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¿Ciclovías en todas las calles? No, mejor no

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Henrik Lundorff Kristensen es politólogo y asesor de movilidad sustentable a través de Viking Bike Academy. Ha realizado trabajos de asesoramiento en varias ciudades argentinas, trabajó tres años sobre espacio público para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y es confundador de Argentina en Bici. En esta nota desarrolla la idea de la “ciudad ciclable”.

Por Henrik Lundorff Kristensen

La inseguridad vial, la obesidad y el cambio climático son tres de muchas razones de por qué es urgente impulsar el uso de la bicicleta en Argentina. Pero si hacemos un panorama del ciclismo urbano en el país, vemos avances lentos y poco sostenibles. Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza han visto un crecimiento del ciclismo urbano gracias a unos cuantos kilómetros de ciclovías que son desconectadas, incómodas y ubicadas en los barrios más pudientes. Además, en la mayoría de sus calles rige la dictadura del rey auto, como en el resto de las ciudades de Argentina, que cuentan con poco o nada de bicisendas.
Pero quiero dejar claro que la meta no debería ser copiar a esas cuatro grandes ciudades y hacer unas ciclovías mediocres en algunas calles. No tenemos tiempo ni plata para eso. Además, no funciona. Aunque Buenos Aires muestra avances, los que la hemos pedaleado afuera de sus ciclovías sabemos que es tierra de nadie. Esto no es un modelo sostenible. Hay una mejor solución.

La ciudad ciclable
Hace falta un cambio de mentalidad sobre cómo impulsar el ciclismo urbano en Argentina y empezar a crear ciudades ciclables. Mi tesis es que las planificaciones ciclistas en las cuatro grandes ciudades son simplemente cuatro formas de ejecutar la misma mala idea, la idea de la segregación total. Si estás en las ciclovías, sos ciclista. Si estás en bici afuera de la ciclovía, no existís. Esto está mal.
Soy fan de la infraestructura ciclista y siempre digo que una infraestructura bien hecha supera a la educación, pero no soy del campo de los que piden segregación total siempre. Ese no es el modelo de Dinamarca ni el de Holanda. La infraestructura ciclista de esos países está basada en la lógica de “mezclar si podés, separar si hace falta”.
En una ciudad ciclable, las personas que se mueven en bici son bienvenidas en cada calle. A veces son protegidas de los autos, a veces van mezcladas con los autos, a veces van solas en zonas sin otros actores y a veces van mezcladas con peatones y deben mostrarles respeto.

“¡Es cultural!” No, es física
En este momento siempre aparece alguien diciendo: “Esto no es Copenhague, acá no aplica”. No es cierto. El modelo aplica en Argentina y aplica en el resto del mundo, porque no está basado en clima ni cultura ni religión. Está basado en algo universal: física.
Un gráfico mundialmente reconocido en trabajos de seguridad vial es la curva S que muestra la correlación entre la velocidad de un auto y la probabilidad de sobrevivir para un peatón/ciclista si el auto les choca a esa velocidad. Aunque no conozcas el gráfico, el resultado es intuitivo: cuánto más rápido va el auto, mayor riesgo de muerte para el peatón/ciclista.
Los diseños viales en Dinamarca y Holanda están inspirados en esta curva S. Básicamente se busca evitar colisiones a alta velocidad. Cuanto menores son las velocidades de los actores, menos probabilidad hay que un choque puede causar la muerte. Por ende, menos necesidad de separar actores físicamente. Y viceversa.

Un modelo, cuatro diseños
La infraestructura ciclista que ha convertido a Dinamarca en uno de los referentes mundiales del ciclismo urbano se puede resumir en tan solo cuatro soluciones:
1. Integración total entre ciclistas, peatones y autos.
2. Integración parcial entre ciclistas, peatones y autos.
3. Separación parcial entre ciclistas, peatones y autos.
4. Separación total entre ciclistas, peatones y autos.

