Entrenamiento
Deporte: La autoexigencia como patología
Por desmedidas ansias de superación, tanto los deportistas profesionales como los amateur toman en algunos casos riesgos que superan sus capacidades. Un lúcido análisis de la impar relación costo/beneficio cuando se superan los límites. Los riesgos ocultos que hay detrás del “poné huevo”.
Por Elisa Lapenta*
Debo confesar que me generó mucho entusiasmo el tema que me propuso Biciclub para este artículo. Si bien se trataría más bien de un artículo de opinión, siempre me gusta darle la vuelta al asunto para poder encuadrarlo dentro de determinados aspectos académicos o teóricos, para tratar de entender el accionar de aquellos deportistas que en situación de competencia muchas veces no miden (o miden mal y de manera desproporcionada) la relación costo/beneficio.
Existen rasgos psicológicos bien definidos y diferenciados para las diversas disciplinas deportivas y aun dentro de una misma disciplina. En la carrera a pie, por ejemplo, sabemos de las abismales diferencias que existen entre los velocistas y los fondistas. O dentro del ciclismo, el perfil del rutero nada tiene que ver con el del pistero y menos aun con el del mountainbiker.
Los deportes de resistencia
Podríamos afirmar que dentro de los deportes cíclicos de resistencia (natación, triatlón, maratón, trial running, ruta, MTB) existen determinados rasgos de personalidad que los atraviesa a todos y cada uno de ellos. Estos rasgos constituyen la columna vertebral o el común denominador sobre el que se construye la templanza necesaria para afrontar horas y horas de entrenamientos que —vistos desde afuera— pueden resultar monótonos y aburridos, pero les aseguro que —vistos desde adentro— no existe una sola sesión que tan siquiera sea parecida a otra. Y es que el deportista de resistencia genera en sus entrenamientos una comunión tan íntima consigo mismo que hace que a diario tiña a esos entrenamientos de diferentes colores, colores que se condicen con su estado de ánimo y sus circunstancias.
Los deportistas de resistencia son capaces de movilizar todas sus reservas psicofísicas para combatir la fatiga, el cansancio, el agotamiento. Además poseen un alto espíritu de sacrificio, entereza y tenacidad para luchar hasta el final por conseguir un logro. Son personas que poseen un alto nivel aspiracional en cuanto al rendimiento/resultado que buscan. Son ordenados, prolijos, meticulosos y hasta un tanto obsesivos.
Poseen una sana autoestima, que les permite afrontar metas exigentes, aunque a veces por encima de sus posibilidades. Y es este el punto en el que me quisiera detener para hacer un análisis más detallado de determinadas situaciones que no son sinónimo de salud. Por el contrario, están lejos de serlo.
Un poco de historia
– En el Ironman de Hawaii del año 1995 se ve como Juli Mosse colapsa literalmente a unos 200 metros de la llegada, y luego de varios minutos tendida en el suelo se repone, se levanta y llega caminando. En ese momento los médicos le aconsejaban abandonar la carrera.
– Un par de años más tarde, en el Ironman de Hawaii 1997 se ve lo que luego se conocería como “los 100 metros de gateo que pasaron a la historia”. En esa oportunidad Sian Welch y Wendy Ingraham llegaban agónicas, gateando, peleando por el cuarto y quinto lugar.
– Un poco más acá en el tiempo, en un triatlón distancia olímpica, fecha del Campeonato del Mundo corrido en Cozumel, uno de los hermanos Brownlee que venía liderando la prueba cae desorientado por un golpe de calor metros antes de la meta. Y su hermano, que venía unos metros más atrás, lo levanta y lo lleva hasta la llegada y prácticamente lo tira del otro lado de la línea.
Ante estas situaciones me hago siempre las mismas preguntas: ¿Qué los hace seguir adelante en condiciones infrahumanas? ¿Hay necesidad de seguir contra viento y marea, arriesgando su salud?
Y la respuesta es simple: lo que los hace continuar son esas ansias desmedidas de autosuperación y esa tenacidad, perseverancia y capacidad de sacrificio de la que hablábamos.
