durante meses para encontrar la manera de enviar las baterías a México, ya que, al ser consideradas mercancías peligrosas y no poderlas transportar en aviones, resulta muy complicado enviarlas. 

Después de convencer a Rob de que cambiara su vuelo y viniera en el siguiente avión disponible, pensando que solo se perdería la primera etapa de nuestra aventura, finalmente llegó a  México, pero desgraciadamente su bicicleta no. En este punto estaba dispuesto a matarlo. Todo estaba a punto de desmoronarse o, al menos, parecía que no iba a tener al compañero de correrías con el que contaba. Durante el segundo día teníamos previsto subir a un volcán de 4.500 metros, y habría sido una pena hacerlo sin Rob, así que después de unas cuantas llamadas telefónicas a sus patrocinadores, para asegurarnos de que no les importaría que llevara una bicicleta prestada de otra marca, conseguimos salvar el día. 

Mis viajes “urbanos”

Tras viajar a algunos de los rincones más remotos del planeta en mis primeros viajes de aventura en los años 90, recientemente he encontrado el placer de explorar algunas de las ciudades más grandes del planeta, que suelen estar inmersas en entornos naturales increíbles. 

Ciudad de México reúne todos los requisitos para ser un destino perfecto para una aventura en bicicleta: una metrópolis de gran altitud, con toda su gente, el tránsito, la cultura y la historia, pero también los volcanes, los bike parks y las misteriosas pirámides. Los contrastes no podrían ser mayores entre la naturaleza y la jungla urbana. Y entre los ricos y los pobres: más de 4 millones de personas viven aquí en barrios marginales. 

Si piensas que es fácil planificar un viaje de 5 días que incluya todos los puntos destacados de una mega ciudad, incluyendo lugares interesantes, monumentos y los mejores senderos, piénsalo de nuevo. Suele requerir al menos un año de planificación, incluso con la ayuda de Internet y con el apoyo de guías y riders locales. 

Mau de Ávila fue nuestro guía local, el encargado de arreglar todas las cosas. Él y sus hermanos llevan adelante una empresa llamada DABCO, que ofrece coaching, construcción de senderos y salidas guiadas y están completamente embebidos en la escena de montaña de la ciudad de México y de su más popular bike park, el Desierto de los Leones.

Nuestro equipo estaba formado por mi veterano camarógrafo Cédric Tassan y mi esposa, Carmen Rey, como fotógrafa, ambos, por supuesto, equipados también con e-bikes. Había muchas preguntas que debían resolverse antes de esto. Para empezar, dónde ir y dónde no ir: Ciudad de México puede ser un lugar muy peligroso y montar con bicis caras y cámaras de video y de fotos no es prudente ni seguro en todas partes.

Dia 1: pura ciudad, contrastes y comida callejera 

Finalmente conseguimos una gran mezcla de las mejores y más interesantes zonas. 

Nuestra primera etapa urbana comenzó en un suburbio llamado Santa Fe, comenzando en un barrio muy pobre, aunque rápidamente nos sumergimos entre relucientes rascacielos y lujosas casas. Los contrastes son visibles en todas partes y, a menudo, un flamante edificio o mansión se encuentra literalmente al lado de un barrio marginal deteriorado. Ese día también pudimos probar por primera vez el tránsito al llegar a la hora punta de la mañana en dirección al centro de Ciudad de México, rodando por zonas como Lomas, Chapultepec, Roma, Centro, Zocola o Polanco —esta última el Beverly Hills de CDMX (Ciudad de México). 

Recorrimos bastantes kilómetros ese día y encontramos algunos singletracks entre los diferentes barrios. Pensamos un par de veces en nuestros estómagos antes de almorzar tacos callejeros, pero no pudimos resistir el olor de un puesto improvisado, regentado por un hombre y su mujer. Parecía lo suficientemente limpio para la aprobación de Mau y resultaron ser unos burritos deliciosos. 

Nuestro destino final del día fue el Templo Mayor, que solía ser el principal templo del pueblo mexicano hasta que los españoles lo sustituyeron por una catedral. 

Es difícil de creer que Ciudad de México estuviera cubierta en su mayor parte por un lago, que fue lentamente drenado para ampliar la ciudad. 

Muchos de los yacimientos arqueológicos, templos y pirámides existían mucho antes de que los aztecas gobernaran la zona entre 1345 y 1521 y, por consiguiente, antes de que los españoles invadieran México. 

Había traído mi GT eForce que, con una unidad motriz Shimano Steps EP8, era el juguete perfecto para explorar una ciudad así. Llevaba el cargador en la mochila por si necesitaba recargar la batería, en caso de que el recorrido fuera más largo de lo previsto. Encontramos algunos increíbles retos de riding urbano en parques y plazas para poner a prueba nuestras habilidades. 

Al final de ese día nos sentimos algo agotados. Estábamos listos para unas cervezas.

El volcán Nevado de Toluca

Rob Warner es una leyenda del MTB. Excorredor de la Copa del Mundo de descenso, se ha convertido en la voz del MTB, comentando todas las carreras en Red Bull TV. Tiene una personalidad divertida y es un buen rider. Los dos tenemos experiencia en el mundo del trial, por lo que siempre estábamos atentos a los obstáculos y desafíos del camino. 

Afortunadamente, Rob pudo finalmente unirse a nosotros durante la segunda jornada para pedalear el volcán Nevado de Toluca, un volcán gigante ubicado a solo dos horas al oeste de la ciudad, con un enorme cráter y dos lagos de cráter a más de 4600 metros de altura. Fue uno de los puntos más destacados de nuestro viaje.

