Entrenamiento
El entrenamiento deportivo durante la menstruación y el embarazo

En el ámbito del entrenamiento deportivo se sabe que entrenar mujeres no es lo mismo que entrenar varones, ya que existen diferencias sustanciales a nivel anatomo-funcional. Además de destacar los contrastes que existen a nivel general entre ambos sexos, en el presente artículo deseo detenerme en dos estadios en la vida de la mujer que acentúan aun más estas diferencias al momento de entrenar y competir, la menstruación y el embarazo.
Buscador de diferencias
Las diferencias entre ambos sexos pueden clasificarse en morfológicas, fisiológicas y del rendimiento. Aquí enumeramos algunas de las más significativas, ya que nombrar todas sería interminable:
• De los aproximadamente 10 trillones de células que forman el cuerpo humano, únicamente las que forman el sistema reproductor dan lugar a las diferencias físicas entre los hombres y las mujeres. Es decir que nadie puede distinguir, por ejemplo, entre el hígado, el corazón o el cerebro de una mujer o de un hombre cuando el órgano reposa sobre la mesa de un laboratorio.
• Otra diferencia es la mayor estatura y los hombros más anchos del hombre y las caderas más anchas y mayores depósitos de grasa subcutánea en las mujeres.
• En cualquier edad cronológica, las niñas van por delante de los niños en su camino a la madurez. Es decir que son de mayor edad fisiológica.
• Existe aproximadamente un 1% de diferencia en la altura promedio del centro de gravedad entre hombres y mujeres.
• El cuerpo tiene tres dimensiones: gordura o endomorfia, musculación o mesomorfia y linealidad o ectomorfia. Un somatotipo es una caracterización teniendo en cuenta estas tres dimensiones. De estos estudios se concluye que hay mayor cantidad de mujeres endomórficas que varones y mayor cantidad de varones mesomórficos que mujeres. Es decir que en general las mujeres poseen más grasa y los varones más músculo.
• De lo anterior se desprende también el hecho de que las mujeres tienen menor masa muscular activa y por ende menor fuerza absoluta que los hombres.
• El metabolismo basal de las mujeres es menor que el del hombre. Mientras una mujer joven activa necesita 2400 calorías por día para mantener el peso de su cuerpo, un hombre joven activo necesita 3000 calorías por día.
• En la mujer deportista el consumo máximo de oxígeno es menor que en el varón.
• Los varones tienen una mayor masa muscular que las mujeres y por ende mayor fuerza y potencia. Además los hombres tienen mayor capacidad de hipertrofia muscular (aumento del tamaño del músculo) que las mujeres.
Menstruación y rendimiento deportivo
Existen numerosos estudios relacionados al rendimiento deportivo en mujeres deportistas durante las distintas fases del ciclo menstrual, y la mayoría de ellos concluyen que existe poca influencia de la menstruación sobre el rendimiento máximo. Por ende, no hay ninguna razón para modificar los entrenamientos, puestas a punto o competencias durante ninguna de las cuatro fases del ciclo.
Sin embargo, mientras escribo esto se me vienen a la cabeza numerosas imágenes de deportistas que se acercan en una sesión de entrenamiento y me dicen cosas como ““Hoy no estoy bien porque estoy indispuesta””. Esto es así: muchas veces los estudios científicos dicen una cosa y la realidad demuestra otra. Sin embargo esta cuestión puede verse determinada por factores subjetivos, a saber:
• Expectativas personales: muchas veces sucede que si yo tengo sentimientos negativos hacia la menstruación y pienso que obtendré malos resultados en esos días, esto será así.
• Represiones culturales: en algunas culturas la menstruación es considerada algo malo y hasta sucio, y muchas mujeres creen que no hay que practicar deportes durante este período. De ser así estas mujeres dejarían de entrenar o competir entre tres y cinco días por mes, lo cual las excluiría de una carrera deportiva de proyección internacional. Es impensado el alto rendimiento descansando todos los meses de tres a cinco días.
• Síntomas menstruales: muchas mujeres declaran sentir molestias, dolor y decaimiento durante la fase menstrual y premenstrual, y esto es así. Verdaderamente sienten lo que sienten. El tema es qué hacemos en esos días. Para empezar, existen en la actualidad innumerables medicamentos que disminuyen o hasta hacen desaparecer esos síntomas. Por otro lado, creo que también va un poco en la actitud que tenga cada deportista para sobreponerse a dichas molestias.
En lo personal, mis mejores logros deportivos tanto en entrenamiento como en competencia fueron durante esta fase. Es que desde bien temprano, mi entrenador me explicó que estar menstruando no afectaba el rendimiento. Y eso, pese a que en casa, mi mamá me decía que no debía saltar, por ejemplo, ni lavarme la cabeza
Sé que muchas mujeres que sienten verdaderas molestias no estarán de acuerdo con lo que estoy diciendo. Pero, en mi opinión, sobreponerse o no a estos síntomas es en un 90% una cuestión de actitud.
