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Ciclismo urbano

Nuestras propias reglas para circular por la ciudad

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La antinomia entre las reglas de tránsito hechas para los automovilistas y las reglas no escritas, basadas en la cortesía y los buenos modales, que se aplican en lugares donde no circulan automóviles. Por qué es necesario pensar como un automovilista cuando vamos a mezclarnos con los autos o a cruzarnos con ellos. Algunos criterios —derechos y obligaciones— para movernos en bici por la ciudad.

Si bien las reglas de tránsito han sido escritas solamente para posibilitar el flujo ilimitado de automotores (antes del reinado del automotor no existían reglas escritas de ningún tipo) y no para proteger a los otros protagonistas del tránsito sino para sacárselos de encima, es absolutamente necesario que los ciclistas las conozcamos en detalle aun cuando eventualmente no las cumplamos en su totalidad, tal como hacen los automovilistas. Y digo conocerlas a fondo porque a la hora de pedalear mezclados con el tránsito automotor, si queremos preservar nuestra integridad debemos pensar como un automovilista tanto al momento de respetar esas reglas como al momento de no respetarlas.
Repito: las reglas de tránsito fueron escritas solo para favorecer el flujo de los vehículos a motor y no protegen ni a los peatones ni a los ciclistas. Por eso, si querés actuar inteligentemente, es posible que al pedalear en el tránsito tengas que pensar como un automovilista.
Doy un ejemplo de lo que quiero decir con esto de “pensar como”. Cuando los ciclistas circulamos por vías segregadas exclusivas para nosotros y eventualmente compartidas con peatones, monopatines, patinadores, niños en triciclos, etcétera, etcétera, constatamos que ninguna de las reglas de tránsito (automotor) se aplican en ese entorno, ya que en ese ambiente de baja velocidad en el que todos los protagonistas tenemos contacto visual y auditivo la única regla que se aplica es la de la cortesía y las buenas maneras, que era la regla no escrita que regulaba la vida en las calles antes de que estas fueran invadidas por el automóvil. Basta acercarse un fin de semana a lugares que existen en muchas ciudades grandes, como parques, avenidas o costaneras, con acceso prohibido a automotores y motos, y encontrarse con una imagen caótica y multitudinaria de gente circulando a pie, en patines, en tablas, en bicis, en triciclos…, en la que no lograremos detectar ni siquiera roces. Cada cual hace su viaje, sin semáforos ni carriles ni policías de tránsito y todos felices.
Pero, y ahora vamos al grano, cuando conducimos entre automóviles las reglas de las buenas maneras ya no existen, pese a que haya algunos automovilistas con modales. Es que, en primer lugar, la enorme masa de un automóvil es peligrosa de por sí, ya que cualquier toque de esa masa en movimiento con algo produce daño, aunque la velocidad sea reducida. En segundo lugar porque el conductor del automóvil está prácticamente aislado de su entorno por esa masa metálica en la que está contenido, tiene muchos puntos ciegos, no percibe los ruidos externos y esto sin meternos en el tema de que la mayor parte de los conductores manejan distraídos, escuchando radio y hasta hablando por teléfono. Y en tercer lugar porque la mayor parte de los automovilistas, si están atentos lo están muy privilegiadamente con respecto a los demás automotores que lo pueden dañar y no tanto con respecto a los que ellos pueden dañar, que suelen resultarles invisibles.
Por esto sostengo que cuando pedaleamos en el tránsito debemos pensar como automovilistas, y digo esto en el sentido de pensar no sólo qué haremos nosotros a continuación sino también prevenirnos de las posibles conductas de los automovilistas que nos rodean y que nos cruzan en las intersecciones. No podemos movernos en el tránsito con la conciencia con que nos movemos en una vía segregada. Constantemente debemos estar preguntándonos cosas como esta: ¿Va doblar cortándome el paso? ¿Va a frenar de golpe? ¿Va a cambiar de carril sin aviso? Se detuvo, ¿va a abrir la puerta de mi lado?
En el medio del tránsito debemos conocer las reglas estándar de ceder el paso, señalar, girar o cruzar, tener reflejos suficientes como para anticiparnos a las malas maniobras que permanentemente realizan los automovilistas y pensar en la bicicleta como un vehículo más que maniobra por las calles.
En este marco es que les voy a describir a continuación algunas reglas básicas para movernos en el tránsito con nuestra bicicleta. Obviamente la lista no es exhaustiva ni su contenido concluyente, de modo que tu aporte será bien recibido en redaccion@biciclub.com.