Después de circunnavegar los lagos, salimos por el borde del cráter para realizar un impresionante descenso hacia el valle. 

Impresionante por varias razones: las vistas, la falta de aire y el descenso técnico que nos esperaba. Me alegré de que todos lleváramos cubiertas tubeless, lo que nos evitó los pinchazos sobre los afilados pisos de roca. A causa de la altitud, Rob se sentía un poco mareado, además de que su jet lag tampoco ayudaba; en ocasiones no estaba seguro de poder continuar. 

Por su parte, Mau también llevaba una e-bike y resultó ser un rider fantástico. Fue bueno contar con algunos conocimientos locales y también con alguien que nos ayudara a comunicarnos con la gente de las montañas, que lleva una vida muy sencilla. 

Parte de la experiencia de México es la experiencia de la comida mexicana; la forma en que se cocina, se sirve y se presenta. Pudimos probar algunos platos muy auténticos, como los chiles rellenos, la carne asada y las carnitas, por nombrar solo algunos.

Desierto de Los Leones y pulque para brindar

El Desierto de los Leones es una enorme zona natural en las afueras de la ciudad. Pertenece a los nativos, que aún conservan los títulos de propiedad que los españoles les otorgaron hace 500 años. Se ha convertido en la zona de riding más popular de Ciudad de México, con más de 120 senderos, según Trailforks. 

En un intento de proteger el terreno de los desarrolladores urbanos, los bikers locales, incluido Mau, están trabajando con los indígenas para convertirlo en un bike park oficial con mejores servicios e infraestructura para los cientos de ciclistas que ya acuden a él, pero también para crear oportunidades de trabajo e ingresos para los lugareños. Algunos fines de semana se han visto más de 5000 bikers disfrutando del aire libre con vistas a todo el valle alto de Ciudad de México. Se puede ir en autobús o pedaleando hasta más allá de los 3000 metros de altitud. 

No faltan tampoco opciones para descender por la ladera de la montaña. Tuvimos la oportunidad de rodar en un sendero negro llamado Extinción, que era bastante técnico, con algunos toboganes empinados y caídas rocosas. 

También pudimos poner a prueba nuestras habilidades de escalada en el sendero Hipermuro. Realmente disfruto de los senderos técnicos y rocosos cuesta arriba que no se podrían escalar en una MTB normal, pero con la ayuda del motor Shimano Steps fuimos capaces de subir algunas líneas muy desafiantes. No hay que asumir que sea fácil porque se trate de una e-bike, pues se necesita mucha habilidad para mantener el impulso y elegir una línea limpia. Entre el calor, la falta de oxígeno y los largos e implacables tramos rocosos del sendero, tuve ganas de hiperventilar más de una vez. 

Otra cosa que me sorprendió fue la cantidad de riders y la cantidad de bicicletas de alta gama que había. Esto demuestra que nuestro deporte se ha disparado en los últimos 10 años. Siempre se dice que “si se construyen senderos, vendrán”, y no podría ser más cierto. Solo en este barrio hay unas 6 tiendas de bicicletas y cada vez hay más zonas para rodar en bicicleta con senderos que aparecen por todas partes en Ciudad de México. 

En la base del bike park, en un pequeño restaurante, donde la música folclórica tradicional mexicana sonaba por los altavoces, cerca de una de las zonas de aparcamiento, descubrimos el sabor del pulque. Se trata de una bebida alcohólica tradicional mexicana producida a partir de la fermentación del aguamiel, extraída de varias especies de plantas de agave que crecen en la meseta central de México.

Frida, Rivera, el estadio Azteca y Xochimilco

Había llegado el momento de que Rob conociera la ciudad, ya que se había perdido la primera etapa urbana. Su bicicleta había llegado el día anterior y todo el mundo estaba entusiasmado por conocer la ciudad en domingo, un día de la semana que aporta un ambiente diferente y en el que está definitivamente menos concurrida. 

Partimos de la Casa Azul de Coyoacán, donde la artista más famosa de México, Frida Kahlo, vivió con su marido Diego Rivera, que también fue un destacado pintor mexicano. Sus grandes frescos ayudaron a difundir el movimiento muralista en todo el mundo y pueden verse por toda la ciudad.

No pude resistirme a coger un coco fresco de un chico que los vendía y los preparaba para comer, allí mismo en la calle. 

Me encanta el agua de coco y también su carne blanca y fresca. Ya que estábamos allí, también probé unos saltamontes secos con un poco más de lima y chile: crujientes de verdad. A Rob no se le pudo convencer de probar nada de eso, al contrario. No lo entiendo, para mí probar las especialidades locales cuando viajo a lugares exóticos es siempre un punto destacado.

El ambiente de los domingos por la mañana en esta parte de la ciudad es muy agradable, con gente sentada en los cafés, y los mercados locales y los parques llenos de residentes. También había quienes se dedicaban a jugar partidos de fútbol, a correr o incluso a escalar junto al Estadio Olímpico en la zona de la Ciudad Universitaria. 

Ese estadio se construyó para los Juegos Olímpicos de 1968. La enorme inversión que se realizó para ello fue bastante controvertida y provocó protestas y disturbios en su momento. La obra generó muchos obstáculos urbanos, desde paredes y escaleras artificiales hasta formaciones naturales de roca de lava sobre las que se construyó esta zona. Gracias a ello, definitivamente, nos pusimos las pilas con los whelies.  