Sin embargo, soy una convencida de que el entrenador debe contemplar a cada deportista en particular y respetar el principio de individualidad biológica. Hay verdaderas excepciones de mujeres que realmente no pueden entrenar durante esta fase, pero son excepciones. Y estas diferencias deben ser tenidas en cuenta. Los biorritmos fisiológicos y sobre todo psicológicos son muy particulares. Detectarlos de manera correcta es parte de nuestra inteligencia profesional para poder “apretar” cuando se debe y ser flexible cuando así se requiera.
Alteración del ciclo menstrual
Un tema no menos significativo es el de la amenorrea de la deportista. En primer lugar debemos diferenciar tres conceptos básicos relacionados a la duración del ciclo menstrual.
• Regular o eumenorreica: son aquellas mujeres cuyo ciclo menstrual se presenta cada 23 a 39 días.
• Oligomenorreica o irregular: el ciclo menstrual se da entre 39 y 90 días.
• Amenorreica o acíclica: períodos menstruales que se producen a intervalos superiores a los 90 días.
Evidentemente el que merece un estudio más profundo es el tercer grupo. Si bien falta mucho más aun por investigar, actualmente se sabe que existen dos tipos de deportes en los que son más comunes las amenorreas:
• Los deportes de resistencia (maratón, ciclismo, natación de aguas abiertas).
• Los deportes en los que se exige de las deportistas un bajo peso corporal para potenciar su desempeño (tipo gimnasia rítmica, gimnasia deportiva, danza).
El principal motivo al que se atribuye esto es un bajo porcentaje de tejido adiposo (es bien sabido que la presencia de tejido adiposo en la mujer es un factor necesario para la secreción de hormonas que intervienen en el ciclo menstrual). Otro factor disparador de las amenorreas es una dieta pobre en determinados aminoácidos que pueden afectar la síntesis de neurotransmisores.
Por último, un factor no menos importante es la tensión psicológica y emocional que se relaciona directamente a las amenorreas.
Ejercicio y embarazo
Toda mujer embarazada experimenta múltiples cambios fisiológicos que afectan a todos los sistemas de su cuerpo. Sin embargo, cada una es diferente y única, y la manera en que reacciona y soporta estos cambios depende en gran medida de su personalidad, estilo de vida, estado físico, sentimientos para consigo misma y para con el bebé, etcétera.
Ahora bien, cuando escucho o leo a mujeres que afirman que ellas siguieron entrenando igual durante todo el embarazo, permítanme decirles que mi duda cae sustancialmente sobre la palabra “igual”. Quienes hemos sido madres sabemos muy bien que el nivel de entrenamiento varía indefectiblemente con el embarazo.
No quiero detenerme a hacer un análisis minucioso de los cambios fisiológicos, funcionales y morfológicos que se dan durante el embarazo; simplemente deseo destacar que no podemos someter a una mujer embarazada a las mismas cargas de entrenamiento a la que someteríamos a una mujer que no lo está.
Durante el embarazo la prioridad debería ser la salud tanto de la mamá como del bebé. Ejercicios aeróbicos submaximales, de flexibilidad y relajación deben llevarse el mayor porcentaje de la actividad física programada. Y dentro de los ejercicios aeróbicos uno de los más beneficiosos es andar en bici, dado que en la bici el peso “extra” del embarazo se hace más llevadero.
Sé muy bien que existen manipulaciones aberrantes para lograr mejores rendimientos deportivos. Tal es el caso conocido de que en la ex Alemania comunista, en Rusia y otros países se embarazaba premeditadamente a una mujer para que tuviera su pico de rendimiento entre el segundo y tercer mes y luego de obtenida la medalla o el título mundial buscado se le practicaba un aborto. Esto es muy cruel pero existen numerosas pruebas que demuestran este tipo de casos.
Sin embargo, no es más que una muestra de una ansiedad desmedida y patológica por lograr un resultado.
Diferenciarse para aprender
Cada ser es único e irrepetible. El tema de la mujer y el deporte ha sido y seguirá siendo tema de investigaciones científicas por muchos años más. Es que si hay algo de lo que no cabe la menor duda es de que somos “bichos raros”.
En mi experiencia personal trabajo con varones y mujeres deportistas y más allá de resaltar las diferencias (que de hecho existen), creo que el perfil diferente de la mujer es enriquecedor a la hora de entrenar en grupo. Los varones son más prácticos, las mujeres más vuelteras, los varones más concretos, las mujeres más dispersas, los varones más fuertes, las mujeres más resistentes, los varones más individualistas, las mujeres más compañeras. Pero son tan sólo diferencias del propio género. Y todas ellas, bienvenidas sean.
Me gusta decir que no soy feminista, pero sí “pro mujer”. Me gusta ponerme a la par de un varón y trabajar juntos. Me gusta enriquecerme de la experiencia de los varones, no competir con ellos. Al fin y al cabo la diferencia de géneros existe para aprender de ella, no para criticarla.