A veces hay que frenar
Estate atento. Esperá lo inesperado. Vivimos en una red. No sólo te puede aparecer un automóvil inesperadamente en una esquina, también atrás de un auto estacionado puede aparecer un niño que cruza la calle o un adulto distraído que no merece que lo lastimes. O un automovilista puede abrir inesperadamente la puerta.
Sabemos que cuanto más semáforos, más accidentes y de mayor envergadura. Hay estadísticas precisas al respecto. En las esquinas con semáforos es donde se producen mayor cantidad de accidentes. Pero ahí están y debemos respetarlos. Y si no estamos de acuerdo con su existencia bregar social y políticamente para que los retiren de donde no son estrictamente necesarios.
Sé que muchos de nosotros no respetamos esta regla siempre. Lo hacemos cuando se trata de cruzar esquinas de tráfico intenso. Y en otras ocasiones pasamos de largo sin tener siquiera la precaución de aminorar la velocidad o -en caso de que haya coches estacionados en la calle que vamos a cruzar- sin siquiera darnos la oportunidad de observar si no viene un auto o una moto a lo lejos a altas velocidades. Personalmente he llegado a ver ciclistas cruzando en rojo avenidas de alto tránsito, maniobrando, especulando, algo así como practicando un deporte extremo para el que no están ni mínimamente preparados.
Una técnica legítima que puede permitirnos el salto de un semáforo es usar el “intervalo peatonal”, que les da a las personas una ventaja sobre los autos en los cruces peatonales. En algunos cruces de avenidas esos saltos peatonales se abren cuando se detiene el tránsito lineal en la avenida y se permite un giro a la izquierda, en cuyo caso se pone en verde el paso peatonal del lado contrario al giro.
Sea como fuere, hay situaciones en la que hay que frenar de golpe. Sabemos intuitivamente que para lograrlo hay que aplicar los dos frenos, pero en realidad lo que debemos hacer es apretar un poco más el delantero que el trasero, ya que el delantero tiene mayor potencia de frenado. Y simultáneamente debemos lograr que la rueda trasera no se despegue del piso —con la consecuencia de que volemos por sobre el manubrio. ¿Cómo evitar esto?: mientras frenamos debemos despegar el culo del asiento, llevarlo atrás de este y bajarlo, todo mientras mantenemos las piernas rectas, en contacto con los pedales, y bajando un poco los talones. Esto lleva el peso de nuestro cuerpo hacia atrás y mantiene a la rueda trasera en contacto con el piso, con lo que no solo no volaremos sobre el manubrio sino que además ganaremos potencia de frenado. En condiciones normales urbanas y con práctica esta frenada puede completarse en menos de dos metros.

Adueñarse del carril
No siempre es necesario acobardarse con los autos. En particular cuando se refiere a nuestro derecho como vehículo al carril. El hecho de que seamos más lentos y delgados que un automóvil no nos quita el derecho a ser los dueños del carril. Primero que nada somos tránsito y en segundo lugar de esta manera somos más visibles para los conductores. Cuando por el contrario vamos por el borde de un carril estamos invitando al automovilista a que nos sobrepase finito o inclusive a que ni siquiera nos vea cuando el tráfico es intenso o se siente amenazado por otro automóvil o hay muchos elementos de distracción afectándolo.
No hay que quedarse a la derecha tanto como sea humanamente posible, como indican los lobistas del automotor o como pretende el automovilista con sus bocinazos. Cuando los ciclistas se quedan a la derecha, los conductores piensan que pueden pasar a su lado, haya o no el espacio suficiente, además de dejarte sin la posibilidad de poder esquivar un obstáculo en el camino o una puerta que se abre. Es infinitamente más seguro tomar el medio del carril; de esa manera los conductores no tendrán más remedio que tratarte como un vehículo y sobrepasarte -cuando puedan- por el carril izquierdo, como corresponde.
En todo caso, por una cuestión de cortesía, puede haber sectores (sin autos estacionados, esquinas, etcétera) que nos permitan apartarnos para dejar sobrepasar a un auto que viene atrás nuestro.