Mau había prometido una colorida sorpresa al final de nuestro recorrido. Xochimilco fue exactamente eso. Xochimilco es más conocido por sus canales, que son restos de lo que fue un extenso sistema de lagos y canales que conectaba la mayoría de los asentamientos del Valle de México. Estos canales, junto con las islas artificiales llamadas chinampas, atraen a los turistas y a otros residentes de la ciudad a pasear en coloridas embarcaciones tipo góndolas, llamadas trajineras, por los 170 kilómetros de canales. Por 100 pesos más, contratamos a nuestro propio grupo de mariachis para que tocaran algunas melodías del folclore mexicano y así hacer nuestro crucero aún más romántico. 

Las pirámides y el lado oscuro

Teotihuacán ha estado en mi lista de deseos durante mucho tiempo. He tenido la suerte de ver muchos sitios arqueológicos interesantes en todo el mundo, pero estas misteriosas pirámides antiguas eran algo que siempre quise ver. Cuando los aztecas encontraron las pirámides, estas ya llevaban allí unos 1500 años. Nadie sabe con precisión quién las construyó, por qué y cómo. En los últimos años se han descubierto sistemas de túneles subterráneos bajo las pirámides, muchos 

de ellos repletos de artefactos. No pudimos resistirnos a pasar por este lugar en nuestro último día y echar un vistazo. 

Por supuesto, no pudimos entrar con nuestras bicis, pero no hubo problema. Fue increíble ver estas estructuras de cerca y después pudimos dar un paseo por el exterior del recinto. También queríamos explorar algunos de los barrios menos atractivos, donde la pobreza y la delincuencia reinan en las calles. Ecatepec es una de estas zonas, con casas de colores y personajes turbios. Estábamos advertidos y sabíamos que no debíamos pasar mucho tiempo allí con nuestras pintas de extranjeros, bicicletas de lujo y cámaras caras. 

Este pueblo tiene góndolas que pasan por encima, no para transportar a los mountain bikers como estamos acostumbrados en los centros de esquí, sino para servir de transporte público, en lugar de un sistema de subte o de tren. Fue una experiencia aleccionadora ver esta otra cara de la ciudad. La injusticia es muy notoria y sentimos una especie de alivio después de sobrevivir a nuestro descenso por las calles, evitando problemas. 

Esta ciudad es tan grande que los barrios individuales son como mundos separados. Un mar interminable de casas hasta donde alcanza la vista, aire contaminado y calles y carreteras atascadas de tránsito. Algunos coches solo pueden circular en determinados días como medida para aliviar la congestión vial. 

Por una vez apreciamos esta aventura urbana, pero preferimos la naturaleza y la cultura que se pueden encontrar por fuera de la jungla de cemento.

Wheels 4 Life: solidaridad sobre ruedas 

El último día no teníamos planeado pedalear, pero sí teníamos la misión de distribuir algunas bicicletas a través de la organización benéfica que mi mujer y yo iniciamos hace 17 años, Wheels 4 Life, una organización sin ánimo de lucro que regala bicicletas a personas necesitadas de transporte en países en desarrollo. Tenemos previsto apoyar varios proyectos en México en el futuro, y pusimos la primera piedra mientras estábamos allí. 

Tuvimos la suerte de donar las primeras bicicletas en persona: algunas fueron para los indígenas que dirigirán el Desierto Bike Park, que necesitan bicicletas para llegar al bike park desde sus casas, para trabajar en los senderos y hacer del bike park una empresa legítima. También volvimos a ver a un hombre que conocimos el primer día, que vive en una choza muy sencilla y a quien habíamos visto cargar pesados cántaros de agua hasta su casa. Una bicicleta no solo le ayudará en esta tarea diaria, sino que le servirá para muchos otros recados y le ayudará potencialmente a encontrar trabajo. 

¡Viva México! 

Texto: Hans Rey

Fotos: Carmen Rey

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El cruce más rápido del Sahara en bicicleta y sin asistencia en 12 días, 22 horas y 44 minutos

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Foto: https://www.instagram.com/sergio_michelini_photography/

Protagonizada por el ultraciclista ítalo-argentino Leonardo Morilla, la travesía más rápida (y escalofriante…) del desierto del Sahara en bicicleta, que implicó recorrer sin apoyo externo 3.000 kilómetros desde Marruecos hasta Dakar, con 10.670 metros de desnivel acumulado, en 12 dias 22 horas y 42 minutos, está actualmente en proceso de transformarse en un nuevo Récord Guinness*.
Leonardo comenzó en Marrakesh, Marruecos y terminó en Dakar, Senegal, superando el récord anterior por 7 horas de diferencia, con el agregado de que, por la situación bélica que sufre esa zona, debió recorrer 3.000 kilómetros en lugar de los 1.700 del récord vigente hasta ese momento.