Pero lo anterior son cosas de profesionales. Llevado esto al deporte amateur la cosa se pone más seria aun. Y lo digo con conocimiento de causa. En 24 años de carrera deportiva solo registré un abandono. Y he sufrido en persona (a otro nivel, claro) un grado de deshidratación que me hizo caer desmayada al cruzar la meta en un triatlón en la ciudad de Paraná. Les aseguro que hoy miro para atrás y me digo: “¿Con qué necesidad?”
Análisis objetivo del costo/beneficio (y los riesgos ocultos detrás del “poné huevo”)
Después de haber trabajado entre 12 y 15 años en el deporte de alto rendimiento pude observar y vivenciar desde adentro todo lo que hace un deportista de elite. Y hoy me atrevo a asegurar que el deporte de alto rendimiento no es sinónimo de salud.
En el transcurso de mi vida profesional me fui alejando del alto rendimiento y fui descubriendo un mundo nuevo, el mundo del deporte amateur.
Y debo confesar que en esta etapa de mi vida —ya casi pisando mis 50 abriles— me he vuelto a enamorar, me he enamorado perdidamente del deportista amateur, de esa persona adulta que hace malabares para combinar de modo equilibrado familia, trabajo, vida social y deporte. Y este ha pasado a ocupar el centro de mi vocación profesional hoy en día.
Pero dicho esto y pasada ya la etapa inicial del enamoramiento a ciegas de los primeros años, quiero detenerme en algunas conductas del deportista amateur que son, a mi entender, algo temerarias. Comenzando por las más insignificantes, como puede ser endeudarse hasta la perinola, al punto tal de tener que “vender un hijo o donar un riñón” para comprarse la última bici de fibra de carbono con doble suspensión y freno a disco y hasta algunas más serias y preocupantes como lo son entrenarse (o competir) a lo loco, sin medir las consecuencias.
Nos cansamos de ver deportistas golpeados, fracturados, deshidratados, terminando carreras a fuerza de un “vos podés”, que lejos de tener un respaldo físico (producto de un entrenamiento adecuado), tienen por detrás un cierto sesgo de falso héroe de película norteamericana que los hace arriesgar su salud más de la cuenta. Porque como siempre digo, si vas a hacer una maratón en siete horas ¡es porque no estás preparado aun! Más bien entrenate mejor y volvé al año próximo y hacela en cinco.
Si vas a hacer el Pinto o el Trasmontaña solo porque querés demostrar (o demostrarte) que “vos podés”, pero cruzás la meta con la rodilla destruida y después estás un mes con sesiones de fisio y muletas, permitime decirte que el “negocio” que hiciste te salió mal.
Ni hablar de situaciones más graves, en las que por embalar en una recta llena de barro terminás enroscado en el suelo con tu rival, con una clavícula fracturada o una contusión en la cabeza y las bicis destruidas, todo para pelear el puesto 87…
Y es que tenemos que entender que el deporte que practicamos, a nuestra edad y en nuestro nivel no sirve si no priorizamos la salud y el bien-estar. No existe podio, carrera ni medalla alguna que se anteponga a los patrones de salud, a la premisa de sentirnos plenos, bien, sanos y a gusto con lo que podemos dar.
Soy una convencida de que en el deporte amateur tenemos que pasarla bien, divertirnos y, claro está, también apretar los dientes, pero nunca deberíamos arriesgarnos y poner en juego nuestra integridad, ya sea si estamos peleando el podio en Elite o en Máster C1, ya sea que queramos clasificar a Hawaii o bajar las tres horas y media en una maratón.
Porque más allá de todo y después de todo, las carreras no terminan cuando cruzamos la meta y detenemos el cronómetro. Todas nuestras carreras terminan al día siguiente, cuando nos levantamos y llevamos a nuestros hijos al cole y nos vamos a la oficina a trabajar. Porque si terminamos rotos, lesionados y/o deshidratados pasaremos a ser una carga para nuestras familias.