Fuente: Christine L.Wells – Mujeres, deporte y rendimiento
Texto: Elisa Lapenta*
Foto: Senivpetro en Freepik
*La autora es Profesora de Educación Física, especializada en Alto Rendimiento en Alemania y ofrece un servicio de entrenamiento orientado a deportistas de todos los niveles: tiempo libre, amateur, semiprofesional, pofesional): (0351)6225243 | @elisanoemilapenta
Deporte y Entrenamiento
Achaques de nuestro siglo: cuánto hay que moverse por día (y por qué) para dejar de ser sedentario

Hace más de 30 años que la Organización Mundial de la Salud viene advirtiendo que la obesidad y sus males asociados, como la diabetes tipo II, es la enfermedad más común de la época. Ésta se define como una enfermedad metabólica, epidémica y crónica, con exceso de grasa corporal.
En lo últimos tiempos el ser humano ha cambiado radicalmente sus hábitos de movimiento. Haciendo un repaso rasante de los últimos 40.000 de años de evolución, nuestra especie pasó de ser cazadora y recolectora nómada a agricultora. Y en los últimos 150 años pasamos de la revolución industrial a la actual “revolución cibernética”.
En síntesis, hoy el ser humano es una persona totalmente sedentaria, que en muchos casos pasa gran parte del día sentada frente a una pantalla. Esto trae consecuencias muy perjudiciales para la salud. Es que el ser humano no está hecho para la hipocinesia (falta de movimiento). Siguiendo con datos históricos, el hombre de Neanderthal gastaba alrededor de 7000 calorías por día. Es que el gasto energético a través del movimiento es constitutivo del genoma humano. Pero lamentablemente, con todos los avances técnicos y cibernéticos, el ser humano está evolucionando hacia el “homo obesus”…
En el grupo de los sedentarios
Así las cosas, el sedentarismo es una de las características principales de la sociedad de hoy. Una idea muy común que suelo escuchar es la de que ““yo no soy sedentario porque voy tres veces por semana al gimnasio” (o a natación, o a clases de salsa, según el caso)”. Hay personas que creen que por moverse tres veces por semana durante 60 minutos no están en el grupo de los sendentarios. Pero tengo una mala noticia para ellos: la semana tiene siete días de 24 horas cada uno. Es decir, 168 horas en total. Si nos movemos sólo tres horas de esas 168, estaríamos hablando de apenas un 1.78% del tiempo semanal. En conclusión, las personas que defienden aquella idea son igualmente consideradas sedentarias.
¿Qué hacer, entonces? Para salir de la sombra del sedentarismo hay que gastar entre 600 a 750 calorías extras por día. Traducido al ciclismo, estamos hablando de pedalear todos los días, como mínimo, 45 kilómetros. Expresado en minutos, el hombre debe moverse de 630 a 840 minutos semanales como mínimo para no ser considerado sedentario.
Es mucho, ¡pero no nos desanimemos, que se puede lograr! Tan sólo es cuestión de proponérnoslo y de darle al ejercicio físico y a la salud un lugarcito entre el top 10 de nuestras prioridades de vida.
(Y sigo con los datos estadísticos, que aunque son alarmantes sirven para tomar conciencia: el sedentarismo ocasiona unas dos millones de muertes al año a nivel mundial.)
Efectos nocivos
Como decíamos más arriba, la diabetes tipo II es una de las enfermedades asociadas a la obesidad. En el 2000 se estimaba que en el mundo existían unos 150 millones de personas diabéticas. En la actualidad la cifra asciende a 221 millones de casos, de los cuales el 90% son del tipo II.
Existen tres tipos de diabetes:
• Diabetes Tipo I o insulinodependiente. Se produce cuando el páncreas no produce insulina. Aparece casi siempre antes de los 20 años, por lo que se la conoce también como diabetes juvenil. Las personas con esta enfermedad generalmente no son obesas y necesitan inyecciones diarias de insulina para mantener estables sus niveles de glucemia.
• Diabetes Tipo II. Es la más frecuente de las dos y se produce cuando se presenta una deficiencia en la producción o acción de la insulina. Se la relaciona con la obesidad en la mayoría de los casos y se desarrolla después de los 40 años. Es sobre este tipo de diabetes que tenemos una mayor probabilidad de actuar mediante ejercicios físicos adaptados y pensados para contrarrestar esta patología.
• La diabetes gestacional, que se puede desarrollar entre la semana 24 y 28 de gestación, debido a que existe la producción una hormona que actúa en contra del efecto de la insulina.
Para combatir los efectos nocivos de la diabetes tipo II debemos atacar el problema de raíz, que es la presencia de grandes concentraciones de tejido adiposo en las personas afectadas. De ahí que diabetes tipo II y obesidad sean enfermedades que van de la mano.
La grasa se distribuye en las personas por todo el cuerpo, pero la más peligrosa de todas en términos de salud es la abdominal. Esta se subdivide, a su vez, en grasa subcutánea superficial, grasa subcutánea profunda y grasa visceral.
Estos tejidos adiposos son de efecto altamente negativo para la salud, ya que provocan alteraciones metabólicas, como intolerancia a la glucosa, hiperinsulinemia, hipertensión arterial, aumento de los triglicéridos y del colesterol malo y también disminución del colesterol bueno, aumento de ácido úrico, etcétera (por nombrar a los efectos más conocidos). A este conjunto de sintomatologías se las conoce con el nombre de síndrome plurimetabólico.