Foto: https://www.instagram.com/sergio_michelini_photography/

El rácord fue realizado durante el verano del Sahara, para aprovechar los vientos a favor de hasta 40 km/h que son frecuentes en esa época del año, pero unas inusuales tormentas en Mauritania provocaron que los vientos fueran en contra casi el 80% del tiempo, en forma de tormentas de arena de hasta 70 km/h.
Leonardo debido atravezar distintas adversidades:
-500 km sin dinero y sin comida debido a que momentaneamente no se podia extraer dinero en ningun cajero de toda Mauritania.
-Pasar por uno de los pocos territorios que existen llamados No man’s Land (Tierra de nadie), en la frontera entre Marruecos y Mauritania.
-Envenenamiento por comida en mal estado
-Cruzar con sobornos la frontera de los hermanos Rosso, entre Mauritania y Senegal, conocida como la frontera más corrupta de África.
-Finalizar su recorrido en Dakar el día de un intento de golpe de estado, donde el gobierno cortó internet por una semana. Lo que obligó a Leonardo a recorrer los ultimos 350 km sin GPS desde la frontera hasta la capital en menos de 24 horas, atravesando manifestaciones e incluso agresiones.
Lo que sigue son algunos relatos en primera persona de esta carrera contra el tiempo y el espacio.

Foto: https://www.instagram.com/sergio_michelini_photography/

Grasa hervida con salsa y solo dos horas de sueño

Antes de comenzar, paso una semana en Marrakech para aclimatar mi cuerpo a las temperaturas.
Me despierto en una habitación de 2 x 2 metros en Medina, Marruecos. Sin ventiladores y apenas una ventana que da a un pasillo interno. Son las 9:30, miro la temperatura: 37ºC. Siento que ya estoy agonizando y todavía ni siquiera estoy en el Sahara.
A las 22:30 salgo de Menara Gardens con 3 testigos que firman los documentos que exige el Guinness World Record.
Parto entre la multitud. No tengo muchos más recuerdos de esa noche más que escuchar música y controlar las pulsaciones. Cuando vuelvo a darme cuenta de dónde estoy, ya he cruzado la primera parte de las montañas Atlas prácticamente sin darme cuenta, ya he hecho 2000 metros de ascenso antes del amanecer.

Tenía comida suficiente para no parar por casi 1000 km; solo debía completar con proteínas como huevos y carne que encontrara en la ruta. Ya es mediodía, entro a un lugar donde veo que la gente come y le digo a la persona que quiero lo mismo, que parecía carne. Me lo sirven y en realidad era solamente grasa hervida de algún animal con una salsa. No creo que sea un plato “saludable”, pero después de haber gastado unas 4000 calorías, ¡era increíble! No podía creer lo bueno que estaba ese plato de solo grasa y cartílagos. Continúo hasta que se hace de noche y voy a un restaurante mejor puesto; el dueño está sorprendido y no quiere que pague. Al final, termina invitándome a su casa y explicándome que él no es árabe, esta región pertenece a otra cultura… No entendí a qué se refería, pero esta secuencia se repitió muchas veces. Le agradezco, sacamos una foto con él y con el chef, y me despido rumbo a Tiznit, donde había visto un camping, solo que no tenía teléfono ni página web. Cuando llego, el camping estaba cerrado. Terminé durmiendo contra una pared para refugiarme del viento a las 2 de la madrugada. Era la primera vez que dormía en 40 horas.
A las 3 unos perros me acorralan en la oscuridad. Veo una luz y grito “Ici, ici”, que en francés es “aquí, aquí”. Era el guardián, que paseaba con sus perros por la noche.Solo hablaba árabe, pero entendí con sus gestos que podía quedarme. El problema es que ahora tenía la adrenalina lista para subirme los Atlas de nuevo; ¿Cómo dormir así? Ese día solo dormí 2 horas en 40 horas.


Camiones

(Al día siguiente) me despierto con el colchón inflable completamente en el piso, muy pinchado. Sentía que mi cuerpo no se había recuperado en absoluto.
En todas las culturas, se puede ver cómo los autos te comunican sus códigos, sus reglas, la de esa ruta en particular. Ahora el código era: “Esta ruta es de los camiones principalmente”. Me doy cuenta cuando un camión toca bocina por detrás, no frena ni cambia de rumbo; ya sabes que es mejor aceptar las condiciones de ellos. Ya no había más banquina, cada vez que un camión venía por detrás tocando bocina, “era mi obligación tirarme fuera del asfalto contra las piedras, contra una zanja, contra lo que sea”. Yo estaba de más en esa ruta y tenía que dejar pasar a cada camión.
Recuerdo llegar a la cima, suspirar y decir, ya no quiero subir más. Me tomo unos minutos para recuperarme, después de sentirme entre la espada y la pared durante varias horas. Luego vino el descenso como recompensa, con el viento que permitía evaporar la transpiración. Llego a un camping y me pongo a reparar el colchón que tenía 7 pinchazos en total; la noche anterior, sin verlo, había dormido sobre unos vidrios rotos y unas ramas. El dueño del camping me cobra 3 euros y además me ofrece un plato de pasta. Me advierte que el agua no es potable y no hay agua caliente, pero que puede darme una olla con un poco de agua hirviendo para bañarme. Me baño sentado en una roca con 2 baldes de agua. Lo sentía como el baño más reparador que había tenido en mi vida. Pude dormir 7 horas.

