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Entrenamiento

Flexibilidad, la capacidad olvidada

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La capacidad más olvidada a la hora de planificar y ejecutar el entrenamiento es la flexibilidad, parte constitutiva esencial de toda disciplina deportiva. Cuáles son los factores que la determinan, para qué sirve puntualmente y cuál es la diferencia entre elongación y flexibilidad.

Por Elisa Lapenta*

El rendimiento deportivo es la consecuencia de un cúmulo de factores que van desde aquellos que se abordan desde el plano netamente corporal hasta los más intangibles y menos estudiados, como las capacidades cognitivas, volitivas y mentales.

En el plano corporal, el rendimiento deportivo se garantiza entrenando y desarrollando en mayor o menor medida cada una de las capacidades motoras: fuerza, velocidad, resistencia, coordinación y flexibilidad. Y es precisamente esta última —la flexibilidad— la capacidad más olvidada al momento de sentarnos a planificar y entrenar.

Tal vez sea porque no se la asocia con ninguna disciplina deportiva en particular. Como por ejemplo:

– la resistencia automáticamente se asocia a la maratón o a las grandes vueltas en ciclismo,
– la velocidad a los 100 metros llanos,
– la fuerza al levantamiento olímpico y
– la coordinación a la gimnasia rítmica o deportiva.

Pero cuando mencionamos la flexibilidad no se nos viene a la cabeza la representación de ninguna imagen de deporte en especial.

Sin embargo esta capacidad olvidada es parte constitutiva fundamental en la mayoría de las disciplinas deportivas.

Me atrevo a pensar que esta subestimación de la flexibilidad tenga tal vez su explicación en que su entrenamiento no necesariamente implica un alto gasto de energía ni altas tasas de esfuerzo y sudoración… Por otro lado los resultados de las horas dedicadas a su desarrollo son “poco” palpables o cuantificables al momento de evaluar el rendimiento deportivo.

Cuando le propuse a Biciclub escribir sobre este tema lo hice pensando principalmente en compartir algunos conceptos que espero sean esclarecedores y que nos den un pantallazo general que nos permita colocar a la flexibilidad en un lugar de relevancia en la preparación física de cualquier actividad -ya sea deportiva de competición o deportivo/recreativa o de vida cotidiana.

Qué entendemos por flexibilidad 

A continuación, algunas definiciones, según distintos autores, de esta capacidad:

– Manfred Gorsse (1985): “La flexibilidad es la capacidad de ejecutar movimientos voluntarios con mayor amplitud en determinadas articulaciones. No debe considerarse como una capacidad netamente motriz-condicional sino que también está impregnada en gran medida por condiciones motrices coordinativas.”
– Muska Moston (1968): “La flexibilidad es la habilidad para aumentar la extensión de un movimiento en una articulación determinada.”
– Edwin Hahn: “La flexibilidad es la capacidad de aprovechar las posibilidades de movimiento de las articulaciones lo mas óptimamente posible.”
– Jürgen Weinek (1988): “La flexibilidad es la capacidad y la cualidad que el deportista tiene para ejecutar movimientos de gran amplitud por sí mismo o bajo la influencia de fuerzas externas.”
– Michel Alter (1991): “La flexibilidad es la amplitud de movimiento (ADM) obtenible en una articulación o conjunto de articulaciones.”
– Estelio Dantas (1991): “La flexibilidad es la capacidad física responsable de la ejecución voluntaria de un movimiento de amplitud angular máxima por una articulación o conjunto de articulaciones, dentro de sus límites morfológicos, sin riesgo de provocar lesiones.”