Si tomamos la decisión de modificar nuestros hábitos de vida sedentarios y volcarnos al movimiento, todo esto se puede revertir en un altísimo porcentaje. Sin embargo debo aclarar que sin constancia no se verán los cambios.
Así como el tejido muscular necesita progresión para su incremento, el tejido adiposo necesita progresión para su eliminación. De nada sirven las dietas mágicas o aparatos milagrosos, ni las costosas operaciones de liposucción o lipoescultura sino modificamos nuestros hábitos de movimiento y alimentación.
Está comprobado que una disminución brusca del tejido adiposo y del peso corporal trae consigo más trastornos que beneficios. Es que nuestro sistema nervioso (y nuestra propia imagen corporal) necesitan de un tiempo determinado para adaptarse a su nueva forma. Es por ello que se aconseja un máximo del 10% de pérdida del peso corporal cada seis meses (que es lo que demora nuestro sistema nervioso en asimilar la nueva imagen corporal). Es decir que una persona de 80 kilos no debería perder más de ocho kilos en seis meses. Eso da un promedio de 1.3 kg por mes, unos 250 a 350 gramos por semana.
Ejercicio versus sedentarismo
Para producir una disminución del tejido adiposo, en primer lugar debemos comenzar a salir del sedentarismo, que, como dijimos, es una elección nuestra cada día.
Existe un dicho común que reza: si usted necesita salud haga ejercicio, si usted necesita bajar de peso haga dieta y si necesita bajar de peso y salud haga dieta y ejercicio.
Y esta es la clave para conseguir y preservar una salud integral. Es que el sedentarismo es incongruente con la naturaleza del hombre, y si vamos en contra de esta naturaleza nos terminaremos enfermando.
Ahora bien, para quemar grasas debemos seguir el siguiente proceso:
• Movilizar los ácidos grasos desde el tejido adiposo.
• Transportar los ácidos grasos hacia el músculo.
• Consumir ácidos grasos por parte de la célula muscular. Este proceso es comúnmente conocido como oxidación de las grasas.
Suelo repetirles a mis alumnos una frase que escuché en un curso del licenciado Mario Di Santo: ““El único quemador de grasa se llama mitocondria”. Ese es el lugar preciso de la célula muscular donde la grasa es transformada en energía para la contracción muscular.”
Detesto las publicidades de productos “mágicos” que dicen, por ejemplo, que en forma totalmente natural perderás tres kilos de peso en una semana. La única manera de eliminar la grasa es a través de la dieta y el ejercicio físico.
Somos nosotros, los profesionales del ejercicio físico y del movimiento (junto a un equipo interdisciplinario de médico, endocrinólogo, psicólogo y nutricionista), quienes debemos guiar a las personas para que logren sus objetivos de salud. Salir del sedentarismo es una cuestión no sólo de movimiento cuantitativa, posible de calcular en minutos y horas, sino también y por sobre todas las cosas, cualitativa. Es decir, uno debe saber con exactitud qué ejercicio darle a cada persona y cómo armar una sesión para producir verdaderamente una disminución del tejido adiposo y la progresiva recuperación del estado de salud que los afectados vienen a buscar.
Bibliografía: Fisiología Médica, de William Ganong | Apunte de AFA (Actividad Física Adaptada) 2008, de Mario Di Santo.
Texto: Elisa Lapenta*
Foto: Luca Bravo en Unsplash
*La autora es Profesora de Educación Física, especializada en Alto Rendimiento en Alemania y ofrece un servicio de entrenamiento orientado a deportistas de todos los niveles: tiempo libre, amateur, semiprofesional, pofesional): (0351)6225243 | @elisanoemilapenta
Deporte y Entrenamiento
Mirá el primer trailer de la serie de Netflix sobre el Tour de Francia que se estrenará próximamente

Netflix acaba de anunciar que en el curso de este año difundirá en su plataforma una serie compuesta por 8 capítulos de 45 minutos sobre el Tour de Francia, filmada durante la edición 2022 de la carrera.
En un formato parecido al de la exitosa “Formula 1: Drive to survive”, la docuserie contará desde adentro el triunfo de Jonas Vingegaard y la lucha de ocho equipos participantes: Ineos Grenadiers, Jumbo-Visma, Quick Step-Alpha Vinyl, AG2R Citroën, Alpecin-Fenix, Bora- Hansgroe, EF Education-Easy Post y Groupama-FDJ. Cada capítulo estará centrado en uno de estos equipos, aunque siempre manteniendo el hilo general de la carrera. En ese sentido, una notable ausencia sería la del team UAE Emirates, de Tadej Pogacar, ya que en su momento el equipo declinó participar del proyecto, si bien a Pogacar se lo ve bastante en un trailer con imágenes muy potentes y dramáticas del Tour, completamente diferentes a lo que solemos ver en las imágenes de la TV.
Por ahora, el título que muestra Netflix en su plataforma es “Tour de France: Unchained” (Desencadenado), aunque al final del trailer aparece un título en francés “Tour de France: Au coeur du peloton” (Dentro del pelotón).

Deporte y Entrenamiento
¿El término contraperalte te pone un poco nervioso?