Tormenta de arena
(Al tercer día) me despierto y la rueda trasera estaba completamente desinflada. La inflo y salgo lo más rápido posible mientras pienso que hoy va a ser un gran día, estoy muy descansado. Luego de cruzar esta última parte de Atlas, llego a TanTan, conocida como “Las puertas del Sahara”. El viento era insoportable, soplaba en contra y cruzado. Calculé en ese momento una velocidad constante de viento de 30 km/h con ráfagas de hasta 70 km/h. Incluso caminar era difícil, tenía miedo de caer frente a un camión. Caminé durante 3 horas. Observaba que la arena estaba suspendida en el aire; en ocasiones, ráfagas de arena voladora me golpeaban, causándome una sensación de ardor en la piel y mucha tos. Cubrí mi boca con la única otra remera que tenía y atravesé TanTan; ya no sabía cómo hacer para respirar ni para abrir los ojos, ya que la arena entraba por todas partes. No era consciente de que estaba atravesando una tormenta de arena.
Levanté la vista y ahí vi una de las imágenes más aterradoras de este viaje: el horizonte estaba compuesto únicamente de arena en movimiento. No se distinguía entre el suelo, el aire y el cielo; todo eran montañas de arena. En ese momento pensé, “¿Dónde me he metido?” Yo creía que esto iba a ser más fácil… ¿Cómo pude pasar por alto esto en mi planificación? En mi cálculo, tendría viento a favor todo el tiempo, pero esto era literalmente imposible. Los camiones se detienen y me preguntan hacia dónde voy. Intento explicar que estoy intentando establecer un récord mundial, pero nadie parece entenderme. Me dan agua y se van.

The police
(Al final de lmi cuarta jornada,) a las 11 pm, llego a las puertas de la ciudad de Laayune. Un grupo de policías amables me detiene. 100 metros más adelante, militares me paran; ya no tan amables, me piden el pasaporte y me hacen muchas preguntas. Lo más extraño es que, a 100 metros de allí, me paran otros militares, pero estos estaban bastante armados y no mostraban ninguna sonrisa. Me apuntan con linternas en la cara y me preguntan por mis documentos, por qué estoy aquí y por qué a esta hora. El interrogatorio es extenso y luego me dejan ir. 100 metros más adelante me paran nuevamente policías. Ya no entendía nada. Pregunto por qué me paran tantas veces y qué está sucediendo. Me responden que son controles normales, para garantizar mi seguridad. Sin darme cuenta, había cruzado el área en disputa entre Marruecos y Sahara Occidental). Dependiendo de a quién le preguntaras, había cruzado una línea fronteriza entre dos países.

Mad Max

(Al quinto día) despierto rodeado de hombres y escenas que parecen sacadas de una película de Mad Max: animales muertos, jeeps, camionetas y motocicletas destrozadas con piezas esparcidas por todas partes. Parece un desguace con carpas en medio. Me levanto muy tarde ese día debido a la acumulación del viento en contra, lo cual me ha dejado con una gran fatiga física.
El sistema tubeless de la bicicleta deja de funcionar y tengo que reemplazarlo por una cámara de aire convencional. También aprovecho para limpiar el grupo de tracción en una gasolinera con diésel, ya que la arena ya no me permite cambiar de marchas correctamente. Pierdo mucho tiempo realizando estas reparaciones y limpiezas. Debido a la tormenta de arena, algunas partes de la carretera tienen un carril reducido y se convierten en un solo sentido, ya que las máquinas topadoras están retirando la arena de la carretera. Parece como si el Sahara estuviera “comiéndose” la ruta. Finalmente, encuentro un camping y duermo alrededor de la medianoche.

(En la séptima jornada) me despierto antes del amanecer y soy muy consciente de que estoy retrasado. A partir de este momento, no puedo permitirme perder tiempo en nada. Desayuno rápidamente y me subo a la bicicleta. Creo que solo saqué una foto ese día. Cruzo el Trópico de Cáncer y pincho la rueda trasera dos veces. Ahora uso una cámara de aire, así que tengo que limpiar y reparar la cámara, que está sucia por el líquido tubeless. Duermo en un pequeño pueblo donde la gente espera antes de que abran la aduana para cruzar a Mauritania. Estoy un poco preocupado por “No Man’s Land”, ya que mañana cruzaré uno de los pocos territorios en conflicto, donde ningún país lo reclama como propio. Por lo tanto, son 5 km donde no hay leyes ni gobierno que rijan ese territorio.

No man’s land
Me despierto antes del amanecer y me dirijo directamente a la frontera. Desayuno un pan con huevos y veo un cajero automático. Pienso que es mejor sacar dinero en efectivo en Mauritania para evitar problemas con el tipo de cambio. Sin saber que esta sería mi última comida con mi último dinero en más de 500 km.
Llegar en bicicleta a una frontera en el Sahara tiene la ventaja de que te dejan pasar adelante sin hacer cola bajo el sol. Pero ser blanco tiene la desventaja de que quieren entender realmente lo que estás haciendo y asegurarse de que no seas una amenaza para ellos o un problema internacional. Cruzo “No Man’s Land” y del otro lado me encuentro con nada más y nada menos que la Guardia Civil Española. Ellos estaban caminando, hablando y saludando a la gente. Quería abrazarlos, pero decidí limitarme a darles la mano. Estaban muy contentos de verme y se reían, preguntando cómo llegué hasta allí. Mientras hablaban, tomaban jugo de naranja en vasos de vidrio, dos cosas que no había visto en más de 1000 km. Les expliqué mi situación de récord mundial y les pregunté si sería seguro seguir de noche. Me dijeron: “Ya llegaste hasta aquí, así que sabes dónde estás y cómo funciona esto. Ve tranquilo, no te pasará nada. De todos modos, vamos a informar al jefe de los militares de Mauritania y veremos qué dice”. El jefe militar de Mauritania vino y dijo: “De noche no puedes continuar en bicicleta, es peligroso. Cuando veas militares de noche, quédate allí”.