Como podemos apreciar, el denominador común que atraviesa a todas las definiciones es el concepto de “amplitud de movimiento”. Yendo un poco más allá quisiera citar al Licenciado Mario Di Santo, un muy prestigoso y reconocido profesor e investigador cordobés de nivel internacional, abocado al estudio profundo de la flexibilidad, que la define de la siguiente manera: “La capacidad psicomotora y la propiedad de los tejidos responsables de la reducción de todos los tipos de resistencia que las estructuras y mecanismos funcionales neuro-mioarticulares de fijación y estabilización ofrecen al intento de ejecución de movimientos de amplitud angular óptima, producidos tanto por la acción de agentes endógenos (contracción del grupo muscular antagonista) como exógenos (propio peso corporal, sobrecarga, inercia, otro compañero, etcétera).”

No entraremos en detalles tan técnicos, pero sí deseo remarcar que nos estamos refiriendo a amplitudes de movimiento óptimas y no máximas. Esto implica indefectiblemente que esta capacidad, más que las restantes cuatro, debe ser programada, entrenada y desarrollada de manera personalizada para cada deportista.

Factores que la componen y la determinan

La flexibilidad se compone esencialmente de dos factores: elasticidad y movilidad articular.
La primera es la capacidad que poseen los músculos de recuperar su forma después de haberse deformado (cual una goma que recupera su estado normal luego de haberse estirado). La segunda es una característica de las articulaciones que refiere a la amplitud de movimientos que se pueden generar en cada una de ellas. No es lo mismo, por ejemplo, la articulación del hombro que la de la rodilla.

El grado de flexibilidad que posee cada individuo está influenciado por diversos factores:

– Edad: con la edad el hombre pierde paulatinamente la amplitud de sus movimientos.
– Sexo: las mujeres somos por lo general más flexibles que los varones.
– Temperatura y hora del día: la temperatura ambiente como la intramuscular -esta última condicionada por la primera- influyen notablemente en el incremento de la flexibilidad. Por lo general los habitantes de los países cálidos son más flexibles que los de los países de clima frío. Y también se sabe que en las primeras y últimas horas del día se tiene menos flexibilidad.
– El estado emocional también influye. Una persona tensa tendrá menos flexibilidad que una persona relajada.
Existen más factores, solo quise mencionar algunos. Lo que sí debe quedar claro es que la flexibilidad es importante para realizar actividades cotidianas con soltura, evitar lesiones, prevenir enfermedades y retrasar los efectos del envejecimiento de las articulaciones.

El para qué de la flexibilidad

El entrenamiento de la flexibilidad es de suma importancia:

– en el plano del rendimiento deportivo,
– en la vida cotidiana y
– en la rehabilitación y prevención de lesiones.

Un cuarto campo de aplicación (menos conocido tal vez que los demás) es en la armonización del equilibrio tónico-postural.

1. En cuanto al rendimiento deportivo, el desarrollo de esta capacidad nos permitirá potenciar al máximo la adquisición y el perfeccionamiento de gestos deportivos, teniendo esto una incidencia directa sobre la técnica del movimiento.
Por otro lado, y en el aspecto netamente del rendimiento, la flexibilidad nos brindará una gran economía de esfuerzo. También nos servirá para acelerar los procesos de recuperación luego de sesiones intensas, y bien implementada puede generar un alivio del dolor muscular post entreno y competición.
Es bien sabido que ejercicios de estiramientos submaximales y de movilidad articular suaves, posteriores a los entrenos, facilitan la eliminación de sustancias tóxicas y deshechos metabólicos almacenados en el músculo, acelerando por ejemplo el pasaje del acido láctico muscular al torrente sanguíneo para su posterior remoción.
En resumen, la flexibilidad en el rendimiento deportivo no solo permite co-potenciar la adquisición y perfeccionamiento de los gestos técnicos sino que también facilita y acelera los procesos de recuperación post ejercicio y los de alivio del dolor muscular (tanto el inmediato como el de aparición tardía).