Uno de los obstáculos que con frecuencia nos hacen morder el polvo en el mountain bike, el contraperalte. Las mejores líneas para superarlo, la posición de nuestro cuerpo, la distribución del peso y el uso apropiado de los frenos.
Llegás, estás por empezar a entrenar en un nuevo circuito de XC, te cruzás con otros corredores y aprovechás para preguntar que tal es el circuito, qué características tiene y demás, todo como para evaluar la presión de tus ruedas y prepararte un poco psicológicamente. El relato va bien hasta que escuchas la palabra, sí, esa palabra, la que te descoloca, la que te pone nervioso porque ya sabes cuánto te cuesta resolver eso, y empezás a recordar cuantas veces has terminado en el suelo por no dominar el contraperalte u off-camber.
Te dicen que en esas secciones con peralte negativo bajes con cuidado, porque además son en descenso y encima sabés que esas partes se van a ir soltando aun más con el paso de los corredores…
El término se refiere a un sendero que está inclinado, no hacia delante, es decir en descenso, no hacia atrás, como en un ascenso, sino de lado.
Por dónde y en qué posición
La regla básica para atravesar una sección off-camber es intentar ir por la parte más alta. Es decir, trazar nuestra línea lo más recta posible, siempre que podamos, e intentar permanecer en lo más alto de la sección inclinada. En el caso de que nuestras ruedas derrapen, el estar en lo más alto nos permitirá contar con un mayor margen para derrapar y seguir sobre el sendero.
La segunda regla, también básica, es la distribución del peso de nuestro cuerpo sobre la bici.
Para lograr una distribución adecuada de nuestro peso debemos fijar un concepto aun más básico, y es el de la posición sobre la bicicleta, cuya eficacia nos la puede asegurar un bikefitting, buscando con él el balance biomecánico entre aerodinámica, eficiencia y confort y entre el control sobre la bici y la eficiencia del pedaleo. Un bikefitting adecuado nos permitirá adoptar una serie de posiciones y por tanto desarrollar una gran cantidad de gestos técnicos.
Volviendo a la segunda regla básica, la distribución del peso busca siempre una mayor adherencia y tracción para ganar velocidad. Con lo cual exigir de forma equitativa a nuestras cubiertas trasera y delantera será la clave.
Por lo general, en una sección off-camber que no requiera de pedaleo nos mantendremos parados sobre los pedales, con las palancas horizontales y poniendo buena parte del peso sobre el manubrio. Solo así lograremos una correcta distribución del peso y además estaremos preparados para lo siguiente en nuestro camino.
El ir parados sobre los pedales nos permitirá además un mayor rango de movimientos, si es que necesitáramos recentrar nuestro peso, o cambiar de dirección, o bien afrontar un pequeño drop durante la sesión off-camber.
En general y en un nivel de iniciación, inclinar la bicicleta tratando de vencer la sensación de derrapar solo hará que derrapemos.
Hoy en día las cubiertas de las bicicletas tienen características increíbles, y si a esto le sumamos la posibilidad de elegir la presión adecuada para nuestro peso, el terreno y las condiciones climáticas, estaremos de seguro sacándoles el máximo provecho.
Si observamos a un rider profesional de DH de nivel mundial, veremos que en secciones off-camber, incluso con raíces, barro y en curva, hacen algo bastante diferente. Ellos inclinan la bicicleta al mismo tiempo que mantienen su cuerpo prácticamente recto, perpendicular al suelo, presionando con fuerza el pedal del lado de fuera de la curva. Todo esto vale… para ellos, y en ocasiones también fallan.
Los frenos
La regla básica numero tres y por cierto la más difícil de cumplir es la del uso apropiado de los frenos. En general la tendencia de utilizar el freno trasero más que el delantero es la más común. Pero si hacemos esto, por lejos no estaríamos aprovechando al máximo la potencia de frenado y además perderíamos el control de nuestra rueda trasera en forma habitual. La clave está en dejar que nuestras ruedas sigan girando aun cuando queramos frenar. Se trata de hacer uso de los frenos de manera tal que, si nuestro objetivo es detener la bicicleta en el menor tiempo posible, presionemos los mandos de freno tanto como sea posible pero evitando a la vez que las ruedas se bloqueen y derrapen.
Para poder alcanzar este punto, el de la potencia máxima de nuestros frenos, debemos realizar varias pruebas, probando en diferentes terrenos, con diferentes grados de inclinación, durante los descensos inclusive, bajo diferentes condiciones climáticas y con diferentes presiones de neumáticos. Esta es la única manera de aprender dónde está la delgada línea que divide la potencia máxima de frenado y el derrape.
Un uso apropiado de nuestros frenos en una sección off-camber sería ni más ni menos que aplicar el siguiente criterio. Paso uno, evaluar si necesitamos reducir la velocidad en esta sección. En caso de ser necesario reducirla, evaluar si podemos frenar antes de entrar a la sección off-camber, para así evitar tener que hacerlo allí, donde la frenada será menos eficiente. Paso dos, en caso de no poder frenar antes de la sección off-camber, lo ideal será presionar suavemente los frenos, permitiendo así que nuestras ruedas continúen girando. Una rueda que gira nos permite elegir nuestro camino, inclusive en una zona off-camber.