Mis días más difíciles: Mauritania 

Pago una visa de 55 euros, que no puedo pagar con tarjeta, y me quedan solo unos 5 euros en efectivo. Un militar me dice que no me preocupe, que a 45 km hay un pueblo donde puedo usar mi tarjeta.
Ese día la temperatura rondaba los 50 grados. Llego al pueblo y resulta ser uno de los más pobres que he visto, con camellos muertos abandonados en la carretera. Ni siquiera los han enterrado. Compro algunas bebidas mientras reviso el mapa. Hay una gasolinera a 80 km y luego un pueblo a 200 km. La gasolinera está abandonada.

No tengo agua y comienzo a pedir bebidas a los militares y policías que me detienen. Llego a la ciudad a media noche; el nombre de la ciudad solo está en árabe en los carteles.
Ningún cajero automático funciona. Unos niños, junto con una persona mayor, me ayudan. Los niños se autodenominan los guardias del ATM y me muestran los 3 cajeros automáticos que hay, ninguno de los cuales funciona. Me dan algo de su escasa comida y agua. Me dicen que no me preocupe, que puedo dormir en la mezquita. Me presentan al guardián de la mezquita, que parece un imán, y a las 3 de la madrugada me recibe y, como todos los hombres religiosos, habla varios idiomas, incluido el inglés con fluidez. Le cuento mi situación y me dice que soy bienvenido, y me muestra un lugar donde puedo dormir junto con otras 20 personas. Era el patio de la mezquita. Me acuesto en mi bolsa de dormir, miro al cielo y veo un millón de estrellas.
(Al principio de mi novena jornada) me despierto con la llamada a la oración islámica a las 5 AM. Nunca antes me había sentido tan dolorido muscularmente. Mi cerebro estaba en piloto automático, ya no respondía, solo sabía que la solución estaba adelante. No tenía comida en el estómago y mi cuerpo comenzó a consumir no solo grasa sino también mis propios músculos como fuente de energía. Compro 2 panes con los últimos 20 centavos que me quedan y no me bajo de la bicicleta hasta llegar a la capital de Mauritania, Nuakchot. Llego a Nuakchot a media noche. Ningún cajero automático funciona, encuentro un hotel donde hablan inglés, les cuento mi situación y me dicen que no me preocupe, que me quede a dormir y vea cómo soluciono las cosas mañana. Pregunto por comida, pero me dicen que ya es muy tarde. Me voy a dormir sin comer.
(A la mañana de mi décima jornada) me despierto en el hotel a las 6 AM y comienzo a enviar mensajes a amigos que trabajan en diversas ONG de África. Finalmente, logro que una amiga de un amigo me dé 200 euros en efectivo y le transfiero el equivalente a su cuenta en Europa.
Tan pronto como recibo el dinero, compro un plato de arroz con pollo en el primer lugar que encuentro. Pero, poco antes de terminar de comer, empiezo a sentir un fuerte dolor en el estómago y salgo corriendo al baño. Mi cuerpo reacciona con una diarrea que llega quince minutos después de comer. Me estoy envenenando con carne en mal estado. Quedan menos de 48 horas para recorrer 600 km y decidir si rompo o no el récord mundial anterior. No puedo permitirme perder más tiempo. Compro algunos víveres para no detenerme más hasta la meta final.
Salgo muy tarde y físicamente agotado. A las 10 PM, empiezo a marearme en la carretera, y a las 11 PM, habiendo recorrido solo 50 km, me detiene un control militar. Me piden el pasaporte, me llevan al jefe y él me dice que no puedo continuar por mi seguridad; tienen esa orden y debo quedarme ahí. Para mí, es una especie de salvación, ya que ya estaba comenzando a sentir fiebre.

Los hermanos Rosso

(Al principio de mi undécima jornada) un hombre árabe con un turbante verde oscuro y una ametralladora me despierta. Muy amablemente dice: “Son las 7 AM, ya puedes irte… parece que estabas muy cansado”. Antes de que me vaya, me da algo: un pan mordido y un mango.
Comienzo a pedalear hacia Rosso, conocida por ser la frontera más corrupta de toda África, administrada por dos hermanos. Llego a las 5:45 PM, justo 15 minutos antes de que cierre. Pago alrededor de 70 euros en sobornos y cruzo a Senegal en una canoa motorizada.

Del lado de Senegal ya no hay árabes, pero parece que he entrado en algún tipo de infierno. Solo veo gente vestida con uniformes militares y de policía a medias, porque en realidad ninguno es militar ni policía. Hay muy pocas mujeres, casi todas son prostitutas. No hay ningún tipo de recolección de basura, así que las moscas están en todas partes. Además, el alcohol es de venta libre en Senegal, lo que amplifica aún más la decadencia de ese lugar.

Una Coca en el prostíbulo

Me encuentro con un hombre blanco que me grita con acento español: “¡Oye! ¡Te vi en el Sahara! ¡Has cruzado el Sahara! ¡Estás loco!”. Era un camionero de casi 70 años que compraba camiones en Europa y los vendía en África. Según él, me había visto durante los últimos 1500 km. Le propongo tomar un café juntos, pero eso no existe en Rosso. Él me dice: “Aquí solo hay dos prostíbulos”, así que vamos a uno de ellos a tomar una Coca-Cola. Allí le muestro los mapas y le cuento mi travesía. Siendo las 8 PM y habiendo recorrido ya 250 km, él me convence de que no puedo descansar en Rosso. Si quiero romper el récord mundial, debo hacer al menos 100 km más ese día o antes de dormir. Le doy un abrazo y sigo adelante, enfrentando el viento de frente en dirección a Saint Louis.