2. En la vida cotidiana podemos afirmar que de las cinco capacidades motoras la flexibilidad es por excelencia la más estrechamente ligada a patrones de salud en las edades adultas.
En primer lugar, ejercicios de movilidad articular suaves, progresivos y graduados y estiramientos de igual tenor constituyen un estímulo adecuado para mantener la salud de la membrana sinovial y el cartílago articular. Dicho de manera más sencilla, permite mantener bien “lubricadas” las articulaciones, evitando así la retracción propia que produce la falta de movilidad.
Estos mismos ejercicios son los que mejorarán la elasticidad y plasticidad de los componentes musculares, reduciendo las probabilidades de lesiones.
En concreto, la implementación de un programa de estiramientos y movilidad nos permitirá mantener la salud tanto del aparato motor pasivo (cápsula articular, ligamento, cartílagos, huesos, etcétera) como del aparato motor activo (músculos y tendones).
No nos olvidemos que ambos aparatos sufren con el paso del tiempo de un natural proceso de degeneración.
Asimismo está comprobado que la práctica diaria de estiramientos (una o dos veces por día) nos proporciona una sensación de bienestar y en muchos casos también nos permite combatir el estrés cotidiano y aliviar tensiones y dolores musculares, por ejemplo de la zona lumbar y en el cuerpo en general.

3. En cuanto a la relación entre flexibilidad y lesiones, si bien falta ampliar mucho el campo de investigación en este aspecto, podemos afirmar que un buen desarrollo de la flexibilidad contribuye a evitar la aparición de lesiones tales como distensiones, desgarros, tendinitis, etcétera, así como también los estiramientos aplicados en tiempo y forma correcta posteriores a una lesión nos permitirán un buen proceso de cicatrización del tejido conectivo dañado.

Elongar y flexibilizar / diferencias

Con todo lo anteriormente expuesto queda claro que la planificación de un programa de flexibilización debe ser estrictamente personalizada.
La flexibilidad es la única capacidad que no persigue un desarrollo de expresión máxima sino óptima y debe ser congruente con las características individuales de cada persona.
Valga también distinguir entre elongar y flexibilizar (palabras que suelen usarse como sinónimos pero que no lo son).
Básicamente estos dos conceptos se diferencian por la intensidad. Elongar supone ejercicios de estiramientos o extensiones submaximales, mientras que para flexibilizar acudiremos a estímulos de carácter maximal y de alta intensidad.
Elongar presupone sensación de relajación y bienestar, mientras que flexibilizar implica la presencia de dolor y malestar. Sin embargo ambos son altamente positivos para la salud articular.

Tiempos y frecuencias

Otro aspecto a tener en cuenta de esta capacidad es que su desarrollo es sumamente lento si lo comparamos con las demás capacidades. A la vez que las mejoras en los distintos núcleos articulares se dan en distintos tiempos (por ejemplo, para producir mejoras en la articulación coxo-femoral necesitamos un mínimo de 60 sesiones, mientras que en la articulación del codo se necesitan 25 sesiones).
Por otro lado la flexibilidad es la capacidad que más lentamente se gana y que más rápido se pierde. Es por ello que los bloques destinados al desarrollo de la flexibilidad deben estar presentes durante todo el año (en un mínimo de 3 a 4 sesiones semanales de 30 minutos).
En cuanto a los estiramientos o extensiones submaximales, estos pueden (y deberían) estar presentes en todas las sesiones —tanto en la entrada en calor como en la vuelta a la calma— durante un lapso de entre 12 y 15 minutos, alternando con pequeños bloques aeróbicos también de baja intensidad. La duración de los estiramientos en estos momentos no debe superar los 6 a 8 segundos, recordando siempre que son de naturaleza submaximal.

Como podemos apreciar, la flexibilidad y los estiramientos son un pilar fundamental en la construcción de un deportista (sea este del nivel que sea).
Ojalá que con el paso del tiempo puedan ser más los entrenadores que no solo se limiten a decir que la flexibilidad es importante sino que al mismo tiempo dediquen un gran espacio de sus planificaciones al desarrollo y entrenamiento de la misma. Este artículo no pretende ser más que un puntapié inicial, generador de un cambio cualitativo en la preparación de nuestros deportistas.