La salida
Dichas las reglas básicas, aquí va un consejo.
Siempre en el ciclismo es importante fijar nuestra atención en la salida del obstáculo. Esto nos ayudará a fijar la vía de escape y la trayectoria que debemos trazar para alcanzarla. Si logramos hacer esto, estaremos transitando sobre la pendiente utilizando la capacidad propioceptiva, (sintiendo y reaccionando en consecuencia de…) Esta es la manera de mantener el equilibrio cuando caminamos: al sentir que nuestro pie pisa una superficie oblicua, compensamos con nuestras articulaciones de tobillo, rodilla y cadera el peso de nuestro cuerpo.
Lo mismo sucede en la bicicleta.
Será mucho más sencillo entonces enfocarnos en un punto más lejano con nuestra vista que si nos guiamos exclusivamente mirando como pasa el sendero bajo nuestras ruedas.
Contraperalte con curva
Veamos ahora qué pasa cuando enfrentamos curvas sin peralte o peralte negativo. En este caso, a todos nos ha pasado terminar en el suelo después de que la rueda delantera, la trasera o ambas hayan derrapado… Le podemos echar la culpa a la meteorología, a la bici o a lo que queramos, pero lo más probable es que haya sido por falta de técnica y esto se acentúa cuando no hay peralte en una curva y queremos doblar a más velocidad de la que deberíamos.
Recordá, cuando tomes una curva: cabeza levantada y mirada al frente, frená antes, no durante la curva, y no bloquees la rueda trasera, algo que puede parecer eficiente pero no lo es. Bajá el centro de gravedad siempre que puedas, hacé los cambios antes de entrar a la curva, no después,
Con buena técnica vas a salir de la curva a más velocidad, pero no te olvides de hacer una reducción en tu relación de transmisión. Al llegar fuerte a una curva, muchos corredores se olvidan de hacer los cambios de velocidad necesarios para estar preparados a la salida y quedan con un cambio demasiado pesado, y eso les demanda más energía para ganar velocidad de nuevo. Una vez más, la clave es anticiparse, teniendo en cuenta lo que viene a continuación.
Y por último, poné tu peso en el pedal exterior.
Además, no podemos olvidar de que si la curva es en una sección off-camber, debemos realizar una combinación de los tips anteriores y los conceptos básicos de como tomar una curva.
Por Alejandro Palma: Coach UCI | (54-9-11)6362-2940 | consulta@alejandropalmateam.com | www.alejandropalmateam.com
Deporte y Entrenamiento
Psicología y deporte: Entrenar es construir autoestima
Medidor de cadencia de pedaleo, potenciómetro que disocia la lectura en watts de la pierna derecha y la pierna izquierda, GPS con todos los datos que un entrenador pueda necesitar, zapatillas para pisada prona, neutra o supina, cinturones de hidratación ergonómicos y reproductores de música sumergibles, ¡y sin cable! Podría completar cinco páginas enumerando todos los avances tecnológicos aplicados al deporte en los últimos años. Nos empecinamos casi de manera irracional en tener todo esto y más, pero nos olvidamos de lo más importante: nuestra fortaleza mental al momento de entrenar y competir. De nada nos sirven las ruedas tapadas y el último cuadro de fibra de carbono si al momento de ponernos el número en una carrera temblamos como una hoja.
Somos, en esencia, una unidad bio-psico-intelectual. Nuestro rendimiento no depende exclusivamente de la preparación física, sino también de nuestro perfil psicoevolutivo. Si bien la psicología del deporte es una ciencia relativamente nueva, su relevancia es cada vez mayor en el rendimiento. La mente es la herramienta más poderosa tanto en entrenamientos como en competición. Por lo tanto es importante empezar a cuidar los detalles que hagan que su rendimiento —al igual que el físico— sea óptimo y nos impulse a dar lo mejor de nosotros mismos.
Existen diversas variables psicológicas, como las emociones, la ansiedad, la motivación, los recuerdos asociados y la percepción del esfuerzo, entre otras. El manejo de ellas constituye lo que hoy se conoce como personalidad resistente y que nos hace capaces de gestionar adecuadamente las percepciones personales influyentes en el rendimiento: el control, el compromiso y el desafío (en el ámbito del entrenamiento esto se conoce como CCD). Si aprendemos a manejar bien estas variables potenciaremos la posibilidad de éxito al luchar por nuestros objetivos.
Fortaleza mental
Para los psicólogos del deporte es un reto estudiar las razones y causas involucradas en el rendimiento de los deportistas de excelencia. Uno de los conceptos centrales que el área de la psicología del deporte ha aportado es el de fortaleza mental.
Algunos autores se refieren a este término como una habilidad y otros como un conjunto de habilidades. Jim Loehr la ha definido como la habilidad para desempeñarse de manera consistente en el rango superior de sus talentos y habilidades, sin importar cuáles sean las circunstancias competitivas (Loehr, 1994). Para Ureña (2005) la fortaleza mental se manifiesta en la capacidad del deportista para controlarse emocionalmente cuando pierde o juega mal, para aceptar la crítica sin sentirse lastimado y para permanecer al pie de la batalla sea cual sea el resultado. En cambio, para Greswell (2007), la fortaleza mental se refiere a las habilidades psicológicas de un deportista que suponen una ventaja para su rendimiento.