Cuando se pierde el norte la cosa se complica. Cuando no entendemos que esto se trata simplemente de un juego entre grandes pero juego al fin, le estamos errando.
Está bien querer ganar, mejorar, superarse, pero no a cualquier precio. ¡Eso nunca!
Es por ello que quisiera compartirles las tres premisas que les doy a mis alumnos antes de cada carrera: cuídense, disfrútenlo, dejen todo. Y de ser posible, en ese orden.
*Elisa Lapenta es entrenadora de afamados deportistas de alto rendimiento. (0351)15-6225243, elisalapentah3o@hotmail.com, h3osports.com.ar.
Deporte y Entrenamiento
Una programa de nutrición para ganar masa muscular que aporta estabilidad y potencia al ciclista
Más allá de buscar tener un cuerpo definido, ganar (o preservar) masa muscular es esencial para el rendimiento deportivo. Entre otros beneficios, tener masa muscular favorece la estabilidad, aporta fuerza, potencia y previene lesiones.
Este proceso es conocido como hipertrofia y tiene que ver con el crecimiento muscular de forma progresiva.
Para alcanzar este objetivo, además del entrenamiento específico de fuerza, la alimentación juega un rol clave.
Ésta debe ser a base de un superávit calórico, donde se consuman más calorías de las que se gastan.
Pero en este camino también se debe aumentar la ingesta de proteínas diarias, un macronutriente que colabora en la formación de los tejidos de los músculos, siendo los huevos, el pescado de aguas profundas como el salmón, el atún, la trucha y, las carnes magras las mejores fuentes de este nutriente, debido a su calidad y a que también aportan calcio, vitamina D y B12, fibra y Omega-3, nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento del cerebro, del metabolismo y para fortalecer el aparato músculo-esquelético.
Pero para un correcto aumento de la masa muscular, la ingesta de proteínas debe complementarse con el consumo de otras fuentes de alimentos. En especial los carbohidratos, porque aportan energía y grasas saludables.
Entre las grasas saludables recomendadas se encuentran la palta, los frutos secos, aceitunas y aceite de oliva. Lo ideal sería incluir al menos una porción de alguno de ellos en cada comida del día. Así estaremos aumentando nuestra ingesta calórica y además nos aportarán un efecto antiinflamatorio protector contra lesiones y que favorece los procesos de recuperación ante los entrenamientos. Dentro del grupo de los carbohidratos complejos se sugiere la ingesta de legumbres o cereales integrales. En relación a la porción de estos, deberían ocupar entre un cuarto y un tercio del plato.
Por otro lado, debemos cuidar la incorporación de minerales tales como el potasio y el magnesio, cuyo rol es colaborar en la recuperación de los músculos y evitar los cuadros de calambres. Los principales alimentos donde se encuentran ambos nutrientes son la palta, banana, dátiles, las verduras de hojas verdes como el kale y la espinaca.
En cuanto a los suplementos nutricionales, si bien estos no son esenciales, muchos aportan practicidad para cubrir las necesidades aumentadas que hemos mencionado.
En este sentido, los batidos de proteína de suero de leche o Whey protein nos permiten sumar una buena cuota de proteínas de alto valor biológico (tienen entre 20 y 25g/porción) en momentos del día en que estamos fuera de casa o que contamos con poco tiempo para hacer una ingesta más completa.
De igual modo, los suplementos de citrato de magnesio van a garantizar que cubramos los requerimientos de este nutriente, que además, en una dosis más alta, va a aportarnos un efecto de relajación psíquico y muscular.
Una mención aparte merece la creatina. El monohidrato de creatina es hoy uno de los suplementos más estudiados, clasificado cómo Clase A (seguro y efectivo) y que ha demostrado favorecer, en el marco de un plan de entrenamiento adecuado y teniendo cubiertos los requerimientos nutricionales, la recuperación y el crecimiento muscular.
Texto: Juan Pablo Bruno, licenciado en nutrición (MN 7292, MP 2818), nutricionista deportivo.