*Elisa Lapenta es entrenadora de afamados deportistas de alto rendimiento / (0351)15-6225243/ elisalapentah3o@hotmail.com / h3osports.com.ar / h3o Sports.

Foto: senivpetro – www.freepik.es

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Deporte y Entrenamiento

Una programa de nutrición para ganar masa muscular que aporta estabilidad y potencia al ciclista

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Más allá de buscar tener un cuerpo definido, ganar (o preservar) masa muscular es esencial para el rendimiento deportivo. Entre otros beneficios, tener masa muscular favorece la estabilidad, aporta fuerza, potencia y previene lesiones.
Este proceso es conocido como hipertrofia y tiene que ver con el crecimiento muscular de forma progresiva.
Para alcanzar este objetivo, además del entrenamiento específico de fuerza, la alimentación juega un rol clave.
Ésta debe ser a base de un superávit calórico, donde se consuman más calorías de las que se gastan.
Pero en este camino también se debe aumentar la ingesta de proteínas diarias, un macronutriente que colabora en la formación de los tejidos de los músculos, siendo los huevos, el pescado de aguas profundas como el salmón, el atún, la trucha y, las carnes magras las mejores fuentes de este nutriente, debido a su calidad y a que también aportan calcio, vitamina D y B12, fibra y Omega-3, nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento del cerebro, del metabolismo y para fortalecer el aparato músculo-esquelético.
Pero para un correcto aumento de la masa muscular, la ingesta de proteínas debe complementarse con el consumo de otras fuentes de alimentos. En especial los carbohidratos, porque aportan energía y grasas saludables.
Entre las grasas saludables recomendadas se encuentran la palta, los frutos secos, aceitunas y aceite de oliva. Lo ideal sería incluir al menos una porción de alguno de ellos en cada comida del día. Así estaremos aumentando nuestra ingesta calórica y además nos aportarán un efecto antiinflamatorio protector contra lesiones y que favorece los procesos de recuperación ante los entrenamientos. Dentro del grupo de los carbohidratos complejos se sugiere la ingesta de legumbres o cereales integrales. En relación a la porción de estos, deberían ocupar entre un cuarto y un tercio del plato.
Por otro lado, debemos cuidar la incorporación de minerales tales como el potasio y el magnesio, cuyo rol es colaborar en la recuperación de los músculos y evitar los cuadros de calambres. Los principales alimentos donde se encuentran ambos nutrientes son la palta, banana, dátiles, las verduras de hojas verdes como el kale y la espinaca.
En cuanto a los suplementos nutricionales, si bien estos no son esenciales, muchos aportan practicidad para cubrir las necesidades aumentadas que hemos mencionado.
En este sentido, los batidos de proteína de suero de leche o Whey protein nos permiten sumar una buena cuota de proteínas de alto valor biológico (tienen entre 20 y 25g/porción) en momentos del día en que estamos fuera de casa o que contamos con poco tiempo para hacer una ingesta más completa.
De igual modo, los suplementos de citrato de magnesio van a garantizar que cubramos los requerimientos de este nutriente, que además, en una dosis más alta, va a aportarnos un efecto de relajación psíquico y muscular.
Una mención aparte merece la creatina. El monohidrato de creatina es hoy uno de los suplementos más estudiados, clasificado cómo Clase A (seguro y efectivo) y que ha demostrado favorecer, en el marco de un plan de entrenamiento adecuado y teniendo cubiertos los requerimientos nutricionales, la recuperación y el crecimiento muscular.

Texto: Juan Pablo Bruno, licenciado en nutrición (MN 7292, MP 2818), nutricionista deportivo.
Atención online y presencial: whatsapp 2954-645889 | Instagram @juanbrunonutricionista
Foto: Imagen de vecstock en Freepik

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Deporte y Entrenamiento

Diversión garantizada en bicicleta: cómo se hace y para qué sirve un pump track

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A menos que ya seas usuario de uno, seguramente te preguntaras qué es un pump track. Básicamente explicado, es un sendero o pista cerrada con un sentido de giro (no establecido) en el que se pueden dar tantas vueltas en bicicleta como tu cuerpo lo permita, al ritmo y velocidad que tu técnica lo permita. En ellos podés, si tenés técnica, andar en una bicicleta sin cadena y sin frenos, alcanzando velocidades tan altas como 30 km/h. Sin cadena parecería un milagro, pero no lo es. Es pura técnica y un trabajo aeróbico súper divertido tanto para niños como para adultos.