Avenidas y calles
Esta nota se inspiró en la nota de Pablo Lebedinsky de la edición anterior de Biciclub. Allí Pablo propone que Buenos Aires empiece a construir bicisendas en las avenidas. Estoy de acuerdo: una red de bicisendas en las avenidas debería ser el fundamento para cualquier ciudad ciclista. Copenhague la tiene, y es el pilar sobre el cual descansa todo el tráfico ciclista. Sin problemas, miles de ciclistas van sobre bicisendas unidireccionales y anchas, con la vereda de un lado y paradas de colectivos del otro. Funciona perfecto y se puede aplicar 1:1 a las avenidas de Buenos Aires. Esto podría ser ejemplos del modelo 3. En los casos de avenidas con mayores velocidades y mayores flujos de autos como Figueroa Alcorta o Libertador, el modelo 4 será lo más común.
Pero la magia ciclista en Copenhague realmente aparece afuera de las avenidas, en las calles internas. Ahí dónde ciclistas van mezclados con autos, obligados estos a circular a no más de 20 km/h mediante lomos de burro o chicanas. Una solución obvia para muchas calles internas, por ejemplo en todo el polígono Godoy Cruz-Santa Fe-Scalabrini Ortiz-Cordoba. También es común mezclar peatones y ciclistas en Dinamarca, pero ahí el ciclista debe andar lento, a 5 o 10 km/h. Una solución mucho mejor para el microcentro que el lío actual, dónde camiones de caudales conviven con 4×4, motoqueros, ciclistas –y como siempre, el peatón abajo en la jerarquía.
Entender la visión de la ciudad ciclable no sólo genera resultados mejores y más rápidos en materia de seguridad vial. También ayudaría a enfocar los gastos, porque no siempre hace falta construir ciclovías. Usemos la plata para hacer ciclovías en las avenidas y seamos creativos en las calles internas.

1 Comentario

1 Comentario

  1. AGUSTÍN CRESPO

    16 diciembre, 2020 a las 8:41 am

    Excelente artículo, una eminencia !!! y para aumentar el USO de la bicicleta, cuyo porcentaje elevado con el tiempo va a demandar obligadamente resolver las ciudad ciclables, podría sumarse que el sector privado y público incentiven el uso de la bicicleta en sus empleados pero de una forma más concreta y con más fuerza (no sólo poniendo estacionamiento de bicicletas) por ej, “premiar” de alguna manera al que toma la iniciativa de ir en bici con acceso a descuentos en almuerzos, productos, etc. sortear bicicletas y cascos/ accesorios en vez de otros objetos (lapiceras, vinos, cafeteras, termos, etc, etc).
    Creo y supongo que con creatividad deben haber muchas ideas para esto por parte de las áreas de RRHH. Muchas lo están haciendo, pero falta fuerza.
    Saludos a todos los pedaleros urbanos y recreativos.
    Saludos Biciclub !
    Agustín de Córdoba

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Clases para aprender a andar en bici en Buenos Aires

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Laureano Núñez es ciclista, organiza salidas en bici para principiantes y da clases para todos aquellos –adultos y niños a partir de los 12 años– que aun no saben pedalear y quieren aprender. Las clases son 100% personalizadas.
Debido a la situación actual, disponen de comunicación electrónica para un distanciamiento social efectivo.
Las clases se realizan en Puerto Madero, una vez por semana, acordando los horarios según los requerimientos de los alumnos, y duran una hora.
La idea es tener nociones básicas de cómo pedalear en la ciudad, aprender la técnica, perder el miedo y practicar. También se enseñan nociones básicas de mecánica (como arreglar una pinchadura y cambiar una cámara) y teoría básica sobre seguridad vial para movernos de forma segura.
Las clases finalizan cuando el alumno siente que alcanzó su meta y siente que puede seguir por si solo.

Más info sobre las clases: 112823-1343

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Kit de herramientas portátil para emergencias

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mecanica-herramientas-4615bPor descuido propio o por accidente, muchas veces pueden ocurrir imponderables mecánicos en una salida. Para estas situaciones es mejor prever que improvisar y contar con el equipo adecuado que -de acuerdo a la bici y a las habilidades mecánicas del usuario- podrá variar en herramientas y útiles. Dichos elementos deben ser transportables en un bolso bajo asiento o en un bolso o cartera personal, por lo que deberán elegirse cuidadosamente para optimizar el espacio y el peso.

LO QUE NO PUEDE FALTAR

Para todo tipo de bicis 
– Dos o tres desmontadores de cubiertas: de plástico si la llanta es de aluminio mecanizado o de acero si es de aluminio de pared simple o acero.
– Parches: de la medida acorde a la cámara en cuestión. Con cuatro o cinco bastará y se deberán reponer a medida que se utilicen.
– Solución vulcanizante: viene en pomos pequeños, fáciles de almacenar y transportar. Tener especial cuidado, ya que una vez abiertos tienden a secarse con el tiempo. Conservarlos en una bolsita cerrada con banditas elásticas los hace durar más tiempo frescos.
– Lija gruesa: para que la solución trabaje bien es necesario lijar la cámara antes de emparchar. Una o dos tiras de lija pequeñas serán suficientes.
– Cámara acorde al rodado y medida de la cubierta: con una es suficiente ya que habrá que cambiarla si es imposible parchar. Si el espacio lo permite, llevar dos nunca está de más. Hay quienes prefieren cambiar cámara y seguir pedaleando a emparchar, sobre todo en días de mucho calor, lluvia o frío intenso, cuando manipular parches y solución puede ser molesto.
– Inflador: de nada sirve emparchar o cambiar cámara si no tenemos forma de darle aire. Si el pinchazo ocurre de noche o en días no laborables, encontrar una bicicletería, gomería o estación de servicio que brinde aire de manera gratuita puede ser difícil.