Ser predecible
Generalmente los ciclistas nos involucramos en choques o situaciones de peligro por dos razones diferentes: exceso de confianza o falta de confianza.
Los creídos son aquellos que se largan a cruzar una avenida con el semáforo en rojo o los que se mueven en la ciudad como salmones, contra el flujo del tránsito o a favor de él pero haciendo cortes repentinos. Son casos perdidos sobre los que no tiene sentido reflexionar, ya que en general son personas que ni siquiera cumplen con las reglas atávicas de los buenos modales con respecto a los peatones. Son automovilistas en dos ruedas.
Pero hay ejemplos que sí merecen una reflexión. En muchas ciudades hay calles de sentido único con carriles para bicicletas de doble sentido. Estas piezas de muy “imaginativa” arquitectura urbana deben abordarse con considerable precaución. El principal desafío es cuando vamos por la mano de la ciclovía que va en sentido contrario al de la calle y nos acercamos a una intersección, con otros autos y peatones que para decidir si pueden cruzar la calle miran justamente para el lado contrario del que nosotros estamos yendo. Su mirada busca autos, los mayores victimarios de la calle. Está en nosotros prestar mucha atención al encarar estos cruces y no confiarnos jamás que los que están por cruzarnos nos hayan visto.
Este elemento inesperado se aplica particularmente a los ciclistas menos seguros, o sea la mayoría, a los que las ciudades no brindan suficiente espacio para movilizarse en bicicleta, pero en ocasiones, por distracción, puede afectarnos a todos. Conducir distraído en ciudades como las nuestras puede acortarnos la vida…
Y en cuanto a predictibilidad no olvidar hacer señales antes de doblar (alzando la mano correspondiente) como al frenar (mostrando hacia atrás la palma abierta de una de nuestras manos).
La idea central es rodar de manera predictiva —haciéndonos visibles y señalando nuestras intenciones— y sabiendo adónde vamos y por dónde lo haremos. Pero si bien debemos maximizar nuestra visibilidad, cuando tengamos dudas es conveniente movernos como si fuéramos invisibles, o sea apartarnos del camino, lo que nos da un momento extra para encontrar la mejor manera de avanzar. Siempre es posible llegar a donde queremos sin ponernos en riesgo.

Comodidad y seguridad
En zonas urbanas una posición erguida en la bici nos permite tener una buena visión de nuestros alrededores y la comodidad suma a la hora de no sufrir molestias físicas que nos puedan distraer. Por todo ello vale la pena siempre optar por bicicletas de diseño específicamente urbano (cuya geometría es muy diferente a la de las mountain bike o ruteras o playeras) y cuyo talle se corresponda a nuestras medidas.
En cuanto a neumáticos, los más anchos (40 a 50 mm) y con algún dibujo ofrecen más adherencia, se pueden utilizar con menos presión de inflado –lo que suma confort– y no agregan mucho peso al conjunto.
Si bien en las ciudades del norte europeo donde la gente se mueve en masa en bicicleta nadie utiliza casco, en países como los nuestros, sin infraestructura segregada adecuada y con automovilistas desatados que se sienten con derecho absoluto a la calle, el casco es un elemento de seguridad indispensable. Con la advertencia de que debe ser de buenísima calidad (lo baratos definitivamente no nos sirven y nos dan una falsa sensación de seguridad) y estar bien colocado.
Otro elemento de seguridad clave, las luces, que debemos utilizarlas no solo de noche sino también de día: cuanto más visibles seamos, más seguros estaremos.
Qué decir con respecto a los auriculares que ya no se haya dicho. Usarlos es hacer lo contrario de lo que estamos hablando en estas páginas, ya que nos aíslan del entorno y nos impiden detectar cuando algo se nos aproxima por detrás, lugar de donde provienen los mayores peligros para un ciclista.
Finalmente, debemos hacer chequeos periódicos de nuestra bicicleta y de los elementos con más incidencia en la seguridad como los frenos, los neumáticos y la transmisión.

Puntos ciegos
Una clave de seguridad en el tránsito es mantenerse fuera de los puntos ciegos de los vehículos a motor. Los autobuses, camiones y otros vehículos de gran tamaño tienen puntos ciegos particularmente expansivos, especialmente en el lado derecho. Tratemos de no adelantar a un vehículo grande si podemos evitarlo. Una regla para esto es que si no podemos ver la cara del conductor del vehículo mirando al retrovisor es que él no nos puede ver a nosotros.
Cuando nos acercamos a una intersección y estamos con un vehículo largo a nuestra izquierda que está por girar a la derecha, es muy posible que el conductor no nos vea y nos corte el paso o directamente nos embista con su lateral.