Atención online y presencial: whatsapp 2954-645889 | Instagram @juanbrunonutricionista
Foto: Imagen de vecstock en Freepik
Deporte y Entrenamiento
Diversión garantizada en bicicleta: cómo se hace y para qué sirve un pump track
A menos que ya seas usuario de uno, seguramente te preguntaras qué es un pump track. Básicamente explicado, es un sendero o pista cerrada con un sentido de giro (no establecido) en el que se pueden dar tantas vueltas en bicicleta como tu cuerpo lo permita, al ritmo y velocidad que tu técnica lo permita. En ellos podés, si tenés técnica, andar en una bicicleta sin cadena y sin frenos, alcanzando velocidades tan altas como 30 km/h. Sin cadena parecería un milagro, pero no lo es. Es pura técnica y un trabajo aeróbico súper divertido tanto para niños como para adultos.
LOS PRINCIPIOS A TENER EN CUENTA
En términos generales estas instalaciones se hacen en espacios reducidos, tan reducidos como un patio mediano o una cancha de tenis. Los más grandes como una cancha de futbol 5 o 7.
Si bien hay muchos videos de cómo hacer un pump track y es algo que parece bastante fácil, en realidad hacerlo bien no es tan simple como parece. Es decir; si querés hacer un pump track para divertirte con tus amigos o para tus hijos es algo que podes improvisar: bastan una pala y una carretilla. Pero si queres hacer algo más serio, una instalación en un espacio público, un espacio deportivo, una plaza o club, tenés que pensar en algo más profesional en cuanto a diseño y prestaciones. Hacer un pump track es una suma de ecuaciones matemáticas que están mucho más lejos de lo que el ojo puede calcular.
Pero dejando de lado la ciencia, detrás de un pump track podemos decir que sin duda alguna este tipo de instalaciones deben ser tenidas en cuenta tanto por los usuarios como por las entidades gubernamentales, ya que dan fácil acceso a una práctica deportiva, son seguros, aumentan la destreza de los usuarios y son generadores de cambio social, ya que en esos espacios, no existe por ejemplo, la discriminación; todas las bicis y clases sociales son bienvenidas. Y por supuesto, colaboran a reducir el número de accidentes viales con ciclistas, ya que estos aumentan considerablemente su destreza en la conducción.
LOS DIVERSOS MODELOS DE PUMP TRACKS
Actualmente existen cuatro tipo de pump tracks: los de tierra, los de suelo natural, los modulares y los de asfalto. Vamos a hablar brevemente de cada uno.
Estos son los que básicamente haces y construís entre amigos en el fondo de una casa o en un terreno disponible. Como dijimos al principio, necesitaremos solo palas, carretillas, voluntad… y agua. En términos generales se hacen cavando y sacando tierra del propio lugar o incorporando tierra externa de alguna obra cercana. Dependiendo del tamaño y voluntad, se pueden hacer en un fin de semana. Pero requieren riego y el mantenimiento suele ser un dolor de cabeza que genera prácticamente el mismo esfuerzo que el que se aplicó en construirlo. De hecho es común que cada vez que vamos a usarlos nos demanden algunos toques con pala y rastrillo, y dada las características del material suelen consumir mucha agua en riego.
Un quick tip: si tenes árboles, hacelo debajo de ellos, porque la sombra te ahorra mucho mantenimiento y mucha agua.
Se ven como de tierra, huelen a tierra, se sienten como tierra… pero es algo mucho más complejo, es un suelo compuesto. Nuestra asociación, International Mountain Biking Association (IMBA) es especialista en este tipo de instalaciones. Se trata de utilizar un porcentaje de suelo local mezclado con ciertos porcentajes de arena, piedra y otros áridos. Esto básicamente genera un pump:
– amigable con el medio ambiente,
– sostenible,
– que requiere poco mantenimiento,
– que necesita riego pero mínimo,
– que no se erosiona con el uso,
– que se puede usar en condiciones de humedad aceptables y
– que no hace barro.