Opcionales
– Parches autoadhesivos: no necesitan solución vulcanizante. Son más costosos que los parches tradicionales pero son más fáciles de usar.
– Colocar en las ruedas líquido antipinchaduras es una buena alternativa preventiva. Se vuelca por el pico de la válvula dentro de la cámara y obtura los pinchazos pequeños. Es una buena opción para bicicletas cuyas ruedas son difíciles de desmontar como bicicletas inglesas, con cambios en la maza o con muchos accesorios (guardabarros, portapaquetes, silla de bebé).

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Para bicis de tornillería tradicional
– Llave francesa: las de 6” son ideales ya que tienen apertura suficiente para todas las tuercas y bulones de la bici; son pequeñas y transportables. Esto permite ajustar y aflojar no sólo las ruedas sino también el bulón de expander o patines de freno. En situaciones normales, sólo será necesario aflojar y ajustar las tuercas de las ruedas para sacar y poner la cámara en caso de pinchazo. Si las cuatro tuercas son de la misma medida -14, 15 ó 16 mm- se podrá reemplazar la llave francesa por una llave fija de dicha métrica y así ahorrar peso.

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Para bicis de tornillería allen
– Multiherramienta plegable: es la navaja suiza de la bici. Tiene todas las medidas de llave allen necesarias, destornillador de punta plana y phillips. Algunos modelos traen incluso llaves fijas, cortacadena y desmontador de cubierta. Son una excelente inversión y se presentan en una gran gama de precios y calidades.

Texto: Luddite* | Fotos: Ariel Sabatella

*Mecánico de bicicletas: green_anarchy@hotmail.com, (011)15-4199-4844

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Seguros Rivadavia ofrece variedad de coberturas para la bicicleta y el ciclista

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Seguros Rivadavia ofrece tres líneas de seguros de bicicletas: Bici Pro, Bici Max y Bici Total, las tres con diversas alternativas de contratación en sus coberturas y capitales asegurados. 

Todos estos planes amparan la pérdida total por robo de la bicicleta, el daño total y parcial (tanto en Argentina como en el exterior, si se opta por contratar la extensión de cobertura), accidentes personales para el ciclista y responsabilidad civil ante cualquier accidente que sufra circulando y que pueda provocar daños a terceros, el robo de efectos personales o equipos portátiles electrónicos que porten en bolsos o mochilas en circunstancias de uso de la bicicleta.


En suma, las siguientes son las coberturas básicas:
• Robo total.
• Muerte accidental.
• Invalidez total y parcial permanente por accidente.
• Gastos de asistencia médico-farmacéutica por accidente.
• Cobertura de responsabilidad civil del ciclista.


Y estas coberturas se complementan con una importante gama de servicios adicionales sin cargo para el asegurado.
Pueden acceder a estos planes bicicletas fabricadas desde el año 2000 en adelante.

Para más información: www.segurosrivadavia.com | 0810-999-3200 | info@segurosrivadavia.com
O bien, contactarse con cualquiera de los Productores Asesores de Seguros Rivadavia en todo el país.

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Cicloturismo: Los 5 infaltables en un viaje

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Diseñador y fabricante del exquisito equipamiento para cicloturismo Halawa y viajero experto, Juan Pablo Casaccione nos recuerda los aspectos básicos para que nuestros primeros recorridos largos en bicicleta sean exitosos. El destino, la ropa, la bici, el equipo y cómo distribuir lo que llevamos.

Por Juan Pablo Casaccione*

1. Relevar el lugar
Al comenzar a planear un viaje, lo primero a tener en cuenta es el lugar al que nos dirigiremos. Generalmente se elige por gusto, curiosidad o quizás a dedo, en un mapa a ciegas. Pero ya con el destino definido, algunos puntos a tener en cuenta serán:
– Si el punto de salida es el mismo que el de llegada generalmente se simplifica la logística. Podemos dejar cajas o bolsos de transporte de la bici y otros contenedores que usemos para el viaje.
– Para calcular la cantidad de kilómetros por día: en caminos de subida, calcular que rodaremos entre 7 a 15 km/h y en caminos planos de 18 a 30 km/h.
– Verificar el transporte que usaremos para llegar, días y horarios (micro, avión o vehículos contratados).
– Otro punto a tener en cuenta es la altimetría (relieve) y los vientos predominantes, porque tal vez convenga empezar el recorrido en el sentido contrario al pensado originalmente.
– Chequear clima, épocas de grandes lluvias y deshielos para evitar retroceder. Recordemos que los ríos de deshielo por la mañana temprano no están tan “gordos”, aunque esto no evitará que nos mojemos los pies al cruzar vados o sortear riachos.
– Verificar el horario de salida y puesta de sol y las temperaturas, para determinar cantidad de horas de pedaleo.
– Saber dónde hay lugares de aprovisionamiento, para calcular cuánta agua (a razón de tres litros por día) y comida llevar en las etapas.