LOS PRINCIPIOS A TENER EN CUENTA
En términos generales estas instalaciones se hacen en espacios reducidos, tan reducidos como un patio mediano o una cancha de tenis. Los más grandes como una cancha de futbol 5 o 7.
Si bien hay muchos videos de cómo hacer un pump track y es algo que parece bastante fácil, en realidad hacerlo bien no es tan simple como parece. Es decir; si querés hacer un pump track para divertirte con tus amigos o para tus hijos es algo que podes improvisar: bastan una pala y una carretilla. Pero si queres hacer algo más serio, una instalación en un espacio público, un espacio deportivo, una plaza o club, tenés que pensar en algo más profesional en cuanto a diseño y prestaciones. Hacer un pump track es una suma de ecuaciones matemáticas que están mucho más lejos de lo que el ojo puede calcular.
Pero dejando de lado la ciencia, detrás de un pump track podemos decir que sin duda alguna este tipo de instalaciones deben ser tenidas en cuenta tanto por los usuarios como por las entidades gubernamentales, ya que dan fácil acceso a una práctica deportiva, son seguros, aumentan la destreza de los usuarios y son generadores de cambio social, ya que en esos espacios, no existe por ejemplo, la discriminación; todas las bicis y clases sociales son bienvenidas. Y por supuesto, colaboran a reducir el número de accidentes viales con ciclistas, ya que estos aumentan considerablemente su destreza en la conducción.

 

LOS DIVERSOS MODELOS DE PUMP TRACKS
Actualmente existen cuatro tipo de pump tracks: los de tierra, los de suelo natural, los modulares y los de asfalto. Vamos a hablar brevemente de cada uno.

Tierra

Estos son los que básicamente haces y construís entre amigos en el fondo de una casa o en un terreno disponible. Como dijimos al principio, necesitaremos solo palas, carretillas, voluntad… y agua. En términos generales se hacen cavando y sacando tierra del propio lugar o incorporando tierra externa de alguna obra cercana. Dependiendo del tamaño y voluntad, se pueden hacer en un fin de semana. Pero requieren riego y el mantenimiento suele ser un dolor de cabeza que genera prácticamente el mismo esfuerzo que el que se aplicó en construirlo. De hecho es común que cada vez que vamos a usarlos nos demanden algunos toques con pala y rastrillo, y dada las características del material suelen consumir mucha agua en riego.
Un quick tip: si tenes árboles, hacelo debajo de ellos, porque la sombra te ahorra mucho mantenimiento y mucha agua.

Suelo natural 

Se ven como de tierra, huelen a tierra, se sienten como tierra… pero es algo mucho más complejo, es un suelo compuesto. Nuestra asociación, International Mountain Biking Association (IMBA) es especialista en este tipo de instalaciones. Se trata de utilizar un porcentaje de suelo local mezclado con ciertos porcentajes de arena, piedra y otros áridos. Esto básicamente genera un pump:
– amigable con el medio ambiente,
– sostenible,
– que requiere poco mantenimiento,
– que necesita riego pero mínimo,
– que no se erosiona con el uso,
– que se puede usar en condiciones de humedad aceptables y
– que no hace barro.
Si el suelo está tan bien preparado que se pueden realmente esculpir las formas que busques, estos suelen ser claramente más grandes y son ideales para espacios públicos, ya que cuentan con un diseño integral y profesional. Pero al mismo tiempo son ideales para parques públicos, ya que no son invasivos con el entorno natural. Por otro lado si fuera necesario modificarlos o ampliarlos, es totalmente posible y accesible hacerlo.