Otra definición de fortaleza mental es la que propuso Luis Humberto Serrato en el III Congreso Iberoamericano de Psicología del Deporte de Bogotá, en 2010. Para él, se trata de “el conjunto de habilidades psicológicas y estrategias efectivas de afrontamiento que posee un deportista para controlarse perceptiva, cognoscitiva y emocionalmente ante todas las situaciones estresantes propias de la competencia como los momentos críticos, su propio rendimiento, el resultado y los factores externos adversos (familia, entrenador, público, jueces y rivales), para sobreponerse y responder con sensación de reto deportivo.”
Esta concepción se atribuye a deportistas que ante situaciones estresantes muestran un completo control de sus emociones y responden con alta eficacia al desafío deportivo.
Si bien es un concepto amplio y que incluye numerosas variables psico-emocionales, podemos resumir que la fortaleza mental es ni más ni menos que el afrontamiento adaptativo al estrés en competencias y en situaciones de entrenamiento. Cuando mis deportistas me dicen que no tienen ganas de entrenar o no se sienten bien, suelo recomendarles que igual salgan a la ruta, ya que cuando no se entrena el metabolismo se entrena la voluntad. La personalidad resistente de un deportista se talla semana a semana, mes a mes, año a año de manera simultánea con las adaptaciones fisiológicas.
Personalidad resistente y resiliencia
Hace poco más de 40 años apareció el término de personalidad resistente (aportado por Maddi y Kobassa y sus alumnos de la Universidad de Chicago hacia fines de 1970), que hace referencia a una mezcla interrelacionada de actitudes indispensables y no excluyentes de compromiso, control y desafío (CCD). Estas tres logran que la persona convierta una circunstancia estresante en un escenario de desarrollo y crecimiento, en lugar de ser una situación debilitante. En este sentido la personalidad resistente percibe las situaciones estresantes como menos estresantes y modera los efectos del estímulo estresante, facilitando estrategias adaptativas. Según Peñacoba y Moreno (1998), la personalidad resistente se puede aprender a cualquier edad.
Debemos aclarar, sin embargo, que no debiéramos confundir estrés con trauma. El trauma es algo mucho más profundo y se denomina resiliente a aquella persona capaz de afrontar situaciones traumáticas con comportamientos -a priori- paradójicos e inesperados (en el buen sentido). Son aquellas personas que no se desaniman ni se dejan abatir ante situaciones traumáticas de vida, que dan respuestas altamente positivas al enfrentar la adversidad y siguen desenvolviéndose y viviendo a menudo a un nivel superior, como si el trauma hubiese desarrollado en ellos recursos latentes insospechados (Menciaux, Vanistendale, Lecomte y Cyrulink, 2001).
Como podemos apreciar, los conceptos de personalidad resistente y resiliencia están íntimamente ligados entre sí. Y ambos son conceptos de formación dinámica que resultan de un proceso fruto de la interacción propia del individuo y su entorno. Llevado al plano deportivo, poder contar con estos dos valores (personalidad resistente y resiliencia) es de una importancia fundamental en el rendimiento, ya que de por si aquel deportista capaz de adaptarse de manera más rápida y mejor a las adversidades de la competencia podrá echar mano a las estrategias más adecuadas para salir airoso de dichas situaciones.
Una competencia es percibida como un factor altamente estresante para el deportista. Si a ello le sumamos la aparición de algún imprevisto de último momento (desde un desperfecto mecánico en nuestra bici momentos antes de largar, hasta haberse olvidado la caramañola o el inflador), sólo quienes estén “preparados” desde el plano psíquico y mental podrán sobreponerse, adaptarse y actuar. Y todo esto en solo cuestión de minutos. De nada sirve perder el tiempo pensando en si la situación nos favorece o nos perjudica. La situación “simplemente es” y ante ella debemos actuar, ¡resolver!, potenciando al máximo nuestras capacidades, tanto físicas como psíquicas y volitivas.
Sobrevive el que se adapta
Me es imposible terminar este articulo sin hacer una referencia directa a la situación actual que estamos atravesando a nivel mundial. Durante la primera etapa del aislamiento estricto quedó puesto en relieve quién tenía personalidad resistente y resiliencia. Solo quienes se adaptaron rápidamente a la nueva situación de encierro, quienes no perdieron demasiado tiempo sumergiéndose en el miedo y la incertidumbre (o si lo hicieron fue arriba del rodillo, pedaleando), solo este tipo de deportista fue el que salió airoso del encierro y estuvo más y mejor preparado para volver a las rutas. En el caso de mis alumnos solo un 10 por ciento bajó los brazos y se entregó, mientras que el 90 por ciento restante la siguió peleando (¡se adapto!).