Día 12, el último día

Me despierto a las 8 AM. A pesar de ver que he perdido mucho peso, al ponerme la ropa me doy cuenta de que algo anda mal. A pesar de eso, me siento bien y sé que es el último día. No desayuno, el dolor en el estomago me hace olvidar que debo comer.
Salgo directamente y enciendo el GPS. Pero recuerdo que no hay internet debido a un intento de golpe de estado y el gobierno cortó el servicio. Así que no sé cómo llegar a Dakar. No lo pienso dos veces y sigo en dirección sur, preguntando a la gente cómo llegar a Dakar. Todo el camino es en contra del viento.
Paso por barricadas y veo señales de incendios de la noche anterior. Algunas calles todavía están bloqueadas y algunos niños me detienen, amenazándome con palos y arrojando piedras y botellas. Un niño me roba una botella de agua. La gente está furiosa en las calles y a medida que me acerco a la capital se vuelven más agresivos y menos dispuestos a ayudar. Estoy a punto de llegar me faltan pocos kilómetros.
Dos amigas se suben a un taxi y me guían hasta el Monumento del Renacimiento Africano.

Con ellas dos como testigos, establezco el nuevo récord: el cruce más rápido del Sahara, desde Marrakech hasta Dakar.
12 días, 22 horas y 44 minutos.

@leo_morilla

*El cambio de ruta fue propuesto y aprobado por Guinnes World Record. El rácord ha sido enviado a revisión, junto con toda la documentacion requerida por las autoridades del Guinness, para ser oficial, un proceso que Guinness demora aproximadamente entre 4 meses y 1 año para aprobarlo como oficial o rechazarlo, en ca. En caso de no ser aprobado será un récord no oficial.

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En un mundo cada vez más conectado digitalmente, a veces olvidamos la riqueza y la magia que nos ofrece el mundo rural. Es en estos rincones apartados donde se esconden tesoros ocultos y experiencias auténticas que nos transportan a un pasado lleno de historias fascinantes y paisajes cautivadores. En este contexto, el proyecto denominado Bicivolador Turístico emerge como una ventana única para explorar los encantos de los pueblos del interior de la provincia de Buenos Aires, combinando la pasión por el ciclismo con el descubrimiento de la historia, las costumbres y la gastronomía local.

Dentro de este emocionante proyecto, la localidad de Navarro se presenta como uno de los destinos destacados para el próximo mes de octubre. Situada en el corazón de Buenos Aires, a unos 110 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, esta encantadora localidad cautiva a los visitantes con su rica historia y su escenario natural. Durante tres días y dos noches, los entusiastas del ciclismo y los aventureros podrán sumergirse en una experiencia enriquecedora, que combina el esplendor rural con una presentación exclusiva de degustación de vinos, un recorrido rural al pintoresco pueblo de Las Marianas y un fascinante recorrido urbano por la localidad de Navarro.


Navarro, con su laguna municipal y su arquitectura antigua, es una joya histórica que ha resistido el paso del tiempo. Sus edificios antiguos y su encanto tradicional nos transportan a épocas pasadas, permitiéndonos revivir la grandeza y la sencillez de las generaciones anteriores.

Durante el recorrido urbano, los participantes tendrán la oportunidad de descubrir los tesoros ocultos de la ciudad, visitando lugares emblemáticos como la Parroquia San Lorenzo, el Parque Histórico Dorrego, la Estación Trocha Museo Ferroviario, la Réplica del Fortín y el Museo Palentológico, entre otros.

Pero el encanto de Navarro no se limita solo a su ejido urbano sino que en las afueras el esplendor natural toma protagonismo, ofreciendo un espectáculo visual que deleitará a los amantes de la naturaleza. El recorrido rural hacia el Pueblo de Las Marianas invita a los cicloturistas a adentrarse en la belleza natural de este lugar pintoresco y evoca una serenidad que solo se encuentra en estos parajes rurales.

Pero la experiencia no estaría completa sin una muestra de la exquisita gastronomía de la región. En el corazón de Navarro, los afortunados participantes tendrán la oportunidad de disfrutar de almuerzos en lugares como “Lo de Irma” (viejo Hotel rural) y el “Almacén Museo La Protegida”.

En resumen, el proyecto Bicivolador Turístico se convierte en un pasaporte a la historia, la cultura y la belleza rural de los pueblos y parajes bonaerenses como lo son en este caso Navarro y Las Marianas. Esta experiencia promete ser un viaje inolvidable que alimentará los sentidos y rejuvenecerá el espíritu de aquellos que quieran escapar del ruido de las grandes urbes y buscan una conexión auténtica con la tranquilidad y seguridad de estos lugares. Así que preparate para pedalear, descubrir y dejarte cautivar por la magia de la Argentina rural en Bicivolador Turístico.

Esta propuesta te invita no solo a pedalear por caminos rurales sino también a que te lleves información de la historia del lugar que visitarás e imágenes hermosas que te harán olvidar de la rutina y el acelere al que estamos acostumbrados…

PD: Bicivolador Turístico no se limita a Navarro…Ya se están diagramando experiencias para las localidades de Mercedes y Suipacha, asi que estate atento.

Para obtener más información sobre el proyecto Bicivolador Turístico y reservar tu lugar en la experiencia en Navarro, visita en instagram @bicivolador_turístico o comunícate con el celular 2324-500438.

Los cupos son limitados, así que asegúrate de reservar con anticipación para no perderte esta aventura única.