Premoldeados

Estos se tratan de piezas que tienen determinado diseño, están premoldeadas en hormigón y son particularmente atractivos para las instituciones estatales, ya que literalmente en cuatro horas podés tener un pump armado. No requiere altos costos de ingeniería o diseño, se adaptan a cualquier espacio plano, el mantenimiento es extremadamente bajo (cortar el pasto alrededor) y no requieren riego.
Por otro lado, también abren el espacio a un mayor abanico de usuarios, al poder ser utilizados por skaters, rollers, etcétera. La contra es que al ser piezas modulares, los diseños son limitados. Y se pierde el mayor atractivo de este tipo de instalaciones, y es que cada diseño sea distinto.
Por supuesto, en el mismo tamaño tienen un costo mayor que el de suelo, pero el costo a largo plazo es menor porque no requiere mantenimiento y lo pueden utilizar diferentes clases de usuarios, aunque no se integran muy bien al paisaje natural. Es algo así como colocar una vereda de hormigón en un parque…
Su ventaja radica en que se puede desmontar con la misma velocidad con la que se armó. Por otro lado, si se desea ampliar solo hay que sumar más módulos.

Asfalto

Al igual que el anterior, estos son bastante atractivos para las instituciones estatales porque abarcan varias clases de usuarios. El problema es que su costo es alto, ya que, para empezar, hay que realizar un pump de suelo previamente, para luego cubrirlo con asfalto. El mantenimiento es bajo pero sí requieren riego para mantener el pasto crecido en los espacios intermedios, ya que el asfalto, al no absorber agua, tiende a hacer acumular agua en la parte interna de las curvas, lo que genera que el suelo se sature de agua y el pump comience a hundirse generando fracturas y daño en el mismo.
Si bien son una solución atractiva, los municipios tienen que pensar muy bien a la hora de optar por esta opción, ya que no es la mejor a nivel ambiental. Tirar en un parque más de 1000 metros cúbicos de asfalto y generar en ese espacio verde el impacto visual de una autopista no suena realmente como la mejor opción.
Por otro lado ocurre lo mismo que con los pump modulares. Terminan siendo formas muy similares entre sí y si fuera necesario ampliarlos a futuro, resultará muy costoso hacerlo; incluso en algunos casos eso implica rehacerlo por completo. Es por este motivo que estos pump track desde el inicio suelen ser estructuras considerablemente más grandes.