Si querés aportar a este tema e incluso disentir con nuestro texto, mandanos tu aporte a redaccion@biciclub.com, con el asunto: La ley de la calle.


Por Mario García | Fotos: Ariel Sabatella

1 Comentario

1 Comentario

  1. JOSE PABLO

    4 noviembre, 2020 a las 4:01 pm

    EXCELENTE LA NOTA RELACIONADA CON CALLES SALVAJES “HOY QUISIERON MATARME “, MUY BUENA!!! SOY CICLISTA DE UNA CIUDAD CERCA DE MAR DEL PLATA, CTE.N.OTAMENDI (BA), Y NOS PASA IGUAL, LOS GUIÑES NO EXISTEN, EL MANEJO MUY AGRESIVO !!! AL CICLISTA NO LO RESPETAN LOS AUTOMOVILISTAS, A ESOS , PRIMERO TENDRÌAN QUE ANDAR EN BICICLETA !!!! UN SALUDO SEÑORES DE BICICLUB

    CORREO ELECTRÒNICO: pepelarriba@hotmail.com

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Clases para aprender a andar en bici en Buenos Aires

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Laureano Núñez es ciclista, organiza salidas en bici para principiantes y da clases para todos aquellos –adultos y niños a partir de los 12 años– que aun no saben pedalear y quieren aprender. Las clases son 100% personalizadas.
Debido a la situación actual, disponen de comunicación electrónica para un distanciamiento social efectivo.
Las clases se realizan en Puerto Madero, una vez por semana, acordando los horarios según los requerimientos de los alumnos, y duran una hora.
La idea es tener nociones básicas de cómo pedalear en la ciudad, aprender la técnica, perder el miedo y practicar. También se enseñan nociones básicas de mecánica (como arreglar una pinchadura y cambiar una cámara) y teoría básica sobre seguridad vial para movernos de forma segura.
Las clases finalizan cuando el alumno siente que alcanzó su meta y siente que puede seguir por si solo.

Más info sobre las clases: 112823-1343

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Ciclismo urbano

Seguros Rivadavia: Bici Pro, la cobertura especial para ciclistas que compiten

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Seguros Rivadavia desarrolló un seguro que otorga la máxima seguridad a los que andamos en bicicleta: protege al asegurado y a su bicicleta ante fenómenos tales como el robo, los accidentes personales y la responsabilidad civil, pudiendo incluir el robo de efectos personales, equipos electrónicos o daños.

Seguros Rivadavia ofrece tres alternativas, de acuerdo a las características de la bicicleta y el uso dado a la misma: Bici Total, Bici Max y Bici Pro. En esta nota te contamos sobre el plan Bici Pro, un producto especialmente diseñado para ciclistas que participan en competencias amateurs, con mayor flexibilidad en las sumas asegurables y coberturas a medida.

Coberturas
-Robo Total.
-Robo de Efectos Personales.
-Robo de Equipos Electrónicos Portátiles.
-Daños a la Bicicleta.
-Muerte Accidental.
-Invalidez Total y Parcial Permanente por Accidente.
-Gastos de Asistencia Médico-Farmacéutica por Accidente.
-Cobertura de Responsabilidad Civil del Ciclista.

Coberturas adicionales para todos los planes
Con el fin de brindar un servicio de excelencia, para este seguro se ofrecen, sin cargo, los siguientes servicios ante una urgencia:
-Traslado por avería de la bicicleta.
-Asistencia por rotura de neumático.
-Reintegro de medicamentos como consecuencia de intento de robo.
-Envío de taxi o remís para traslado a domicilio a causa de robo.
-Envío de ambulancia hasta el centro médico más cercano en caso de accidente.
-Cambio de cerraduras por robo.
-Envío de taxi o remís hasta la dependencia policial más cercana en caso de robo.
-Reembolso de gastos de DNI por robo.
-Asesoramiento legal ante el robo o accidente sufrido.
-Conexión con centros de reparación de bicicletas.

 

Visitá el cotizador online de Seguros Rivadavia en http://www.segurosrivadavia.com/personas/bicicletas/cotizacion.php

Para más información: www.segurosrivadavia.com | 0810-999-3200 | info@segurosrivadavia.com
O bien contactarse con cualquiera de los Productores Asesores de Seguros Rivadavia en todo el país.