Si el suelo está tan bien preparado que se pueden realmente esculpir las formas que busques, estos suelen ser claramente más grandes y son ideales para espacios públicos, ya que cuentan con un diseño integral y profesional. Pero al mismo tiempo son ideales para parques públicos, ya que no son invasivos con el entorno natural. Por otro lado si fuera necesario modificarlos o ampliarlos, es totalmente posible y accesible hacerlo.
Premoldeados
Estos se tratan de piezas que tienen determinado diseño, están premoldeadas en hormigón y son particularmente atractivos para las instituciones estatales, ya que literalmente en cuatro horas podés tener un pump armado. No requiere altos costos de ingeniería o diseño, se adaptan a cualquier espacio plano, el mantenimiento es extremadamente bajo (cortar el pasto alrededor) y no requieren riego.
Por otro lado, también abren el espacio a un mayor abanico de usuarios, al poder ser utilizados por skaters, rollers, etcétera. La contra es que al ser piezas modulares, los diseños son limitados. Y se pierde el mayor atractivo de este tipo de instalaciones, y es que cada diseño sea distinto.
Por supuesto, en el mismo tamaño tienen un costo mayor que el de suelo, pero el costo a largo plazo es menor porque no requiere mantenimiento y lo pueden utilizar diferentes clases de usuarios, aunque no se integran muy bien al paisaje natural. Es algo así como colocar una vereda de hormigón en un parque…
Su ventaja radica en que se puede desmontar con la misma velocidad con la que se armó. Por otro lado, si se desea ampliar solo hay que sumar más módulos.
Asfalto
Al igual que el anterior, estos son bastante atractivos para las instituciones estatales porque abarcan varias clases de usuarios. El problema es que su costo es alto, ya que, para empezar, hay que realizar un pump de suelo previamente, para luego cubrirlo con asfalto. El mantenimiento es bajo pero sí requieren riego para mantener el pasto crecido en los espacios intermedios, ya que el asfalto, al no absorber agua, tiende a hacer acumular agua en la parte interna de las curvas, lo que genera que el suelo se sature de agua y el pump comience a hundirse generando fracturas y daño en el mismo.
Si bien son una solución atractiva, los municipios tienen que pensar muy bien a la hora de optar por esta opción, ya que no es la mejor a nivel ambiental. Tirar en un parque más de 1000 metros cúbicos de asfalto y generar en ese espacio verde el impacto visual de una autopista no suena realmente como la mejor opción.
Por otro lado ocurre lo mismo que con los pump modulares. Terminan siendo formas muy similares entre sí y si fuera necesario ampliarlos a futuro, resultará muy costoso hacerlo; incluso en algunos casos eso implica rehacerlo por completo. Es por este motivo que estos pump track desde el inicio suelen ser estructuras considerablemente más grandes.
QUÉ MODELO ELEGIR
Ahora bien: ¿Cuál elegir entre todas estas opciones? Qué dilema. El concejo más simple es el siguiente: si el grupo de amigos se ve sumido en un ataque repentino de ansiedad después de leer esta nota y se lanza a buscar videos en youtube, la respuesta es simple: aprovechá esa ansiedad antes de que se pase, agarrá la pala y en el fondo de tu casa, en un baldío (mejor pump que basural…) o en la plaza (si te dan permiso), a cavar y construir uno. No te va a salir bien, eso es seguro, pero con la práctica vas a mejorar y si tenés dudas consúltanos que te vamos a pasar info o buscá en la web, que hay mucha pero mucha info.
Pero si podés superar el ataque de ansiedad y querés hacer algo más profesional y no sabés qué hacer, nuestro consejo es que lo hagas de suelo. Las otras dos opciones son atractivas, no lo podemos negar, pero hacerlo de suelo tiene sus ventajas. Primero, es amigable con el medio ambiente, nadie se va a quejar de que se esté construyendo algo de tierra en un espacio público, pero si tirás asfalto en una plaza… puede no verse del todo bien.
Por otro lado, estamos hablando de bicicletas de montaña y BMX, no de bicicletas de ruta, y la idea primordial es acercar a los usuarios a un entorno natural, generando un encuentro amigable con la naturaleza.