QUÉ MODELO ELEGIR
Ahora bien: ¿Cuál elegir entre todas estas opciones? Qué dilema. El concejo más simple es el siguiente: si el grupo de amigos se ve sumido en un ataque repentino de ansiedad después de leer esta nota y se lanza a buscar videos en youtube, la respuesta es simple: aprovechá esa ansiedad antes de que se pase, agarrá la pala y en el fondo de tu casa, en un baldío (mejor pump que basural…) o en la plaza (si te dan permiso), a cavar y construir uno. No te va a salir bien, eso es seguro, pero con la práctica vas a mejorar y si tenés dudas consúltanos que te vamos a pasar info o buscá en la web, que hay mucha pero mucha info.
Pero si podés superar el ataque de ansiedad y querés hacer algo más profesional y no sabés qué hacer, nuestro consejo es que lo hagas de suelo. Las otras dos opciones son atractivas, no lo podemos negar, pero hacerlo de suelo tiene sus ventajas. Primero, es amigable con el medio ambiente, nadie se va a quejar de que se esté construyendo algo de tierra en un espacio público, pero si tirás asfalto en una plaza… puede no verse del todo bien.
Por otro lado, estamos hablando de bicicletas de montaña y BMX, no de bicicletas de ruta, y la idea primordial es acercar a los usuarios a un entorno natural, generando un encuentro amigable con la naturaleza.
O sea, vivís en una ciudad rodeado de asfalto y vas a seguir andando en asfalto en la plaza, por favor… Plus: el mantenimiento puede ser organizado periódicamente con los usuarios, lo que genera un lugar de educación ambiental y se les enseña a los niños a cuidar las instalaciones.
Si no, muy bonito, viene el gobierno y me pone una plaza y se rompe o la rompo y el gobierno la arregla, mientras que con este tipo de instalaciones el mensaje es distinto, el gobierno te dio esto pero es tu responsabilidad cuidarlo.
Otra ventaja es que en esta opción el nivel de accidentes es mínimo. En un pump de asfalto, al poder alcanzar altas velocidades y generar saltos, el nivel de accidentes suele ser más alto. Por otro lado el costo es casi la mitad, con lo cual en vez de uno se pueden hacer dos, con diseños distintos en distintas partes de la ciudad, generando flujo de usuarios de un lado al otro, fomentando el turismo barrial y un atractivo turístico genuino.
La realidad es que sin importar qué opción se tome. los pump podrían ser los mejores amigos del gobierno y de los ciudadanos, ya que generan un cambio social real, cambiando también la opinión que tiene el público de los funcionarios. A la vez generan ingresos en las zonas aledañas, ya que los ciclistas somos grandes consumidores gastronómicos, a fin de cuentas nuestro combustible.
Finalmente, la verdadera pregunta no es cuál es el mejor, la verdadera pregunta es cómo puede ser posible que todavía no haya uno en cada plaza.
Para más información no dudes en contactarnos. Desde IMBA podes asesorarte en cómo hacer un pump y hasta en cómo conseguir el permiso de tu gobierno local.
 Pump de tierra: info@vos_y_tus_amigos
Pump de suelo: info@imba.com.ar
Pump premoldeado: presasuh@hotmail.com
Pump de asfalto: info@velosolutions.com

 

Por Alejandro Minuzzi: presidente de IMBA Argentina y director de IMBA Latinoamérica.

http://www.imba.com.ar/ | https://www.instagram.com/imba_argentina/?hl=es-la | https://www.facebook.com/search/top?q=imba%20argentina

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MTB: La fuerza y la técnica, compañeras inseparables

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Alejandro Palma, uno de los Coach UCI más destacados del mountain bike americano, nos habla del desarrollo de la fuerza y su estrecha relación con las capacidades técnicas en el mountain bike. (más…)

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Deporte y Entrenamiento

El costado psicológico y emocional de las lesiones en el ciclismo

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La medicina moderna le está dando cada vez más valor al estado anímico en los procesos de recuperación de lesiones deportivas. El espíritu positivo termina siendo, en la mayoría de los casos, decisivo, por lo que descuidar la cabeza en estos trances puede ser determinante para achicar o alargar los tiempos de convalecencia o rehabilitación. Del mismo modo, estar en tu eje personal es vital también para prevenir las lesiones y el ciclismo no queda ajeno a esta realidad.
El estado mental-emocional puede ser determinante, tanto en el proceso que lleva a la lesión deportiva como en los tiempos de recuperación del atleta.
Contrariamente a lo que suelen pensar algunos ciclistas, lesionarse o no hacerlo no es una mera cuestión de suerte sino que depende de factores físicos, psicológicos, emocionales y situacionales relacionados con el ciclismo. De allí la importancia de educar sobre el valor de los cuidados preventivos.