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Ciclismo urbano

Ya está todo listo en Mar del Plata para el 5° Foro Argentino de la Bici, a celebrarse entre el 10 y el 12 de noviembre

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El evento ciudadano a favor de la movilidad sostenible más importante del país ya está preparado para recibirte en la ciudad de Mar del Plata entre el 10 y 12 de noviembre próximos. Luego de que en el pasado pre-foro en la Villa Victoria se viviese una jornada de gran entusiasmo y amor por la bicicleta, la ciudad se prepara para la quinta edición de un Foro que reúne a gente del todo el país.


El  cronograma aún no está cerrado, pero  podemos  adelantar  algunas  actividades que pondrán muy felices a quienes amen a la bicicleta y la movilidad sostenible.

El día viernes 10 de noviembre, las actividades se realizarán en la Plaza Mitre (Colón y Mitre). Allí habrá varias charlas:
-Cómo construir infraestructuras seguras.
-Siniestralidad vial.
-ONGs vinculadas a la bici y el cicloactivismo.
-Una actividad con la ONG marplatense Guías a la par, con prueba de tándems y convocatoria de guías.
-Demostraciones de bicipolo, deporte que está arribando a Mardel.
-Números de monociclos y demostración de Stunt.
-Talleres para infancias, para aprender a andar en bici y cuidados a tener en cuenta.

Y a las 17 hs se saldrá pedaleando en caravana hacia el camping municipal Centro Scout, donde acamparán los cicloviajeros que vayan llegando desde todo el país, y a donde se desarrollarán los siguientes días del Foro.

Esa misma noche se proyectarán cortometrajes y habrá un encuentro en el bar cultural La Periferia, ubicado a unas cuadras del camping.

El día sábado, ya en el camping, la jornada comenzará con una clase de yoga ofrecida por Lulea. Luego se realizará un paseo en bici recorriendo la naturaleza de la zona, para
regresar al medio día y disfrutar de un día pleno de charlas interesantísimas, entre otras:

-Mujeres y disidencias en el mundo de la ciclomecánica.
-Experiencias de viajar en bicicleta.
-Psicología del tránsito.
-Diseño y arte enfocado en la bicicleta.

También habrá talleres de primeros auxilios, emparchado y sobre aprender a andar en bicicleta.

En la jornada del domingo, más distendida, se eligirá la ciudad sede del FAB 2025 y luego de almorzar se partirá en una caravana colectiva hacia el centro, para darle un cierre a puro pedal, a este encuentro que dará que hablar.

Recordamos que todas las actividades son gratuitas y abiertas a toda la comunidad.

Info: Agustín Arevalo (11 58222110)  | Luciana Fernandez Ravelo (11 69811446) |  Vanesa Camino (2233 482931) | Luz Calabrese ( 2235 794099)
Fotos: Patricio Devoto y Soledad Gonzalez Lagarde  @soledadgonzalezlagarde

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Ciclismo urbano

3 ventajas y 3 desventajas del ciclismo urbano

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LO POSITIVO
Tiempo al tiempo
Dice una vieja frase que el tiempo es oro, pero en verdad ni todo el oro del mundo puede comprarnos tiempo de vida. Por eso el primer ítem en esta lista corresponde al invaluable beneficio de controlar nuestros horarios. Contrariamente al cliché acerca de los ciclistas urbanos, estos no eligen tanto la bici por ahorrar dinero ni por amor al medio ambiente, pero sí lo hacen por esta ventaja.
La comparación más clara las podemos hacer con el uso del automóvil particular. El viaje de un punto a otro de la ciudad manejando está sujeto a numerosos factores que hacen impredecible el horario de llegada. Embotellamientos, desvíos, cortes y conseguir un lugar de estacionamiento son cuestiones que afectan directamente el tiempo que nos llevará arribar a destino. Para paliar esta situación algunos conductores eligen salir con mucha anticipación, lo que, si bien puede resultar útil, en definitiva no es otra cosa que alargar la duración del viaje.
Respecto del transporte público en nuestro país, la bici todavía sigue siendo mejor ya que colectivos, trenes y subtes no suelen cumplir los horarios establecidos. Esto puede generar largas esperas en las paradas y estaciones, lo que torna muy difícil ser puntuales en nuestros compromisos. Si en cambio comparamos ir en bici o ir caminando, encontramos que ambas opciones comparten la previsibilidad del tiempo y los horarios de llegada. Pero si de tiempo de viaje se trata, trasladarse pedaleando podría llevarnos la tercera o la cuarta parte de hacerlo a pie.