2. Armar un buen equipo
A la hora de elegir el equipo, primero hay que decidir si viajaremos solos o acompañados, ya que esto hará la diferencia. Además de la compañía, si se viaja solo se debe reservar más espacio, porque no se puede compartir parte del equipo (calentador, carpa y marmita). Los indispensables:
– Calentador. Hay de dos tipos. Uno es a gas (cartucho), que resulta más económico el aparato pero son más caros los cartuchos y generan más residuos. Otra de las contras es que no funcionan bien en altura y generan mucho volumen para transportar. Los otros funcionan con combustible líquido a presión, son más caros pero el combustible resulta mucho más barato y ocupan menor espacio.
– Marmita: es buena y cómoda opción, pero si no contamos con una se puede resolver llevando una olla chica y un jarro y el resto de cubiertos necesarios. Olla máxima: de 1.5 a 2.0 litros. Hay que ver equipamientos de montaña si se quieren adquirir por partes y no todo el juego junto.
– Carpa: debe ser liviana, con buena habitabilidad, pero sobre todo resistente al viento y al agua. Aunque parezca mentira no todas lo son. Un buen consejo: colocar un film de polietileno debajo de la carpa que sea 5 cm más chico que la misma. Esto protegerá la superficie, evitará que se moje con la humedad del piso y agilizará el guardado.
– Bolsa de dormir: lo importante es no pasar frío. En épocas de calor uno puede destaparse pero con frío no se duerme y depende del lugar y la época nos puede costar la vida. En el mercado existen bolsas de dormir con distintos rellenos: sintéticas y de plumas. Las primeras son más económicas, tienen más volumen y más peso, mientras que las de plumas son más caras, más chicas y livianas. Se recomienda usar aislantes debajo de la bolsa, porque suavizan la dureza del piso y aíslan el frío.

3. Seleccionar la ropa
Soy partidario de usar ropa de ciclismo (calzas cortas o largas para el viaje), ya que es más cómoda. El resto de la ropa, sintética, 0% algodón: remeras, pantalones desmontables (dos en uno pantalón – bermuda) y medias cortas y largas. En cuanto al abrigo, que sea lo más entallado posible, ya que eso evita la pérdida de calor. Siempre vistámonos con capas finas:

A. Camiseta térmica.
B. Chaleco de micropolar o softshell fino.
C. Campera de polar o micropolar.
D. Rompevientos impermeable.
De la A a la D se pueden combinar o colocar todas juntas según la temperatura.

4. Tener la bici en condiciones
Con una bicicleta de 18 velocidades para arriba, podemos viajar. Con una monomarcha y/o fixie no lo recomendamos, porque los cambios ayudan y mucho. No hace falta demasiada sofisticación en el rodado, incluso eso lo hace más difícil de reparar en caso de un imprevisto. En honor a la verdad, teniendo la bicicleta en condiciones, nunca se me presentó un problema en un viaje, sólo pinchaduras y alguna cubierta tajeada. Por eso, es recomendable hacer un service antes de salir.
Por otra parte, el portaequipajes marcará la diferencia en un viaje. Lo recomendamos, ya sea de aluminio o acero, mínimo de dos rayos por lado o, ideal, de tres, y que cubran bien la “espalda” de la alforja.
De repuesto, debemos llevar dos cámaras, parches chicos y grandes y solución, corta cadena, sacacubiertas, inflador, tornillos de repuesto y multiherramientas.

5. ¿Cómo llevar todo esto?
Para todo esto, con alforjas traseras de 50 litros, un bolso estanco de 36 litros sobre las alforjas, un bolso frontal de 6 litros y un bajo asiento, estaremos bien. Los elementos pueden distribuirse de la siguiente manera:
– Alforjas: ropa, equipo y bolsa de dormir.
– Bolso estanco: carpa, aislante y resto del equipo.
– Bolso frontal: cámara de fotos, snacks, rompevientos, linterna y protector solar.
– Bajo asiento: repuestos, cámara, cortacadena, etcétera.

*Cicloturista, diseñador industrial y creador de la marca Halawa: www.halawa.com.ar | Instagram @halawaalforjas | Facebook: Halawa

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