Por qué nos lesionamos
Una de las razones más frecuentes de las lesiones, aunque parezca mentira, es por no tener conciencia del estado de nuestro cuerpo. El ciclista suele trabajar en modo autómata o, como decimos los coachs deportivos, en transparencia, respondiendo a instrucciones desde chico, sin preguntarse el por qué y para qué hace lo que hace, sin poner el foco en aprender a aprender (y en algunos casos a desaprender o reaprender determinadas técnicas y, mucho menos, autoconocerse). Cuando se siente bien entrena y cuando no se siente tan bien o tiene algunas molestias ¡también entrena! Todo sea por aquella creencia de que “siempre hay que dar el 101 por ciento”.
El cuerpo es una unidad. Si hay una molestia importante en un miembro, tarde o temprano, el trabajo que realiza el ciclista por proteger el miembro afectado (consciente o inconscientemente) repercutirá en el otro o en otra parte del cuerpo que esté haciendo el balance o la compensación.
Del mismo modo,  un estado anímico de estrés/angustia que provoque tensión en la zona cervical, por citar un ejemplo, a la corta o a la larga traerá consecuencias sobre aquellas partes del cuerpo que, por una cuestión postural, estén haciendo un sobre esfuerzo, generando un desgaste o tensión extra que podría llevar a una lesión.
Otra de las causas recurrentes en las lesiones, especialmente las musculares, es el ocultamiento de síntomas de parte del ciclista, que suele retacearle información al  entrenador respecto a su estado real, exponiéndose a entrenar normalmente en condiciones no ideales (por ejemplo con alguna molestia, dolores, mal descansado o mal alimentado).

Estrategias preventivas
De allí que sea decisivo para potenciar los factores preventivos, establecer una relación de confianza con el médico deportólogo o kinesiólogo del equipo y, por qué no, con el preparador físico, ya que esto contribuye directamente a incrementar la seguridad y con ella un mejor estado anímico, que potencia la disciplina en el proceso de recuperación.
En esos momentos es muy importante que el ciclista continúe entrenando con la asistencia de un coach deportivo, por ejemplo, en técnicas como la visualización, lo que le permitirá seguir en contacto con su disciplina deportiva y con más seguridad a nivel mental para afrontar el retorno.
Al igual que lo que sucede en sectores corporativos o empresariales, el buen clima de trabajo juega también un papel vital en esta historia. Un entrenador exigente por encima de los límites aconsejables puede provocar tensión grupal y con ella individual, incrementando las tensiones anímicas y musculares, que luego darán lugar a contracturas, molestias y a la larga hasta lesiones musculares.
Es así que, a la hora de planificar el entrenamiento de ciclismo, es importante apuntarse algunos tips o estrategias que pueden contribuir a la prevención, tales como:

 Mejorar la formación específica del ciclista, informando sobre la importancia que tienen la preparación física, los hábitos de vida saludables y el conocimiento de los factores de riesgo en la prevención de las lesiones deportivas.

Trabajar sobre el autoconocimiento suele ser determinante en este punto. Conocerse para saber reconocer hasta dónde exigirse, cuáles son sus niveles y umbrales de dolor soportables, etcétera. Aprender sobre el propio cuerpo da seguridad al ciclista.

Entrenar los recursos mentales del atleta: proporcionando estrategias que permitan reducir la probabilidad de lesionarse (técnicas de relajación, visualización, control de la atención, reestructuración cognitiva, etcétera).

Planificar el entrenamiento y la competición con objetivos realistas, personalizando el entrenamiento según el nivel de destreza del ciclista  y los objetivos individuales establecidos,

Mejorar los recursos técnicos del deportista, escogiendo adecuadamente los ejercicios destinados a la mejora de la ejecución. Cuanto más preparado física y mentalmente esté el ciclista para realizar un determinado movimiento, ejercicio o gesto técnico, menos probabilidades tendrá de sufrir una lesión.

Es importante aceptar que la lesión forma parte de la práctica deportiva en todos sus ámbitos. Naturalizar la lesión contribuye a bajar los niveles de angustia que trae consigo y potencia la capacidad de encarar el proceso de rehabilitación con la cabeza despejada y el espíritu positivo, consiguiendo de esta manera mayores posibilidades de éxito.

 

Por Andrea Romano*

*Coach y trainer, con la siguiente formación: Profesora de Educación Física (IPEF), Entrenadora Personal (UNC), Diplomada en Gestión Gerencial (Blas Pascal), Coach Deportiva (Unisport/Barcelona), Coach Ontológico Profesional certificada internacionalmente (ICF) y Coach Organizacional y Ejecutiva certificada (Unisport/Barcelona): andreamromano@live.com

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