Estar presentes
Moverse en dos ruedas permite estar en una conexión total con la ciudad. Necesitamos que casi todos nuestros sentidos estén en alerta. Esto nos lleva a estar presentes en el aquí y el ahora, algo que desarrolla muy sabiamente Juan Carlos Kreimer en su libro Bici Zen (Grupo Planeta, 2013). El beneficio es llegar a destino sintiéndonos con energía. Esto impacta positivamente en el rendimiento de quien se moviliza a trabajar o estudiar. Además, estar atentos durante todo el viaje hará que cada trayecto sea distinto. Aún si repetimos la misma ruta constantemente siempre habrá algo en el entorno que nos llamará la atención porque vamos en el mejor vehículo descapotable que se puede usar en una ciudad.

Comunidad
Este punto está muy relacionado al anterior. Contrariamente al aislamiento y la competencia que puede generar el uso del auto particular, la bici promueve el encuentro humano. La cercanía física, el poder estar cara a cara con el otro fomenta la rehumanización de la gran ciudad. Cruzar una mirada, hacer un comentario (¡sí, aunque sea sobre el clima!) o ayudar a resolver un pinchazo nos saca del individualismo y hace que las personas pasen de ser cohabitantes de un espacio físico a miembros de una comunidad. Esta diferencia no se da solamente con los autos; curiosamente también ocurre con el transporte público.
Tal vez en el futuro la gente que viaje en colectivo o tren entable relaciones más parecidas a las de los ciclistas. Pero por el momento les sugiero que hagan el siguiente experimento: al detener la bici en un semáforo prueben entablar una conversación con el ciclista que se detuvo a su lado. Ahora intenten hacer lo mismo en un subte con la persona que va parada junto a ustedes. Intuyo que encontrarán una diferencia.

LO NEGATIVO
Vulnerabilidad
En los países de nuestra región los ciclistas todavía somos muy vulnerables frente al transporte motorizado. Aunque la reaparición masiva de la bicicleta en el escenario urbano lleva ya más de un lustro, todavía es vista por mucha gente como algo extraño. Las últimas décadas se encargaron de fijar en el imaginario colectivo que las calles son de los autos. Esta intrusión de la bici genera reiteradas conductas violentas de parte de quienes manejan un vehículo grande y pesado y que muchas veces ponen en serio riesgo la integridad de los ciclistas. Poco a poco pareciera que esto va cambiando, pero hay que admitir que todavía estamos muy lejos de que nuestras calles sean bike friendly.

Clima
Es cierto que no tiene por qué ser un impedimento para agarrar la bici, pero siendo sinceros, hay días en que la temperatura, el viento y la humedad no son para nada favorables al ciclista urbano. Si bien existen varios trucos que ayudan a minimizar los inconvenientes de andar con lluvia, nieve o un solazo que raje la tierra, lo cierto es que los climas extremos no son nada agradables para optar por la bici. Más de una vez vamos a mirar con ojos de perro mojado a aquellos felices automovilistas, atascados pero con el bendito aire acondicionado.

Prejuicios
Fue tan grande el reinado del automóvil durante décadas que se llegó a pensar que quien no poseía uno era un marginal. El progreso era tener un auto propio y andar en bici era para pobres, hippies o veganos. Todavía esta idea persiste, aunque ya agrietada y con vistas a quebrarse del todo en los tiempos que vendrán. Por lo tanto es común recibir ciertos comentarios desagradables y discriminatorios cuando le contamos a gente desconocida que nos movemos en bici. La tendencia va cambiando (hoy hay CEOs de multinacionales que van a trabajar en bici) pero es necesario saber que todavía es muy frecuente enfrentar este tipo de situaciones.

Les propongo que hagamos una acción concreta: enviar esta nota a alguna persona que podríamos entusiasmar para que empiece a trasladarse en bici por la ciudad. Quizás estas palabras honestas acerca del ciclismo urbano puedan hacer florecer más ciclistas por las calles de la ciudad.

*Periodista y guía de ciclismo urbano en eventos turísticos y corporativos:
Twitter: @tincholehmann, tincholehmann.com.ar

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