Aun con muchísimos más miedos que certezas, con estados de ánimo que tambaleaban, haciendo pie de modo intermitente, con fortalezas y debilidades. A esto le llamo yo tener personalidad resistente. Y esta capacidad permanente de adaptación a circunstancias cambiantes tiene su anclaje sin dudas en la fortaleza mental, parte constitutiva del rendimiento deportivo. Y al igual que las capacidades físicas, las capacidades psicológicas se trabajan, se entrenan, se construyen.
Y como todo proceso, lleva tiempo ¡Mucho tiempo! Y estos tiempos son innegociables.
Ejemplos de carne y hueso
Así como para producir adaptaciones aeróbicas estables y duraderas se necesita determinado tiempo de proceso, construir un deportista íntegro también requiere de tiempos, experiencias, situaciones, kilómetros y horas. Me permito citar un claro ejemplo de todo lo expuesto y es una alumna que llegó a mí en mayo del 2007. Natalia Margara en ese entonces sólo competía de forma amateur en carreras locales de mountain bike. Cuando comenzó le pregunté cuáles eran sus objetivos, hasta dónde se atrevía a soñar. Y me respondió: “Quiero mejorar mi rendimiento y algún día correr un triatlón, pero no sé nadar.” A partir de ahí, año tras año fuimos mejorando. Tres años después fue segunda en la general femenina del Desafío al Valle de Río Pinto. Corrió numerosas carreras de aventura a nivel nacional, posicionándose siempre entre los primeros. Paralelamente a ello tomaba clases de natación y comenzó a sumar horas de nado. Durante todo ese tiempo, Natalia se separó de su esposo, tuvo problemas con sus hijos y hasta afrontó una operación de corazón (de la cual salió bien, gracias a Dios). Todo lo hizo sin desánimo, etapa por etapa. Hasta que en mayo de 2015 logró un segundo puesto de categoría en el Ironman de Florianópolis que le valió la clasificación al mundial de Hawaii. Creo que no queda mucho por agregar. Natalia es sin dudas un claro ejemplo de fortaleza mental, personalidad resistente y resiliencia, todo en uno. Pero esto lo logramos en nada más ni nada menos que ocho años.
En el 2016 clasificó nuevamente a Hawaii, pero esta vez en la modalidad X-Terra, y en 2018 logró en Pucón la clasificación al mundial de Medio Ironman en Chatanooga, convirtiéndose así en la primera y única triatleta argentina amateur en participar en los tres mundiales de larga distancia.
La personalidad del deportista se forja y talla a la par que mejora su condición física. Ambas cosas van de la mano. Cuando le digo a un triatleta que tiene que hacer 200 kilómetros en una sesión, sé que el primer objetivo de esa consigna es sobreponerse a la infinidad de fantasmas que aparecen en la mente durante esas siete, ocho o nueve horas de pedaleo. O cuando un triatleta debe hacer 10 series de mil metros nadando con 2 minutos de pausa y llevarse comida (fruta o yogur) para comer entre los 6 mil y 8 mil metros. Cuando un mountain biker encara un período negro de cinco semanas y pasamos de un promedio semanal de 340 kilómetros a 550 kilómetros durante un mes y medio. Cuando un maratonista tiene que hacer tres sesiones de 12 kilómetros con 4 horas de pausa en un mismo día. En todos los casos sé muy bien que lo menos importante en este tipo de entrenamientos son las adaptaciones fisiológicas. Ese tipo de sesiones marcan un antes y un después en esa persona. Claramente, debemos tener bien en claro a quién darle semejantes cargas y a quién no. ¡Todo esto lleva años! (no meses, sino años de entrenamiento sistemático).
Tener un pleno dominio de uno mismo a todo nivel, lleva años. Quien mejor se conozca, quien más herramientas tenga y más horas de entrenamiento acumule, podrá resolver de mejor manera cualquier imprevisto que se presente tanto en una competencia como en un entrenamiento o incluso en la vida misma.
Después de todo, y aunque nos empecinemos en tener los últimos avances tecnológicos o en estudiar las más modernas metodologías de entrenamiento, el resultado depende pura y exclusivamente del vínculo y de la relación tanto entre el deportista y su entrenador, como así también del deportista consigo mismo. Lograr un objetivo depende lisa y llanamente de que el deportista se sienta capaz y convencido de hacerlo. Y me atrevo a afirmar sin miedo a equivocarme que entrenar es sinónimo de construir autoestima.
Elisa Lapenta es entrenadora de afamados deportistas de alto rendimiento | (0351)15-6225243 | elisalapentah3o@hotmail.com | h3o Sports | @elisanoemilapenta
Fuentes
– Conferencia de Luis Humberto Serrato, III Congreso de la Sociedad Iberoamericana de Psicología del Deporte, Bogotá, Colombia, 2010.
– Bonanno, G.A, Loss, trauma and human resilience: Have we underestimated the human capacity to thrive after extremely aversive events? American Psychologist, 2004.
– Godoy Izquierdo, D. y Godoy, J.F. La personalidad resistente: una revisión de la conceptualización e investigación sobre la dureza. Clínica y Salud, 2002.
– Maddi, S.R., Khoshaba, D., Persico, M., Lu, J., Harvey, R. y Bleecker, F, The personality construct of hardiness, II. Relationships with comprehensive tests of personality and psychopathology. Journal of Research in Personality, 2002.
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