Por Mauro Lambert

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ABC

Seguros Rivadavia ofrece variedad de coberturas para la bicicleta y el ciclista

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Seguros Rivadavia ofrece tres líneas de seguros de bicicletas: Bici Pro, Bici Max y Bici Total, las tres con diversas alternativas de contratación en sus coberturas y capitales asegurados. 

Todos estos planes amparan la pérdida total por robo de la bicicleta, el daño total y parcial (tanto en Argentina como en el exterior, si se opta por contratar la extensión de cobertura), accidentes personales para el ciclista y responsabilidad civil ante cualquier accidente que sufra circulando y que pueda provocar daños a terceros, el robo de efectos personales o equipos portátiles electrónicos que porten en bolsos o mochilas en circunstancias de uso de la bicicleta.


En suma, las siguientes son las coberturas básicas:
• Robo total.
• Muerte accidental.
• Invalidez total y parcial permanente por accidente.
• Gastos de asistencia médico-farmacéutica por accidente.
• Cobertura de responsabilidad civil del ciclista.


Y estas coberturas se complementan con una importante gama de servicios adicionales sin cargo para el asegurado.
Pueden acceder a estos planes bicicletas fabricadas desde el año 2000 en adelante.

Para más información: www.segurosrivadavia.com | 0810-999-3200 | info@segurosrivadavia.com
O bien, contactarse con cualquiera de los Productores Asesores de Seguros Rivadavia en todo el país.

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Cicloturismo

Cruzando África en bicicleta

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Tras conquistar Europa en tiempo récord, un intrépido Youtuber español de ultra distancia, Juanma Mérida, se encuentra en Ciudad del Cabo tras completar su desafío de cruzar el continente africano en bicicleta. “En menos de un año he cruzado dos continentes, 36 países y más de 25.000 kilómetros. Un reto deportivo único en el mundo que me gustaría dar a conocer”, señala Juanma, puesto que hace unos meses cruzó Europa a través de 27 países en tan solo 100 días.

El 16 de enero de 2023, Mérida inició su travesía desde Alejandría, Egipto, con el plan de llegar a Ciudad del Cabo, Sudáfrica, el 15 de junio, tras haber completado una ruta salvaje de aproximadamente 12.000 kilómetros en 150 días.

Según nuestro protagonista, cada etapa de su viaje ha estado llena de experiencias inolvidables y desafíos inesperados. En Egipto quedó sorprendido por la vida en las zonas rurales, sintiendo que retrocedía en el tiempo hasta la Edad Media. Aunque el país es conocido por su historia y majestuosas pirámides, Mérida descubrió momentos peligrosos lejos de las zonas turísticas, los cuales ha compartido en su popular canal de YouTube y en su próximo libro.

Durante su paso por Sudán, el ciclista se enfrentó al desierto más grande del mundo y disfrutó de la tranquilidad absoluta que ofrece. A pesar de la generosidad y amabilidad de la gente, lamentó la situación política que ha sumido al país en otra guerra civil. Afortunadamente logró escapar antes de que estallara el conflicto. 

Sin lugar a dudas, Etiopía se convirtió en el país más desafiante de su aventura. No solo tuvo que enfrentarse a duros puertos de montaña, sino también al acoso verbal e incluso físico por parte de algunos habitantes. Además, fue testigo de la pobreza y las difíciles condiciones en las que viven millones de niños en el país.

El contraste fue evidente al llegar a Kenia, un país desarrollado, donde Mérida pudo disfrutar de supermercados repletos de variedad y tuvo la extraordinaria oportunidad de alimentar a una jirafa de 5 metros de altura.

En Tanzania, experimentó la esencia misma de África tal como la imaginamos en Occidente: mujeres equilibrando cargas en sus cabezas con una habilidad impresionante, hombres trabajando la tierra sin maquinaria y niños jugando en un paisaje tropical hermoso. Durante una desviación hacia la paradisíaca isla de Zanzíbar, se encontró cara a cara con una leona salvaje cerca de la frontera del siguiente país, un momento aterrador que logró superar con vida…

Zambia le regaló paisajes salvajes y la oportunidad de admirar las Cataratas Victoria en todo su esplendor, junto con la proximidad de animales salvajes como jirafas, elefantes y zebras.

En Botsuana, Juanma Mérida enfrentó uno de sus mayores desafíos. Encontrar agua, comida y un lugar seguro para dormir se convirtió en una tarea extremadamente difícil. Acampar en cualquier lugar era considerado un verdadero suicidio, debido a la presencia de leones y guepardos en los alrededores.

Namibia fue otro gran desafío. Esta vez tuvo que superar su famoso desierto y transitar durante muchos kilómetros por carreteras sin asfaltar.

Para colmo, al llegar a Sudáfrica se encontró con el húmedo y frío viento oceánico de esta parte del país donde el invierno empezó hace semanas.

“Este es mi segundo invierno en el mismo continente con menos de 5 meses de diferencia”

Este intrépido Youtuber ha superado todos los obstáculos en su camino, demostrando su valentía y determinación para cumplir sus sueños.

Para aquellos interesados en seguir esta increíble travesía o conocer más sobre las experiencias de Juanma Mérida, pueden encontrarlo en su canal de YouTube, donde comparte emocionantes videos de sus encuentros y desafíos en cada país.

https://www.youtube.com/channel/UC0zPXPYyc5MSgWJHtdG4ZdQ  

https://instagram.com/juanma_merida_

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