O sea, vivís en una ciudad rodeado de asfalto y vas a seguir andando en asfalto en la plaza, por favor… Plus: el mantenimiento puede ser organizado periódicamente con los usuarios, lo que genera un lugar de educación ambiental y se les enseña a los niños a cuidar las instalaciones.
Si no, muy bonito, viene el gobierno y me pone una plaza y se rompe o la rompo y el gobierno la arregla, mientras que con este tipo de instalaciones el mensaje es distinto, el gobierno te dio esto pero es tu responsabilidad cuidarlo.
Otra ventaja es que en esta opción el nivel de accidentes es mínimo. En un pump de asfalto, al poder alcanzar altas velocidades y generar saltos, el nivel de accidentes suele ser más alto. Por otro lado el costo es casi la mitad, con lo cual en vez de uno se pueden hacer dos, con diseños distintos en distintas partes de la ciudad, generando flujo de usuarios de un lado al otro, fomentando el turismo barrial y un atractivo turístico genuino.
La realidad es que sin importar qué opción se tome. los pump podrían ser los mejores amigos del gobierno y de los ciudadanos, ya que generan un cambio social real, cambiando también la opinión que tiene el público de los funcionarios. A la vez generan ingresos en las zonas aledañas, ya que los ciclistas somos grandes consumidores gastronómicos, a fin de cuentas nuestro combustible.
Finalmente, la verdadera pregunta no es cuál es el mejor, la verdadera pregunta es cómo puede ser posible que todavía no haya uno en cada plaza.
Para más información no dudes en contactarnos. Desde IMBA podes asesorarte en cómo hacer un pump y hasta en cómo conseguir el permiso de tu gobierno local.
• Pump de tierra: info@vos_y_tus_amigos
• Pump de suelo: info@imba.com.ar
• Pump premoldeado: presasuh@hotmail.com
• Pump de asfalto: info@velosolutions.com
Por Alejandro Minuzzi: presidente de IMBA Argentina y director de IMBA Latinoamérica.
http://www.imba.com.ar/ | https://www.instagram.com/imba_argentina/?hl=es-la | https://www.facebook.com/search/top?q=imba%20argentina
Deporte y Entrenamiento
MTB: La fuerza y la técnica, compañeras inseparables
Alejandro Palma, uno de los Coach UCI más destacados del mountain bike americano, nos habla del desarrollo de la fuerza y su estrecha relación con las capacidades técnicas en el mountain bike. (más…)
Deporte y Entrenamiento
El costado psicológico y emocional de las lesiones en el ciclismo
La medicina moderna le está dando cada vez más valor al estado anímico en los procesos de recuperación de lesiones deportivas. El espíritu positivo termina siendo, en la mayoría de los casos, decisivo, por lo que descuidar la cabeza en estos trances puede ser determinante para achicar o alargar los tiempos de convalecencia o rehabilitación. Del mismo modo, estar en tu eje personal es vital también para prevenir las lesiones y el ciclismo no queda ajeno a esta realidad.
El estado mental-emocional puede ser determinante, tanto en el proceso que lleva a la lesión deportiva como en los tiempos de recuperación del atleta.
Contrariamente a lo que suelen pensar algunos ciclistas, lesionarse o no hacerlo no es una mera cuestión de suerte sino que depende de factores físicos, psicológicos, emocionales y situacionales relacionados con el ciclismo. De allí la importancia de educar sobre el valor de los cuidados preventivos.
Por qué nos lesionamos
Una de las razones más frecuentes de las lesiones, aunque parezca mentira, es por no tener conciencia del estado de nuestro cuerpo. El ciclista suele trabajar en modo autómata o, como decimos los coachs deportivos, en transparencia, respondiendo a instrucciones desde chico, sin preguntarse el por qué y para qué hace lo que hace, sin poner el foco en aprender a aprender (y en algunos casos a desaprender o reaprender determinadas técnicas y, mucho menos, autoconocerse). Cuando se siente bien entrena y cuando no se siente tan bien o tiene algunas molestias ¡también entrena! Todo sea por aquella creencia de que “siempre hay que dar el 101 por ciento”.
El cuerpo es una unidad. Si hay una molestia importante en un miembro, tarde o temprano, el trabajo que realiza el ciclista por proteger el miembro afectado (consciente o inconscientemente) repercutirá en el otro o en otra parte del cuerpo que esté haciendo el balance o la compensación.
Del mismo modo, un estado anímico de estrés/angustia que provoque tensión en la zona cervical, por citar un ejemplo, a la corta o a la larga traerá consecuencias sobre aquellas partes del cuerpo que, por una cuestión postural, estén haciendo un sobre esfuerzo, generando un desgaste o tensión extra que podría llevar a una lesión.
Otra de las causas recurrentes en las lesiones, especialmente las musculares, es el ocultamiento de síntomas de parte del ciclista, que suele retacearle información al entrenador respecto a su estado real, exponiéndose a entrenar normalmente en condiciones no ideales (por ejemplo con alguna molestia, dolores, mal descansado o mal alimentado).
Estrategias preventivas
De allí que sea decisivo para potenciar los factores preventivos, establecer una relación de confianza con el médico deportólogo o kinesiólogo del equipo y, por qué no, con el preparador físico, ya que esto contribuye directamente a incrementar la seguridad y con ella un mejor estado anímico, que potencia la disciplina en el proceso de recuperación.
En esos momentos es muy importante que el ciclista continúe entrenando con la asistencia de un coach deportivo, por ejemplo, en técnicas como la visualización, lo que le permitirá seguir en contacto con su disciplina deportiva y con más seguridad a nivel mental para afrontar el retorno.
Al igual que lo que sucede en sectores corporativos o empresariales, el buen clima de trabajo juega también un papel vital en esta historia. Un entrenador exigente por encima de los límites aconsejables puede provocar tensión grupal y con ella individual, incrementando las tensiones anímicas y musculares, que luego darán lugar a contracturas, molestias y a la larga hasta lesiones musculares.
Es así que, a la hora de planificar el entrenamiento de ciclismo, es importante apuntarse algunos tips o estrategias que pueden contribuir a la prevención, tales como:
• Mejorar la formación específica del ciclista, informando sobre la importancia que tienen la preparación física, los hábitos de vida saludables y el conocimiento de los factores de riesgo en la prevención de las lesiones deportivas.
• Trabajar sobre el autoconocimiento suele ser determinante en este punto. Conocerse para saber reconocer hasta dónde exigirse, cuáles son sus niveles y umbrales de dolor soportables, etcétera. Aprender sobre el propio cuerpo da seguridad al ciclista.
• Entrenar los recursos mentales del atleta: proporcionando estrategias que permitan reducir la probabilidad de lesionarse (técnicas de relajación, visualización, control de la atención, reestructuración cognitiva, etcétera).
• Planificar el entrenamiento y la competición con objetivos realistas, personalizando el entrenamiento según el nivel de destreza del ciclista y los objetivos individuales establecidos,
• Mejorar los recursos técnicos del deportista, escogiendo adecuadamente los ejercicios destinados a la mejora de la ejecución. Cuanto más preparado física y mentalmente esté el ciclista para realizar un determinado movimiento, ejercicio o gesto técnico, menos probabilidades tendrá de sufrir una lesión.
Es importante aceptar que la lesión forma parte de la práctica deportiva en todos sus ámbitos. Naturalizar la lesión contribuye a bajar los niveles de angustia que trae consigo y potencia la capacidad de encarar el proceso de rehabilitación con la cabeza despejada y el espíritu positivo, consiguiendo de esta manera mayores posibilidades de éxito.
Por Andrea Romano*
*Coach y trainer, con la siguiente formación: Profesora de Educación Física (IPEF), Entrenadora Personal (UNC), Diplomada en Gestión Gerencial (Blas Pascal), Coach Deportiva (Unisport/Barcelona), Coach Ontológico Profesional certificada internacionalmente (ICF) y Coach Organizacional y Ejecutiva certificada (Unisport/Barcelona): andreamromano@live.com
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